Subió la nafta pero todavía le falta

La sensación de vértigo y agobio de las colas interminables cuando los combustibles escasearon por una sola semana en noviembre pasado contrasta con la resignación con la que los automovilistas hacen la fila para completar su carga en las estaciones de servicio. Quizás la explicación es que en una economía en la que sus precios se mueven a una velocidad de más del 25% mensual, esta suba no desentona. Pero, sobre todo, era previsible porque el litro de súper sólo guardaba relación con otro bien debidamente pisado en los úlitmos meses: el dólar oficial.

Según estimaciones del economista Salvador Vitelli, jefe de Research de la consultora Romano Group, la media histórica da, a precios actuales $830 pero con la suba reciente, el precio en CABA para un litro de nafta súper todavía está 15% por debajo ($700). Una "corrección" que todavía resulta insuficiente para alcanzar el guarismo histórico pero que empuja la inflación por su gran capacidad de apalancar subas en los sectores vinculados, especialmente el transporte de carga y de pasajeros.

Precisamente, según un estudio del Departamento de Estudios Económicos y Costos de FADEEAC y auditado por la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), los costos del transporte de cargas cerraron 2023 con lo que denominan un doble récord: el 28,23% de aumento de diciembre fue el porcentaje mensual más alto en los últimos 30 años y el incremento acumulado anual trepó a 248%, el doble de lo registrado en 2022 (121%), que había sido la cifra más alta en 20 años.

Otro capítulo es la también previsible actualización de precio del transporte urbano, especialmente en el AMBA donde el tramo subsidiado es el mayor del país. Ya antes de esta última suba del combustible, las entidades empresarias habían calculado que el precio nominal debería estar en los $850, considerando las diferentes bonificaciones y descuentos, valor que con la anunciada tarifa de $77 para implementarse en enero todavía queda desafasada y dependiente del flujo continuo de subsidios. Todavía valta incorporar a esta ecuación el nuevo precio del gasoil y la promesa de una nueva política de subsidio a la demanda en lugar de la oferta, para lo cual todavía no hay letra chica ni señales de cómo y cuándo se implementaría.

por R.N.