Si hubo una nota distintiva de la pandemia en la vida económica fue la clausura de la actividad del sector turístico. Durante casi dos años un mercado que había venido creciendo en el último medio siglo por encima del promedio del resto de los rubros, colapsó. A partir de la paulatina normalización, 2022 fue el año bisagra en que se retomaron niveles de ocupación, pero también se empezaron a delinear nuevas tendencias en un contexto en que la crisis del COVID imprimió su huella.
Recuperación. A nivel global, según el último Barómetro del Turismo Mundial, de la Organización Mundial del Turismo (OMT) las llegadas de turistas internacionales aumentaron 133% entre enero y septiembre de 2022 en comparación con el mismo lapso de 2021, que implica un 63% de los niveles de 2019. En el tercer trimestre de 2022, se registraron 340 millones de llegadas internacionales, casi el 50% del total de los nueve primeros meses del año.
Brasil, por ejemplo, uno de los destinos internacionales preferidos de los argentinos, creció exponencialmente: si se compara diciembre de 2022 vs 2021, Río de Janeiro creció un 419%. Los números del turismo receptivo en ese intercambio también son positivos: en diciembre pasado ingresaron casi 10 mil brasileros al país por la empresa Despegar: 171% más que en 2021.
Respecto al tráfico aéreo en Argentina, en 2022 aún no se alcanzaron los números de 2019: según cifras de la ANAC, el tráfico aéreo total en Argentina (cabotaje más internacional) fue de 21,6 millones de pasajeros, 167% más que en 2021, pero un 28,4% menos que 2019.
Nuevo impulso. La consultora Ximena Díaz Alarcón, directora de YOUNIVERSAL, señala que encuentra en sus estudios que, a nivel nacional, 8 de cada 10 consumidores argentinos entre 20 y 65 años, dice estar pensando en las vacaciones, se las puedan tomar o no. Además, que 4 de cada 10 declaran que piensan todo el tiempo en irse de vacaciones, tanto por disfrute como por buscar formas de descomprimir, relajar y compensar las tensiones de la vida cotidiana. “Los viajes dentro del país se imponen como ‘descubrimiento’ post pandémico, tanto por cercanía como por costos y el Sur surge como destino privilegiado, además de la Costa”, describe. En ese sentido, indica que 6 de cada 10 argentinos declaran que descubrieron nuevos destinos locales luego de los últimos veranos, donde las condiciones sanitarias habían limitado la posibilidad de viajar. En síntesis, apunta a que crece la utilización del auto, el dólar más caro y el cambio del paradigma de vacaciones lleva a viajes más cortos, frecuentes y a lugares más cercanos.
Paula Cristi, gerente general de Despegar para Argentina y Uruguay, en este principio de año ya se observan ciertos hábitos de viaje que se hicieron presentes a lo largo de 2022 y se posicion an como tendencia para 2023. “De acuerdo con un análisis que realizamos en Despegar, los centennials y millennials serán quienes más invertirán en viajar. Esto se debe principalmente a que la intención de viaje es más fuerte en estas generaciones: son quienes disponen de las mejores condiciones para ser nómades digitales y trabajar vía remota desde cualquier destino”, explica.
A su juicio, las conductas y preferencias de los consumidores, los hábitos de viaje y la forma de comprar turismo son tan sólo algunos de los cambios producidos en el último tiempo. “Tras el contexto pandémico, los consumidores privilegian el ‘aquí y ahora’: disfrutar de pequeños o grandes momentos aporta a una mejor calidad de vida. La gente quiere volver a viajar y más que nunca, a disfrutar y nosotros somos la industria que más tiene para ayudarlos a cumplir este deseo”, destaca.
Finalmente, concluye que los viajeros actualmente esperan mucho más que solo destinos e itinerarios, en nuevas tendencias como el ‘bleisure’ (viajeros de negocios que aprovechan los viajes para disfrutar o ver a su familia y alquileres más extensos para aprovechar modalidades de trabajo remoto).
Destinos. Tres factores alteraron en la pospandemia, el horizonte del sector. En primer lugar, la incertidumbre por el continuo encarecimiento del “dólar turista”, aquel tipo de cambio al cual se liquidan todas las actividades en este segmento. Entre la aceleración de las minidevaluaciones y la implementación de más impuestos (el último originó el rápidamente bautizado “dólar Qatar”). Luego, en otro giro del torniquete del cepo cambiario, la imposibilidad de financiar viajes al exterior, que directamente sacó del mercado a buena parte de la demanda pero que coexistió con la implementación de las distintas versiones de los programa Previaje. Y finalmente, la omnipresencia del fenómeno Mundial de Fútbol, que postergó decisiones de compra hasta la gran final.
Pablo Aperio, director de Travel Services y con años en el mercado, también observa una nueva tendencia en el consumo de servicios. “Antes de 2020 había más autogestión y luego de haber vivido reprogramaciones y novedades en la pandemia, se valora más un asesoramiento personal que aborde detalles de contingencias sanitarias, de seguridad, alternativas en vuelos y servicios terrestres”, comenta. También que el encarecimiento del turismo internacional fue acomodando la elección de destinos pero no la duración del viaje: por eso en este verano subió mucho la valoración de Brasil, Uruguay y Chile, ya que entre otras cosas, son accesibles por sus propios medios. Otro tanto ocurre con el turismo local, mucho del cual ni siquiera pasa por una agencia ya que se van acomodando a los fines de semana puente y otras escapadas. “Todo se va adecuando, pero luego de vivir la pandemia, si algo aumentó es la ansiedad por viajar y aprovechar el tiempo libre”, concluye. Mutaciones que llegaron para quedarse.
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