Saturday 27 de April, 2024

ECONOMíA | 21-12-2023 10:40

La era de la economía Milei: ¿éxito o fracaso?

Los primeros anuncios económicos abren muchos interrogantes sobre la viabilidad y el alcance de los recortes. Cara o ceca en la era económica Milei.

Hay dos espadas de Damocles para definir qué puede salir bien y qué, mal en materia económica en el flamante gobierno de Javier Milei. No hay mucho misterio; son las mismas variables que recorren la historia de la economía argentina desde hace décadas: inflación y dólar. Sin embargo, hay factores exclusivos en este ciclo. Por un lado, nunca se presentó una amenaza de hiperinflación con un índice tan alto de pobreza y jamás ocurrió como ahora que las familias pobres lo sean aun teniendo trabajo, incluso formal.

Para el flamante gobierno, las medidas que anunció el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, son el camino a seguir. Buscan reducir el gasto y reordenar los precios, que vienen regulados desde hace más de una década y contempla una asistencia muy modesta a los sectores más vulnerables. “Si seguimos como estamos vamos camino inevitablemente a una hiperinflación", aseguró el ministro en su breve discurso el martes. Caputo explicó lo que pasa a su manera: “la génesis de nuestro problema siempre fue el déficit fiscal. Políticamente siempre hemos sido adictos al déficit".

Caputo grabó al menos tres veces el mensaje que cambió en cinco ocasiones el horario de difusión. El fuerte del titular del Palacio de Hacienda no es estar frente a cámara, aunque al menos logró cumplir con las expectativas del equipo de comunicación presidencial y explicar más que anunciar. Ese anuncio se efectuó la misma semana en que el INDEC difundió el dato de inflación de noviembre, que ya nació muy viejo: 12,8% y acumuló 160,9% en el interanual. Alimentos y bebidas fue uno de los rubros que más aumentaron, por encima del promedio 15,7%, otro dato muy antiguo.

El banco estadounidense JP Morgan pronosticó un 60% de inflación para diciembre y enero y una caída del nivel de actividad de 3% para 2024.En la arena local, el exsecretario de Agricultura Juan José Bahillo ya vaticinó que "el kilo de asado va a costar mínimo $8.000”. Más concreto, Fernando Savore, presidente de los almaceneros bonaerenses, señaló que “el país se convirtió en un lugar de especulación terrible” y denunció remarcaciones de hasta 35% en los precios de lista.

La dinámica inflacionaria de diciembre no es alentadora pero la que se espera para enero o febrero, tampoco. Hubo un aumento del 37% en los combustibles, por citar solo algún ejemplo. Comenzó Shell con ese porcentaje, al dejarse sin efecto el acuerdo de Precios Justos. El resto de las compañías se acoplaron luego de un encuentro con el Gobierno donde reclamaron que el litro de nafta vuelva a la tradición de costar US$1. Se sabe, cada suba en los combustibles repercute enteramente en el resto de la cadena económica.

El objetivo. El Gobierno admite que habrá indicadores inflacionarios de dos dígitos en el primer trimestre y probablemente continúen así hasta junio. Creen que este camino de achicamiento en el gasto público es la única receta para evitar la hiperinflación; o “la piña” como denominó el Presidente a la híper en varias ocasiones durante la campaña. En su discurso de asunción advirtió que la Argentina se encaminaba hacia una suba de 15.000% en los precios.

En los equipos técnicos calculan que, solo por la emisión monetaria electoral (que recae en la gestión anterior pero que sigue su efecto inercial) solo entre enero y febrero habrá 20% de inflación a lo que debería agregarse el impacto de los reacomodamientos que ya comenzaron a darse desde el 10 de diciembre con el recambio gubernamental. Pero también se apuesta en materia de inflación a que los índices mensuales se ubiquen en un dígito hacia fin del año próximo, hasta 3 o 4% mensual para las proyecciones oficiales más optimistas.

El rebote de las primeras medidas fue muy diverso entre los economistas; sin embargo, hay una masiva coincidencia en que el impacto inflacionario será brutal. También coinciden en que los anuncios del martes deberán estar acompañados por una segunda ola de medidas que apunten a sostener el nivel de actividad y por esa vía generar más ingresos que es otra manera de reducir el gasto fiscal.

El fundador de Abeceb y exministro de Producción y Trabajo, Dante Sica le dijo a NOTICIAS que “las primeras medidas tienden a corregir distorsiones de precios relativos y las distorsiones que existen en la economía antes de poder iniciar un programa de estabilización. Y, en este sentido las medidas refieren a dar las primeras señales respecto de un fuerte anclaje fiscal y poder bajar el gasto público en casi 5 puntos para el año 2024, un hecho inédito en los años de democracia argentina”. También alertó que “hay que observar el impacto de estas medidas en los precios y ahí podremos discernir muy claramente cómo estaban trasladas este mayor valor del tipo de cambio a la estructura de precios”.

Para el expresidente del Banco Central, Martín Redrado, las medidas del Gobierno “no dan previsibilidad a la Argentina” y enfatizó que “este ajuste no lo va a pagar la política sino la gente” y consideró que “un programa económico debe dar previsibilidad en materia de precios y cambiaria, pero este se ha quedado solo en una parte, que es buscar el ajuste fiscal”.

También el economista Marco di Giacomo advirtió sobre el impacto en los bolsillos. Aunque calificó al ajuste como “necesario” alertó, nunca tan severo, pero también perdurable en el tiempo”, que “con esta dinámica tenemos que acostumbrarnos a convivir con a un 10% mensual de inflación durante varios meses más”. Su colega y doctor en Ciencias Sociales, Julio Gambina fue más duro. “Esto ya es una hiperinflación implantada por Milei” y proyectó un 20% de suba en los precios para diciembre y “un aza muy alta para enero y febrero inclusive”. Y alertó sobre las dificultades que podrían tener algunas universidades por concluir el ciclo lectivo 2024 debido a “que la continuidad del presupuesto 2023 ya es un ajuste brutal en sí mismo”. Enrique Szewach, uno de los economistas que estuvo en la reunión informativa del ministro Luis Caputo, reconoció que “es un ajuste brutalmente ortodoxo” y que "pretender hacer el ajuste fiscal tocando sólo a la política va a ser imposible". “No le podemos pedir a Milei que arregle en un día lo que se desarregló en 20 años”, concluyó.

Dólar, FMI y deuda. Apenas el ministro de Economía finalizó el anuncio del ajuste, el FMI emitió un comunicado en el que respaldó el plan del Gobierno. La titular del organismo, Kristalina Georgieva, indicó que recibió "con beneplácito” las medidas: “un paso importante hacia el restablecimiento de la estabilidad y la reconstrucción del potencial económico del país", sentenció.  En paralelo, la vocera del FMI Julie Kozack, dio a conocer un comunicado en el que sostuvo que “estas fuertes acciones iniciales apuntan a mejorar significativamente las finanzas públicas de una manera que proteja a los más vulnerables de la sociedad y a fortalecer el régimen cambiario".
Sin duda, entre los principales anuncios del martes la devaluación llevando el dólar oficial de $400 a $800 fue la más notoria. El objetivo del Gobierno apunta a achicar la brecha cambiaria con el paralelo y aquietar los financieros, pero hay economistas que consideran que no alcanza. Es una señal para reordenar la política cambiaria y, eventualmente salir del cepo en el futuro.   

El extitular del Banco Nación Carlos Melconian fue duro: “es un ajuste ortodoxo clásico. Más allá de que busca el equilibrio fiscal primario y luego financiero, se canjeó la motosierra por la licuadora. La pregunta es hasta dónde llega la inflación, hasta dónde la recesión", haciendo alusión al trabajo de erosión que hace la inflación sobre deudas e ingresos. Para Sica “las pautas cambiarias y financieras complementan las primeras señales fiscales con un ancla cambiaria tratando de fijar un crawling peg del 2% en los próximos meses” pero advirtió que seguramente se verá un impacto en los niveles de actividad vaticinando este drástico ajuste y blanqueo de precios y una caída de actividad muy grande para los próximos meses”.

Para el economista Lucas Carattini, los mercados respondieron con optimismo a las primeras señales argentinas y cree que, aunque “son medidas que no pueden perdurar mucho en el tiempo” traerían alivio financiero porque “los bonos en el exterior reaccionaron positivamente por la señal fiscalista y tributaria”.

Sin embargo, mientras que las entidades agropecuarias celebraron los anuncios, desde las pequeñas y medianas hubo advertencias y dudas. El presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Carlos Castagnani, señaló que la nueva cotización del dólar oficial "es la realidad” y que "son las medidas de emergencia para afrontar la realidad en un camino que la Argentina venía esquivando y tomar el camino acertado”. Por su parte, el presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA) Nicolás Pino señaló que el Gobierno "volvió a poner en valor al campo que fue discriminado a través de impuestos que solo pagamos los productores". “El camino es la unificación del tipo de cambio y la eliminación de los derechos de exportación", agregó.

PBI en picada. Los economistas parecen coincidir en el enfriamiento que tendrá el nivel de actividad económica, mientras que el Gobierno apuesta a que la curva de recuperación se visualice rápidamente, entre marzo y abril. La Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) advirtió que las nuevas medidas económicas podrían generar una "fuerte caída de la actividad" y, en consecuencia, las PYMEs registrarían "un déficit económico difícil de sostener".

El economista desarrollista y exrepresentante de la Argentina ante el BID Federico Poli fue directo. “El ministro anunció básicamente fuertes medidas fiscales de emergencia para evitar seguir en esta dirección que iba derecho a una híper”; sin embargo, consideró que “faltan detalles de implementación importantes y fundamentalmente que anuncie un programa económico global de estabilización y desarrollo (política financiera, política cambiaria, política de ingresos, política externa)” y enfatizó que “deberán incluirse medidas de alivio a los sectores vulnerables, incluidas las PYMEs”.

“Creo que en el encuadre de un programa económico global es necesario que, con ese enfoque macro, el Gobierno anuncie, inmediatamente, una ley de incentivo de inversiones y modernización del marco laboral para que permitan el dinamismo a la inversión privada y al empleo genuino”, sintetizó.

En cuanto a las inversiones de infraestructura, que son una asignatura pendiente, pero podrían demorarse por el parate que se anunció de la obra pública, hay mucha preocupación en el mercado energética por la demanda que debería sostener el nivel de actividad económica esperado, que debería motorizarse entre abril y mayo. Esto es troncal para el cambio de humor en los bolsillos, pero también para que se generen ingresos de la mano de una mayor tributación por la vía del repunte económico y esto permita que se pueda empezar a gasta algo desde el Estado por el aumento de los ingresos.

La infraestructura y la energía serán columnas verticales. El Gobierno ya anunció un aumento de tarifas y espera no tener que dar marcha atrás como ocurrió durante la gestión de Mauricio Macri. Aceleran las consultas legales en este sentido y las empresas eléctricas y gasíferas ponen su andamiaje técnico a disposición. En paralelo, hay obras de infraestructura que están en veremos y desde el Instituto Gral. Mosconi advierten sobre tres ejes claves. Su vicepresidente Gabriel Rabinovich señaló que “hay algunas obras como el Gasoducto Norte que de no concluirse provocarían un eventual colapso”. En este sentido consideró que “durante el primer semestre de 2024 podría haber riesgo de cortes (tanto residenciales como a grandes usuarios) por las tensiones de la salida de un mercado energético totalmente regulado”.

Desde una mirada más política, Jorge Lapeña, titular de ese instituto y exsecretario de Energía, alertó sobre el escenario internacional y la incidencia del cambio. “Milei debe ratificar o rectificar si es un negacionista del tema como dijo en la campaña, porque si lo ratifica nuestras exportaciones podrían sufrir penalidades por ejemplo de la Unión Europea”, advirtió.

Desafíos de una política económica que no parece ahorrar costos para lograr objetivos.  Una señal que no había margen de maniobra frente a la híper, pero una maniobra sin red: el 44% que se proyecta la medición de la pobreza para este mes podría subir hasta 20% en un año si todo marcha más lento… o no sale. La moneda está en el aire.

por Alejandra Gallo

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