La Argentina se encuentra en una encrucijada histórica para redefinir su papel en el panorama inversor global. La Argentina enfrenta un desafío crucial: como atraer y retener inversiones en un contexto global cada vez más competitivo y cambiante. La clave radica en dos aspectos principales. Primero, en factores difíciles de controlar, como los marcos regulatorios y las condiciones macroeconómicas, que definen la capacidad de una nación para generar un ecosistema que potencie el talento local y atraiga capital extranjero. Segundo, en la necesidad de asumir un liderazgo activo para crear las condiciones que permitan a los argentinos estar al frente del desarrollo de un ecosistema inversor cada vez más robusto. La pregunta que surge entonces es: ¿Qué lugar debería ocupar la Argentina en el ecosistema inversor?
Contexto global
El escenario global actual presenta retos y oportunidades. La pandemia y la crisis económica aceleraron transformaciones en diversas industrias, modificando el comportamiento de los inversores. Según datos de Naciones Unidas, la inversión extranjera directa (IED) global cayó un 35% en 2020, el nivel más bajo desde 2005. No obstante, sectores como la tecnología, donde Argentina tiene una oportunidad única, han mostrado una rápida recuperación.
El crecimiento de la economía digital, la transición hacia energías renovables y el auge del comercio electrónico – por mencionar solo algunos- también presentan a nuestro país como un destino atractivo si se aprovecha el talento local. Contamos con una base sólida en tecnología y ciencia, con un ecosistema emprendedor vibrante que ha dado lugar a unicornios como Mercado Libre, Globant y OLX. Estos casos de éxito demuestran que, con las políticas adecuadas, la Argentina puede atraer inversiones significativas en sectores de alto valor agregado.
Pero hay otro factor clave. Si consideramos que actualmente existen 250 billones de dólares que pertenecen a argentinos y que están dando vueltas por el mundo, ¿Cómo se apalanca inteligentemente ese dinero que están afuera del país para generar un ecosistema de 5.000 billones que pivotee sobre el talento local? ¿Cómo generamos las condiciones para que sea el argentino quien lleve esas inversiones adelante? La solución a este interrogante es crucial para que el país no solo atraiga capital externo, sino que también canalice sus riquezas propias de manera efectiva.
Estabilidad y previsibilidad. Uno de los principales desafíos que enfrenta la Argentina entonces, es generar un entorno estable y predecible para los inversores. La volatilidad macroeconómica y las fluctuaciones políticas han sido históricamente un obstáculo. Sin embargo, recientes esfuerzos por parte del gobierno y el sector privado para estabilizar la economía y crear un marco regulatorio más claro están comenzando a rendir frutos.
La creación de un entorno favorable para las inversiones depende no solo de factores económicos, sino también de la capacidad del país para ofrecer seguridad jurídica, transparencia y eficiencia en la gestión pública.
Nuevo paradigma inversor. Dicho lo anterior, otra pregunta clave es: ¿cómo construimos un ecosistema inversor argentino liderado por argentinos? Para alcanzar este potencial, es crucial que los argentinos asumamos un rol de liderazgo en el desarrollo de este ecosistema. Esta cuestión es central para que Argentina no solo atraiga inversiones externas, sino que también empodere a sus ciudadanos para que seamos protagonistas en la construcción de un futuro económico más sólido.
Nadie duda de que el talento argentino es uno de los activos más valiosos del país. Se sabe que los países que invierten en educación, ciencia y tecnología tienden a tener una mayor capacidad para atraer inversiones de calidad y generar innovación. Sin embargo, la fuga de cerebros sigue siendo un desafío. Por lo tanto, debemos desarrollar políticas que fomenten la retención del talento –sobre todo en crisis como las actuales- y creen un entorno favorable para el emprendimiento y la innovación. Esto no solo atraerá inversiones, sino que también permitirá al país posicionarse como un hub de innovación regional
Ecosistema sostenible. En conclusión, Argentina tiene una oportunidad única para redefinir su papel en el panorama inversor global. Por ejemplo, la realización del RepensAR Summit, el próximo 10 de septiembre, es un paso en esa dirección, permitiendo un espacio de diálogo y reflexión entre los principales actores del sector.
El camino hacia un ecosistema inversor sólido y sostenible no será fácil, pero los beneficios potenciales son enormes. Es hora de repensar el futuro y de construir una Argentina que sea protagonista en el escenario global, liderada por argentinos que asuman el desafío de desarrollar un ecosistema inversor potente.
(*) Por Ramiro Juliá, CEO de Americas Capital Investments y Francisco Sosa del Valle, CEO de Bunker y Organizadores de RepensAR Summit.
por Ramiro Juliá y Francisco Sosa del Valle
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