¿Se nace pensando estratégicamente? El pensamiento estratégico no es tan espontáneo como suena, sino es más bien el resultado de un proceso que nos lleva a conceptualizar el por qué algo es importante, por encima de otras cosas, y cómo concretarlo en la realidad.
En el mundo corporativo, tener un business plan no es necesariamente estrategia, el business plan puede no dar respuesta a las necesidades más relevantes, puede no haber conceptualizado bien dónde y cómo llegar, entonces ¿cuál es la diferencia?. Justamente strategic thinking comienza saliendo de la zona de confort, internalizando lo que pasa afuera para idear cómo darle respuesta. Requiere tiempo: a nivel individual, a nivel de los equipos y a nivel organizacional, raramente se resuelve en una sesión de brainstorming de dos horas.
¿Qué significa pensar estratégicamente? ¿Dónde tiene más sentido colocar el tiempo y el esfuerzo? ¿Por qué?
Supongamos que somos el DT de un equipo de fútbol que está por jugar una final. La primera pregunta es:¿adónde voy y cuál es el mejor camino? El pensamiento estratégico es creativo por naturaleza y requiere de un proceso que ayude a la generación del mismo: desde la ideación hasta la ejecución.
Si soy el DT es necesario pensar cuánto tiempo dispongo hasta el juego, qué información tengo, cuál debo buscar para definir mis prioridades y próximos pasos. Analizo la configuración del próximo partido: ¿qué clima se espera?, ¿en qué cancha?, ¿cómo juega el otro equipo: son defensivos o atacantes?, ¿qué estrategia tiene mi rival?. Observo sus movimientos, luego analizo mi equipo y pienso diferentes estrategias para ganar el partido, especialmente en cómo voy a incluir al equipo en la definición de esas estrategias, y cómo voy a guiarlo para que tenga éxito.
Esta analogía aplica en el mundo empresarial, tanto a la conceptualización de cada rol como a nivel organizacional: ¿cómo conceptualizar el problema?, ¿cuál es el desafío más importante y por qué?. Hay que arrancar pensando cómo voy a alcanzar mis objetivos para identificar las preguntas claves que me ayuden a conceptualizar y evaluar las prioridades, los recursos, los tiempos, para así formular un plan de acción.
¿Es viable esta estrategia? ¿Es factible? Y si mi rival cambia su forma de juego... Mientras más escenarios se estudien, mejor preparado se estará para el partido. Sin embargo, hay que contar que en el partido se van a presentar variables inesperadas que requieren ajustar la estrategia.
Por esto, es valioso que los jugadores también desarrollen el pensamiento estratégico a la hora de tomar decisiones y corregir el rumbo: ¿qué decisiones puedo tomar? ¿cuándo y cómo debo alinear con mi líder?
En esta línea es cuando el concepto de strategic thinking cobra sentido. Si bien es un concepto conocido, su implementación no es sencilla: surgen preguntas, dudas e ideas, y si no hay una buena estructuración, la ejecución de la estrategia puede quedarse a mitad de camino.
Hoy es el día del partido, pusiste el plan en marcha, alineaste al equipo … pero la situación no es la esperada.
Revaluar la estrategia y el plan es parte del proceso: ¿qué salió mal?, ¿qué otro camino elijo para llegar a la meta?. Independientemente de cómo haya sido el resultado, lo importante es desarrollar el pensamiento estratégico de manera sistémica, para identificar mejor los caminos de acción y tomar decisiones más eficientes en cualquier momento.
Redactado por SLG, consultoría boutique de estrategia con base en Argentina y alcance a las Américas, Europa y Asia. Para contacto: Av. Juramento 2059, Oficina 404, CABA - Tel.: (+54911) 4199-9098 - Mail: [email protected].
Comentarios