Monday 8 de July, 2024

ECONOMíA | 11-07-2020 13:15

¿Riesgo de híper? Qué inflación prevén FIEL, Agis, Santander y Citibank

Algunos economistas descartan una suba de precios descontrolada, pero otros consideran que es un escenario posible aunque poco probable después de la pandemia.

Aquel país que sufra más de un 50% de inflación mensual puede declararse en hiperinflación. Como le sucede a Venezuela. Como le pasó a la Argentina en el final del gobierno de Raúl Alfonsín en 1989. Como la sufrió Alemania hace 100 años o Zambia, Corea del Norte y Zimbabwe en 2008/2009.

¿La Argentina corre ahora el mismo riesgo? Más allá de algunos economistas escandalosos que lo vaticinan sin dudarlo, los más serios críticos del Gobierno consideran que se trata de un escenario posible pero menos probable. Sostienen que Alberto Fernández y Cristina Kirchner tienen claro el impacto socioeconómico y político que una híper causaría.

En los pronósticos sobre inflación hay dos extremos, entre los que predicen que, tras el 53,8% que dejó Mauricio Macri en 2019, este año habrá una inflación menor al 40% y los que proyectan más del 60%. Aquellos economistas que no descartan una híper, aunque la juzgan menos probable, la ven para 2021, cuando se supone que pase la pandemia.

Juan Luis Bour, economista jefe de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), es el de los más pesimistas sobre el derrumbe del PBI en 2020 (prevía 12,5% antes del endurecimiento de la cuarentena porteña y del conurbano) y por eso mismo vaticina una inflación del 37,2% y no más. “Mientras mantengas la cuarentena, la demanda de pesos seguirá alta y el exceso se estacionará en depósitos. Cuando se empiece a salir, todo puede cambiar y la demanda de pesos caer. ¿Cuándo ocurre eso? Decir que tenés híper este año requiere que todo vuele por los aires entre octubre y diciembre y que no repriman en forma salvaje”, se refiere Bour a controles de precios y de cambio.

“Podés tener hipercontracción económica que vaya un poco antes de la hiperinflación. Quizá vamos a eso”, advierte Bour, aunque su previsión del índice de precios al consumidor (IPC) en 2021 sea por ahora 60,8% anual, muy alto pero lejos del 50% mensual. “La expansión monetaria actual se da con desplome de transacciones y nada explica el aumento de la demanda de pesos si no es por precaución ante la crisis e imposibilidad de transformar los pesos en otros activos que sean reserva de valor. Todo esto es transitorio. Pero podés evitar la híper secando la plaza de pesos, con tasas altas, o con un programa económico que dé confianza, como lo fueron la convertibilidad y el Plan Austral por un tiempo. ¿Eso vendría después de arreglar la deuda? El plan requiere credibilidad del policy maker (hacedor de política), algo que no parece estar disponible”, castiga Bour a Guzmán. El problema es que en la Argentina tampoco les fue muy bien a ministros de Economía impulsados por el establishment, como Ricardo López Murphy, que fuera economista jefe de FIEL en los 90 antes de su corto paso por el Palacio de Hacienda en el gobierno de Fernando de la Rúa. 

Quantum Finanzas, la consultora del ex secretario de Finanzas delarruista Daniel Marx, prevé 37,3% de inflación en 2020 y un descenso al 29,5% en 2021. “Estamos previendo inflación mensual promedio del orden del 2% en el primer semestre y del 3% en el segundo –explica Fernando Baer, economista asociado de Quantum–. Por el momento no estamos previendo escenario de hiperinflación. Si bien la emisión es elevada, hay elementos que nos llevan a descartarla por el momento: las restricciones cambiarias, la fuerte recesión y la caída del ingreso en combinación con los lags (retrasos) en que habitualmente trabaja la política monetaria, en especial en escenarios de incertidumbre como el actual, donde aumenta la demanda por liquidez por precaución”.

Soledad Pérez Duhalde, directora de la consultora abeceb, fundada por el ex ministro de Producción macrista Dante Sica, predice un 38,8% este año y una aceleración en el próximo, “aunque depende mucho de qué haga el Gobierno después de aumentar ahora 78% la circulación monetaria. “Con el consumo reprimido, tarifas y precios congelados, peluquerías y restaurantes sin reactivarse, y precios que no podés medir porque no funcionan actividades o porque los empleados del Indec no pueden salir a relevarlos, prevemos un 1,9% de inflación en junio y 3% mensual a fin de año”, explica Pérez Duhalde. 

“Para que haya híper debe darse una crisis de la balanza de pagos (escasez de dólares) porque entraste en default o en una guerra, y te quedás sin oferta porque no podés comprar bienes de afuera”, razona la analista. “Guerra no habrá, pero si hay default, hay riesgo de híper. Si vas a un populismo de IFE (ingreso familiar de emergencia) para todos, ¿quién te lo financia? Tenés riesgo de un fogonazo inflacionario y de llegar al 80% anual, porque tenés un rezago en los precios y tarifas”, continúa Pérez Duhalde, que admite que las personas perciben más inflación que la que marca el IPC porque su canasta de consumo se ha volcado más a los alimentos, que en junio se estabilizaron después de fuertes alzas de marzo a mayo. 

El banco español Santander acaba de rebajar su previsión de inflación 2020 del 43% al 41%. Cada vez que se prolonga la cuarentena, el Gobierno deja también en cuarentena la inflación, sostienen en la entidad. En sus pronósticos prevén un poco de aceleración en 2021, pero no una híper, pues consideran que esta se trata de un fenómeno de los 80 asociado a otra productividad, otros precios de commodities y a ciclos de stop and go (parates y reactivaciones de la economía) con crisis de balanza de pagos. También desestiman comparaciones con la Venezuela actual, que carga con desequilibrios macroeconómicos mucho mayores.

LCG, la consultora fundada por el senador Martín Lousteau, pronostica un 39,8% en 2020 y un 54,8% en 2021. “Este año se refleja el efecto del desplome de la actividad, el congelamiento de tarifas y salarios y el ancla cambiaria”, opina la economista jefa de LCG, Melisa Sala, más allá de la paulatina depreciación del peso oficial. “Todo eso no es más que inflación reprimida. No descartamos escenario de híper, pero no lo vemos como el más probable”, añade.

En cambio, el ex viceministro de Economía kirchnerista Emmanuel Álvarez Agis se muestra más optimista: si hay acuerdo por la deuda, la economía caería este año 7,4% y la inflación sería del 24,4%, mientras que en 2021 el PBI se recuperaría 4,2% y el IPC subiría al 30,8%. En caso de consolidarse el default del 22 de mayo pasado con el inicio de juicios en EE. UU., el PBI bajaría en 2020 un 10,3% y la inflación ascendería al 37%, al tiempo que en el año electoral la economía se recuperaría solo el 1,7% con los precios subiendo el 34%. Nada de híper para Álvarez Agis: “Por más o menos diez factores: deuda externa, reservas, inflación mensual, déficit fiscal, depósitos, tipo de cambio real. Deberían estudiar más…”.

Están quienes prevén un 65% de inflación en 2020 pero también descartan la híper, como el norteamericano Citigroup. En ese banco prevén más inflación en el segundo semestre porque opinan que al Central le resultará muy difícil absorber el “océano” de pesos una vez que baje la demanda de dinero por motivo de prudencia, los salarios se descongelen y el consumo se mueva tras la recesión. De todos modos, desestiman una híper porque cuando la economía rebote habrá mucha capacidad ociosa de la industria, alto desempleo y salarios deprimidos.

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Alejandro Rebossio

Alejandro Rebossio

Editor de Economía y columnista económico de Radio Perfil.

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