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POLíTICA | 26-08-2019 15:28

Por qué el Grupo Clarín ya no miente

Alberto Fernández se ofrece como aliado. La bendición de Cristina Kirchner y la promesa a Héctor Magnetto.

Cristina Kirchner espera la pregunta. Tiene lógica: durante años y años el gobierno que condujo se dedicó a asegurar que el Grupo Clarín era la suma de todos los males y uno de los grandes “poderes hegemónicos” que desestabilizaban su mandato. Pero ahora, acomodada en su coqueto piso en Recoleta gracias al confort que traen las victorias electorales, la historia está a punto de tomar un giro inesperado: en unas horas Alberto Fernández irá a un evento que organiza la empresa de Héctor Magnetto, y los interlocutores de ella están ansiosos por saber qué opina sobre eso. CFK, una vez más, los sorprende. “Está muy bien que Alberto se junte con Clarín, hay que abrir una nueva etapa y es él el que lo tiene que hacer”, dice la ex presidenta, dando su bendición al novedoso acercamiento entre el kirchnerismo y el histórico grupo de medios. ¿Es el fin del periodismo de guerra?

Amigos son los amigos. Alberto Fernández llegó a Malba por una entrada lateral sobre las 10 de la mañana del jueves 22. Al primero que vio al llegar a “Democracia y Desarrollo”, el evento que organizó Clarín, fue a su gran amigo, Jorge Rendo, uno de los presidentes del Grupo. Al candidato presidencial lo une una relación histórica con el directivo: de hecho, cuando Néstor Kirchner se enojaba con su jefe de Gabinete lo llamaba despectivamente “Rendito”. Esas eran las épocas en las que CFK aseguraba que Alberto era “un vocero de Clarín”, una herida que, como se vio en el Malba, todavía no terminó de cicatrizar.

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“Me han dicho que era el vocero de Clarín y Héctor, que está en primera fila, no me deja mentir”, dijo Fernández en el evento, llamando a Magnetto por su nombre de pila. Y aclaró: “Desde que renuncié no lo vi hasta hace poco". La reunión entre ambos era un tema que los dos bandos preferían evitar, pero la victoria en las PASO limó las asperezas y ahora Fernández lo admite en público. La última reunión fue hace tres semanas, en el departamento de “Héctor”, en Recoleta. Alberto llegó solo, mientras que Magnetto lo esperaba junto a tres directivos del Grupo. “No vamos a ir contra ustedes, es en serio lo que digo de terminar la grieta”, aseguró Fernández, mensaje que poco tiempo atrás se lo había anticipado en persona a Rendo, y que cayó bien entre los popes de la empresa.

¿La fusión de Clarín con Telecom estuvo sobre la mesa? El candidato del Frente de Todos había sido, en el pasado, un gran crítico de ese negocio multimillonario, pero en una reciente entrevista con Página/12 aseguró que la compra del Grupo ya era “un derecho adquirido”. Es un tema central para Clarín, que no quiere perder a la gallina de los huevos de oro, pero Fernández ya hizo flamear la bandera blanca.

Desde el kirchnerismo destacan que uno de los que colaboró con el deshielo fue Adrián Kochen, un consultor político, gestor de la familia Eskenazi, asesor de Juan Manzur, el gobernador de Tucumán, y amigo de Fernández desde la adolescencia, cuando ambos entonaban las estrofas de las recién estrenadas canciones de Lito Nebbia. Kochen, sin embargo, prefiere el perfil bajísimo.

De cualquier manera, el clima amistoso está a la vista: cuando Fernández terminó su discurso en Malba, “Héctor” aplaudió con ganas, actitud que también tomó José Aranda, el vicepresidente del Grupo, que incluso se puso de pie. Un cambio de época que también sorprendió a Alberto, alguien que durante los años del macrismo se quejaba ante sus amigos sobre cómo le costaba, comparado con otros momentos, sentarse a hablar con Rendo o lograr una entrevista en los canales del multimedios.

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Clarín ¿miente? Muchos periodistas del Grupo siguieron primero con sorpresa y luego con creciente preocupación las novedades políticas de este año. A ninguno se le pasó por alto, por ejemplo, cuando CFK resaltó a Magnetto en su libro “Sinceramente” -en el que, como Alberto en Malba, lo trató de “Héctor”-, o cuando el multimedios decidió no publicar en ninguna de sus plataformas el video que mostraba a Fernández en una pelea pública en un bar el año pasado. No fue el único espíritu del tiempo: luego de la victoria en las PASO, el diario le dedicó un “semáforo verde” a CFK, mientras que el candidato presidencial posó con el Clarín de la fecha para una foto junto a su canillita de Puerto Madero. Con todas estas señales, para muchos no fue una novedad cuando, luego del 11 de agosto, desde la cúpula del multimedios bajó la orden de tener un “trato presidencial” para con Fernández, que luego devolvió gentilezas dándoles entrevistas a varios medios del Grupo. Desde Clarín, sin embargo, niegan esta versión -confirmada a NOTICIAS por tres importantes fuentes del Grupo- y aclaran que “aunque Alberto siempre tuvo amistad con algunos de los nuestros como Rendo o Eduardo Van der Kooy”, no existe un cuidado especial hacia el probable futuro mandatario. “Lo que sí, esperamos tener una relación más razonable que la que tuvimos con el kirchnerismo”, dicen desde Clarín.

Muchos de los periodistas del Grupo más duros con el kirchnerismo se muestran, por lo bajo, consternados. Todos tienen presente el escrache que sufrió Marcelo Longobardi después de entrevistar a Fernández, y temen quedar entre la espada y la pared: que su público los repudie por el giro editorial del multimedios, o que, directamente, el probable futuro presidente y los suyos vayan por su cabeza. “Desde las PASO no me paran de llegar mensajes de lectores que dicen 'vos no panquequeés, necesitamos que nos defiendas de los K'”, cuenta uno de los periodistas más reconocidos del multimedios.

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En lo que todos coinciden es en que esta novela recién empieza a escribirse. A partir del 10 de diciembre, en el caso de repetirse el resultado de las PASO,  Fernández tendría que lograr un delicado equilibro entre el kirchnerismo duro y el Grupo, que a su vez tendrá que acomodar sus propias fichas. Por ahora, es con todos.

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