Tuesday 3 de December, 2024

EMPRESAS | 15-02-2023 07:55

Ritmo recalculado

La suba de la tasa de interés coronó el cambio de exectativas para las grandes empresas tecnológicas globalizadas y dispararon la ola de despidos por la desaceleración.

Uno de los temas centrales que nos acompañará durante el 2023 es el referente a las reestructuraciones de las empresas tecnológicas. Luego del último anuncio de Google de reducir el 6% de su fuerza laboral global (12.000 empleados), los ajustes en las empresas tecnológicas aún no dan señales de frenarse. No sorprende que las promesas de crecimiento de las empresas tecnológicas lleguen a una madurez (hablamos bastante de esto con Natalia Weisz en nuestro libro “Strategy as Leadership”).

Tal vez lo más curioso es el movimiento sincronizado, ya que dentro de los despidos hay negocios con dinámicas de difusión muy diferentes como la de los buscadores, servidores, o video on-demand. El lado “positivo”, si podemos ver algo bueno en los despidos masivos, es que la demanda de talento para ciertos puestos no estará tan caliente, mejorando las posibilidades de contratación por parte de empresas medianas localizadas en Latinoamérica. El lado negativo es que el aumento del desempleo contribuye a acelerar la probabilidad de recesión en Estados Unidos. Por más que se reporte un mercado laboral muy sólido, estos despidos son un claro nubarrón en el horizonte. Contrario a las expectativas, en los últimos meses el mundo vio un aumento de la liquidez global y para que se produzca una recesión debe haber un fuerte desarreglo en algún lugar de la economía y un detonante.

Dado que en Estados Unidos no es claro que haya una burbuja inmobiliaria fuerte (la mayor parte de los créditos están a tasas fijas previas a las subas), el candidato para generar la recesión es el mercado accionario. ¿Cuál sería el detonante? La suba de tasas es un gran candidato.

Entender la evolución y perspectivas de los gigantes tecnológicos globales reviste un especial interés dado su impacto en la actividad económica global y el modo en que las personas interactuamos. Sobre todo los oligopolios globales como Alphabet (Google), Amazon, Meta (Facebook), Microsoft, y Apple (aunque es de otra naturaleza de negocio), marcan el pulso del mercado accionario y son la plataforma sobre la que más interactúan empresas e individuos. Por ejemplo, desde hace unos años el tiempo promedio que pasamos las personas en redes sociales se ha estabilizado en algo más de 140 minutos diarios, generando para estas compañías bases instaladas que se miden en miles de millones de usuarios.

El 2022 pareciese haber sido un año oscuro para estos gigantes. En los últimos meses Alphabet despidió 12.000 empleados, Amazon unos 18.000, Meta unos 11.000, y Microsoft 10.000. ¿Es esto muy grave? ¿Está su situación competitiva amenazada?  El valor de mercado de muchas de estas empresas se ha desplomado desde sus máximos, con valores que llegan el 50% para Meta. Desde esta perspectiva, la corrección ha sido brutal y los medios especializados dan alguna señal de alarma.  Sin embargo, hay una mirada alternativa, que la reporta, a su manera provocadora, Scott Galloway: los despidos son apenas una pequeña proporción de las contrataciones realizadas desde la pandemia (ver gráfico adjunto) y el análisis que se hace de estos datos es “más espectáculo que sentido”.  Apoyando la lectura de Galloway, entiendo que habría cuatro elementos que explicarían el ajuste del valor de las acciones: 

1️⃣ El movimiento en manada, con poco análisis, de ahorristas minoristas apoyados en nuevas plataformas tecnológicas. 

2️⃣ El miedo a la recesión global (que aún no pasó). 

3️⃣ Un exceso de contrataciones por el movimiento al mundo digital causado por el COVID. 

4️⃣ El acercarse a la madurez de muchos de los negocios de estas empresas, con cambios estructurales en las expectativas de crecimiento.  El tema es que ninguno de estos elementos tiene la fuerza para cambiar la estructura competitiva de estos oligopolios (o monopolios). Tal vez la lectura de largo plazo que convenga hacer es la de descontar algo a la baja los flujos de los oligopolios. Puede que crezcan menos y ahora no cubran las expectativas del mercado, pero a medida que pase el tiempo, es probable que se estabilicen sus flujos en posiciones dominantes muy sólidas.

*Economista, profesor del IAE/Austral

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por Roberto Vassolo

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