Friday 29 de March, 2024

EMPRESAS | 16-01-2022 12:11

Chips en crisis: el combustible de la economía mundial

Los semiconductores se han convertido en el combustible principal para que prácticamente todas las industrias puedan operar y así abastecer un mercado de consumo mundial que no deja de crecer.

Las empresas que desarrollan y fabrican se han convertido en expertos malabaristas de este gran circo que hoy tiene en vilo a todo el mundo. La búsqueda de nuevos proveedores asiáticos y de EE.UU., que aun manejan parte del stock remanente con precios que no dejan de crecer, sumada a la incertidumbre de fechas de entregas por parte de las fábricas, son algunos de los tantos problemas que día a día van mutando en este “sálvese quien pueda”. Parece caótico, ¿no? y lo es, porque se avecinan para este año 2022 más desafíos para resolver por parte de los fabricantes de productos terminados.

Miremos la problemática desde el punto de vista del consumidor final, ¿Cuál es el impacto que está sufriendo? ¿Realmente está percibiendo qué es lo que sucede? El incremento del precio final de un producto tecnológico, ¿es significativo? Y la verdad es que se observa un gran desconocimiento del tema; el impacto por demoras en entregas o aumentos de precios difícilmente son comprendidos y relacionados con la crisis de semiconductores.

La escasez mundial de microcontroladores ha tenido efectos de gran alcance en la fabricación y el crecimiento económico de muchas compañías de seguridad electrónica. Pero sin dudas la peor crisis se observa en los fabricantes de automóviles más grandes del mundo que han tenido que cerrar fábricas y recortar la producción debido a la falta de semiconductores necesarios para el normal funcionamiento del vehículo, ocasionando pérdidas de miles de millones de dólares debido a la demora en las entregas, a pesar de la fuerte demanda.

Los fabricantes de automóviles se están preparando para un dolor de cabeza prolongado, los tiempos de espera de semiconductores se han alargado y los precios han subido. Este déficit de microcontroladores también se ha extendido a la industria de la seguridad que se encuentra en tasas de crecimiento sostenidas año a año. Cadenas de producción que se interrumpen provocando demoras en las entregas y aumento de precios en los productos finales. Durante el 2021, se estima que en Latinoamérica los precios de productos terminados de seguridad se han incrementado en dólares entre un 15 y 20%, una situación inusitada teniendo en cuenta la estabilidad de las últimas dos décadas, donde inclusive se observaban decrementos en los precios de venta de ciertos productos que componen las distintas familias de seguridad electrónica.

¿Cómo se está resolviendo esta gran crisis? Los fabricantes de semiconductores alrededor del mundo comenzaron una carrera sin precedentes para aumentar la capacidad de producción. Pero los millones de dólares que se están invirtiendo aún no están dando sus frutos. Las plantas no comenzarán la producción en masa por lo menos hasta el 2024, por lo que no ayudará a resolver la escasez inmediata.

Instalar una fábrica en Japón es el reciente plan de expansión para el jugador Taiwanés más grande del mercado TSMC, que hoy cuenta con 51.000 empleados en todo el mundo, controlando la impresión de pastillas de silicio con un market share mundial del 50%. La construcción de la nueva planta comenzará este año y la producción en masa a fines de 2024, mientras tanto, TSMC espera que su capacidad de producción se mantenga ajustada.

A principios de 2021 la compañía se comprometió a invertir US$100 mil millones en esta nueva planta con el desarrollo de nuevas tecnologías. Además, TSMC está construyendo otra fábrica de chips de US$12 mil millones en Arizona y expandiendo la capacidad de producción en Nanjing China, según indica el portal The Wall Street Journal.

 Como comentamos anteriormente, las nuevas fábricas no estarán operativas durante los próximos años, pero la inversión promete impulsar la presencia de la producción estadounidense en la fabricación de chips avanzados después de décadas de ceder terreno a ubicaciones en Asia como Taiwán, Corea del Sur y China.

La guerra geopolítica aumenta las apuestas para que los gobiernos, en particular en Estados Unidos y Europa, reduzcan su dependencia de los proveedores asiáticos y esto ha desencadenado una ola de inversiones récord en microprocesadores y ha llevado a los gobiernos a ofrecer incentivos financieros para asegurar estas nuevas fábricas.

Pero EE.UU. sigue con algunos problemas, los costos de poseer una nueva fábrica de chips son aproximadamente un 30% más altos que en Corea del Sur, Taiwán o Singapur, y son hasta un 50% más que en China, según el informe de la SIA.

Se proyecta que los fabricantes globales de chips destinarán US$ 146 mil millones totales en gastos de capital este año, aproximadamente un 50% más que antes de que comenzara la pandemia y el doble del nivel de hace solo cinco años, según la consultora Global Gartner Inc.

La tecnología avanza y no se detiene. El mundo de los semiconductores se mide en nanómetros. Cuanto más pequeño es el transistor, más nueva y avanzada es la tecnología de proceso y mayor es la cantidad de microcontroladores que se pueden fabricar en una sola oblea de silicio. Los chips fabricados mediante el proceso de 28 nanómetros o más grandes generalmente se consideran chips heredados, y los números más altos indican tecnología más antigua. Los chips fabricados mediante procesos de nanómetros más pequeños se consideran avanzados, y los chips más avanzados se producen en procesos de nanómetros de un solo dígito.

Una oblea de 5 nanómetros para chips avanzados, que permiten que las aplicaciones se ejecuten en los últimos teléfonos inteligentes como el iPhone 13, se vende por alrededor de US$ 17.000 y este precio se compara con aproximadamente US$ 3.000 por una oblea de 28 nanómetros para semiconductores "heredados" que realizan funciones más simples, como conectar dispositivos a redes wi-fi.

La instalación de "salas limpias", necesarias para garantizar que los chips se mantengan libres de impurezas, puede costar 500 millones de dólares. Una sola máquina de fotolitografía, utilizadas en los diseños de chips en una oblea de silicio, puede alcanzar los US$150 millones. Incluso los equipos de control de procesos pueden sumar US$10 millones cada uno. Las últimas fábricas proyectadas pueden contener decenas de estas máquinas.

No es difícil concluir que sin microprocesadores se ralentizará la velocidad de avances en la economía mundial y una sólida inversión de capital será clave para garantizar que la recuperación de abastecimiento se mantenga firme en los próximos dos años. Mientras tanto tendremos que aguardar la normalización de la situación, seguir resistiendo algunos aumentos de precios, administrar las demoras en las entregas y aguardar que la problemática en la logística mundial se regularice bajando nuevamente algunos costos que hoy están impactando negativamente en los precios de los productos terminados.

En simultáneo, las empresas proveedoras de seguridad electrónica tendrán el gran desafío de incrementar su eficiencia en los despachos de mercaderías, utilizando la tecnología de información de manera más agresiva, analizando más datos y pronosticando compras para abastecer en tiempo y forma a sus clientes. Por su parte, los compradores deberán estar atentos a la evolución de la crisis mundial durante este año, trabajar con stocks planificados y tener en cuenta los posibles incrementos de precios que puedan suceder durante el 2022.

Sin duda, el camino es acompañar la crisis, minimizando lo más posible el impacto negativo que pueda ocasionar en cada uno de nuestros negocios.

Diego Madeo es director ejecutivo de Garnet Technology, compañía líder en el diseño y fabricación de productos de seguridad para el hogar. 

por Diego Madeo

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