¿Por qué comemos de más cuando estamos estresados?
Los expertos señalan que muchas personas tienden a sobrealimentarse no solo por hambre física, sino como una forma de lidiar con el malestar emocional. Ingrid explica que esto ocurre especialmente en individuos con un estilo afectivo vulnerable, caracterizado por:
• Alta sensibilidad al estrés: Tienden a anticipar situaciones negativas y a sentirse ansiosos con facilidad.
• Dificultad para regular emociones: Les cuesta manejar las emociones negativas, lo que los lleva a buscar alivio en la comida.
En este sentido, el acto de comer funciona como un mecanismo de “confort” que ayuda a reducir temporalmente la ansiedad, aunque a largo plazo puede generar sentimientos de culpa o frustración.
Muchas personas que hacen dieta crónicamente tienen un sistema emocional que les dificulta manejar la ansiedad que surge cuando perciben una amenaza a su autoestima o imagen corporal. Estas personas suelen alternar entre restringirse demasiado y luego sobrealimentarse, lo que a menudo empeora la situación.
Cuando enfrentan estrés crónico, algunos comedores emocionales:
1. Usan la comida como escape: El acto de comer se convierte en una distracción de emociones difíciles como el miedo al fracaso o la inseguridad.
2. Asocian el rompimiento de la dieta con fracaso personal: Esto refuerza un ciclo negativo donde la ansiedad y la culpa aumentan, lo que lleva a más sobrealimentación.
El rol de la ansiedad en la obesidad
En los comedores emocionales, la ansiedad juega un papel crucial:
• Aumenta el consumo de alimentos: La comida actúa como un ansiolítico, reduciendo temporalmente el malestar emocional.
• Amenaza la identidad personal: Cuando situaciones estresantes afectan su autoestima o imagen corporal, la ansiedad dispara patrones de sobreingesta como forma de lidiar con ese malestar.
Por otro lado, las personas que no dependen de la comida para manejar el estrés suelen experimentar una supresión del apetito en situaciones similares, lo que subraya las diferencias individuales en la forma de enfrentar la ansiedad.
La clave: ¡Aprender a regular las emociones!
La sobrealimentación está vinculada con dificultades para reconocer y manejar estados emocionales negativos. Mejorar la capacidad de regulación emocional es esencial para romper este patrón. Esto implica:
• Desarrollar habilidades para identificar las emociones que desencadenan la sobreingesta.
• Aprender a manejar el estrés de forma más saludable, como a través del ejercicio, la meditación o la terapia.
En conclusión, finaliza Ávila, la relación entre la ansiedad y las alteraciones en la conducta alimentaria tiene mucho que ver con cómo manejamos nuestras emociones y la manera en que percibimos nuestra identidad y autoestima. Para muchas personas, el estrés y el miedo al fracaso pueden generar un ciclo complicado: comen para calmar su ansiedad, pero luego sienten culpa o frustración, lo que los lleva a más sobreingesta. Este comportamiento no es más que un intento de distraerse del malestar emocional.
Entender que la comida no resuelve problemas emocionales, sino que muchas veces los enmascara, es clave para romper este círculo vicioso. Aprender a gestionar el estrés, fortalecer nuestra autoestima y trabajar en cómo reaccionamos ante los fracasos puede ayudarnos a encontrar un equilibrio saludable, tanto en nuestras emociones como en nuestra relación con la comida.
Lic. Ingrid Ávila
Terapeuta cognitiva.
Especialista en trastornos de ansiedad.
Magister en psiconeuroendocrinoinmunología.
Sexóloga clínica.
- Consultas al + 54 9 11 7150 9308
- Instagram: lic.ingrid_avila
www.psicologaingridavila.com.ar.
por CEDOC
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