Octubre rosa. En pleno marco del Mes de Sensibilización del Cáncer de Mama y con una pandemia que obligó al Gobierno a cambiar las prioridades en la agenda sanitaria, los especialistas oncológicos miran con preocupación el panorama. “Hubo un 65% de reducción de las consultas de prevención, de estudios mamarios, diagnósticos y todo lo respectivo a cirugías”, específica al medio el Dr. Martín Loza (MN: 86925), miembro de la Sociedad Argentina de Mastología. Al momento no existe una cura para esta enfermedad que afecta a una de cada ocho mujeres en el país. Sin embargo, el 95% de los casos que se descubren a tiempo, logran recuperarse. Los médicos insisten en que no se puede seguir postergando los controles ya que esto puede provocar una “avalancha de casos” para finales de este año.
Con el aislamiento obligatorio hubo enfermedades o patologías no asintomáticas, como los tumores mamarios, que quedaron en segundo plano. Frente a este contexto, los expertos remarcan que el sistema puede presentar un colapso si las mujeres no vuelven a realizarse los análisis de precaución. “Vamos a tener una demanda mayor de los recursos de detección de tumores durante los días y meses posteriores a la pandemia. Los pacientes que no se hicieron diagnóstico de prevención temprana van a tener quistes mayores en términos de volumen y se van a superponer con los que tienen que hacerse su control anualmente”, analiza en diálogo con NOTICIAS el Dr. Matías Chacón (MN 86697), subjefe de oncología del Instituto Alexander Fleming (IAF).
Para este referente de la oncología de nuestro país, el Estado tiene que encontrar el equilibrio ante esta situación porque las consecuencias pueden ser significativas. “Deben marcar límites y priorizar los estudios de este tipo que son los que nos han permitido a lo largo de treinta años disminuir la mortalidad del cáncer. Es probable que el 2020 marque un ascenso porque no se actuó correctamente”, sentencia Chacón.
Medidas de prevención. Si bien la atención de los centros médicos se flexibilizó en abril, muchas mujeres por temor al contagio del coronavirus preferían postergar sus turnos para más adelante, algo que sigue pasando al día de hoy. “Tuvimos que retomar el contacto con ellas para que vuelvan a hacerse los chequeos y comentarles que contábamos con los respectivos protocolos de atención”, confiesa el mastólogo, Martín Loza. En el caso del Instituto Fleming, los pacientes cuando llegan son sometidos a un “triaje” para detectar si ingresó con algún síntoma, también se le pregunta si estuvo en contacto directo con alguna persona infectada de Covid-19 y se le otorga un barbijo quirúrgico adicional al que trae. “Los turnos los damos bastante espaciado para que no haya aglomeración de gente en la sala de espera y en el lugar donde se hacen las mamografías se realiza la higiene y la sanitización correspondiente”, agrega Loza.
Concientizar. Los números demuestran que le puede tocar a cualquiera. Por todo esto es necesario que no se deje de concurrir a las respectivas instituciones médicas para realizar la consulta con el mastólogo y también para llevar a cabo las mamografías indicadas por los especialistas. Sobre esto, Chacón advierte: “Cuanto más temprano se detecta un tumor prevenible, la chance de curarse es mayor. En el caso puntual del cáncer de mama, si uno lo detecta cuando el bulto es menor a un centímetro, la probabilidad de superarlo es de un 95%. Es importante saber que esta enfermedad no usa barbijos”. “Tenemos que ir tomando una vida más normal y saber que hay que convivir con el coronavirus por un tiempo prolongado. Pero hay que reanudar los controles”, suma Martín.
En primera persona. Sabrina Papaconstantinu tiene 32 años, cuando tenía 29 le detectaron cáncer de mama y su vida de repente se dio vuelta. “Estaba haciendo la tarea con mi hijo, me rasqué el pecho y me sentí una pelotita dura. Le comenté a mi marido, le sorprendió, pero la verdad que lo último que me imaginé era que iba a tener un tumor. Fui al médico porque me insistieron. Por la edad que tenía no pensé nunca en hacerme una mamografía”, relata la joven en diálogo con NOTICIAS. Llena de vida y con un hijo de 4 años decidió no dejar que la enfermedad acabara con ella, pero admite que el diagnóstico fue un trago amargo que le costó digerir. “La palabra cáncer te paraliza. Me asusté, estaba nerviosa. En ese momento miré a mi pareja y él me dijo ‘tranquila, que vamos a salir juntos de esta’. Me agarré de eso y le dimos para adelante”, asume la muchacha.
Sabrina está convencida de que para sanarse fue fundamental contar con el apoyo de su familia. “Mi nene y mi marido fueron los encargados de raparme, ellos eran los brazos que me sostenían cuando yo no tenía fuerzas por los tratamientos a los que era sometida. Por eso mi preocupación siempre estaba en cómo me veían ellos”, recuerda.
Algo similar le sucedió a Raquel Krawczyk una mujer de 52 años que gracias a la detección temprana pudo ganarle a la enfermedad que tuvo lugar en su vida cuando tenía 45. “Me hacía controles todos los años desde los 35 ininterrumpidamente. En noviembre de 2013 mi marido me preguntó si me estaba controlando, porque había notado algo en la mama. Fui, me hice la mamografía digital y la ecografía. En el momento de la eco la especialista empezó a poner caras raras, me pidió una mamografía amplificada y me mandó a casa. A los 10 días retire el informe que tenía que ver el ginecólogo y decía ‘Bi rads 4 C’. Hice lo que no hay que hacer. Abrí el celu y busqué en Google. Los resultados de búsqueda coincidían: cáncer de mamá”, narra Krawczyk, quien también asegura que lo primero en lo que pensó fueron sus tres hijos.
Tanto Sabrina como Raquel pertenecen a dos generaciones distintas. La primera estaba convencida que por su joven edad no era posible tener cáncer, mientras que la segunda realizaba religiosamente todos los chequeos de prevención. Ambas lo padecieron y también ambas le ganaron gracias a la prevención temprana. “No tengan miedo de ir a chequearse porque a tiempo salva y es muy importante. Nadie está exento. Nos puede pasar a todas”, coinciden ambas a la hora de generar conciencia sobre el tema.
*Por Pamela Vargas, alumna de segundo año de la Escuela de Comunicación de Perfil
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