A primera vista, parecieran parte de lo mismo, las dos caras de una misma moneda, pero sin embargo solemos ver en los Tribunales a las partes litigando por lo que cada una de ellas entiende que le corresponde en Justicia. Quizás por ello debemos identificar y clarificar los términos, su importancia y preminencia conceptual y material de uno sobre el otro.
Empecemos señalando lo que estableciera el jurista Eduardo Juan Couture Etcheverry, en dos, de sus Diez mandamientos para los Abogados, y que hacen al tema de ésta nota:
PRIMER MANDAMIENTO: ESTUDIA: El derecho se transforma constantemente. Si no sigues sus pasos, serás cada día un poco menos abogado.
CUARTO MANDAMIENTO: LUCHA: Tu deber es luchar por el derecho; pero el día en que encuentres en conflicto el derecho con la justicia, lucha por la justicia.
El Derecho como tal, surge de normas positivas, creadas por los hombres de cada generación, a través del proceso constitucional o legal de formación y validez de las mismas, como por ejemplo el Poder Legislativo. El Derecho, trata de adaptarse, interpretar, o ajustarse a los hechos, precedentes jurídicos y legales, usos y costumbres, o formas de vida de la sociedad y sus integrantes, con el fin de regularlas, y que las Normas vigentes no beneficien indebidamente a unos sobre otros.
Pero este proceso es lento, y sabemos que las normas que constituyen el Derecho, suelen ir siempre años, o décadas más atrás de los acontecimientos y modificaciones que se dan de manera dinámica y permanente en una sociedad, y que cuando sus litigios llegan a los Tribunales, los Jueces deben siempre resolverlos, aunque tengan que utilizar normas no acordes ya a los hechos, u otras a las que recurre por analogía de situaciones, que sin embargo no lo son del todo o en nada con los hechos del caso (Lagunas del Derecho). Y es allí donde las partes, o al menos una de estas, puede ser clara y notoriamente perjudicada por el incuestionable derecho, poniendo en serio cuestionamiento la definición equiparadora que dimos de Justicia.
Las Normas son a su vez producto de lo que llamamos Fuentes del Derecho (las que fundan la creación del mismo), que en países como el nuestro, de Derecho escrito (distinto al de países anglosajones, basado en los precedentes jurídicos), son generalmente encontradas en Tratados internacionales, Constituciones, Leyes, Reglamentos, Decretos, pero también en los usos y costumbres, los Principios generales del Derecho surgidos de la jurisprudencia, y el propio Derecho Natural.
De esa forma, y como vemos, los propios jueces pueden, ser fuente de Derecho al fallar casos insuficientemente normados, y también los propios abogados al plantearlos, fundarlos y defenderlos, y de esta forma, al igual que las restantes fuentes del Derecho, forzar al Poder Legislativo, a adaptar las normas a las situaciones propias y existentes de una sociedad para regularlas y evitar el abuso o perjuicio de unos sobre otros, cuando la vida social en su dinamismo, dejó atrás a la norma vigente. Es ahí entonces, donde el ideal de Justicia, debe primar antes incluso que la norma, porque el Derecho esta pensado para la época o momento en el que rige, sabiendo que si esta cambia, necesariamente debe actualizarse aquel. Pero la Justicia y su valor debe ser y es imperecedera en un Estado de derecho.
Si el Juzgador por su propias facultades, o a pedido de los Abogados, entiende que la sentencia, de legalidad indiscutible, vulneraría claramente lo que se entiende por justo, en perjuicio de una persona o de la sociedad, debe establecerse ello al fallar uno, o al alegar o apelar el otro.
Los Abogados, cuyo origen es la palabra Advocat (Abogar), abogamos por los derechos personales y patrimoniales de las personas (físicas o jurídicas) en una Sociedad, muchas veces para materializarlos y defenderlos, y lo debemos hacer con profesionalismo, sapienza, estudio permanente, pues como vemos el Derecho cambia, a veces de manera lenta y pasmosa, y a veces de manera abrupta, y nuestra alta misión social de asesorar lo que el Derecho dice, permite, otorga y faculta, no tiene descanso y debe tener siempre la calidad, actualización y experiencia debida.
Porque nuestra Misión debe ser Pelear por la Justicia con la lanza del Derecho en la mano, pero si esta no alcanza o carece de efectividad, debemos hacerlo solo, con nuestra templanza, coraje y convicción de lo que entendemos que corresponde, conforme como vimos todas las fuentes del mismo, y hasta el Derecho comparado, por lograr el equilibrio aristotélico que la define.
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por CEDOC
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