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SOCIEDAD | 01-07-2020 13:32

Historias de argentinos que todavía tienen que sobrevivir varados en el exterior

A más de tres meses de decretada la cuarentena, aún quedan compatriotas sin repatriar. Varios analizan quedarse afuera. Vivir con angustia y escasez económica. Cómo conseguir pasaje.

“Una experiencia surrealista". Así define Daniel Panebianco a su odisea de estar “varado”, uno de los tantos términos que se agregarán al diccionario de conceptos e imágenes que nos dejará la pandemia del coronavirus. Desde que Argentina restringió el transporte aéreo el 17 de marzo como medida preventiva, miles de compatriotas comenzaron con una odisea que supo de cartas y reclamos a embajadas, consulados y aerolíneas, con pedidos desesperados no solo para volver, sino de hospedaje, ayuda económica y medicamentos.

Hoy, si bien la mayoría de los que estaban de vacaciones en el exterior cuando los sorprendió la pandemia ya regresó, quedan otros 17.000 por volver. En este universo, son muchos los que no tienen el dinero para pagar el pasaje de los vuelos. Según explican en Cancillería, quedan afuera quienes se encuentran estudiando o trabajando, y que por las condiciones de la pandemia en el lugar quieren volver al país. Aunque, agregan, muchos de ellos están cambiando de planes. “Ven que en esos lugares se está reactivando y deciden quedarse”, indicaron desde el área. Hoy ya son más de 80 mil los argentinos que volvieron en forma aérea en más de 300 vuelos, y más de 200 mil lo hicieron por tierra.

Según datos oficiales, los casos importados de Covid-19 bajaron al 2,8%, en contraposición del 100% que se dio en el comienzo. “Se justificó la espera y el esfuerzo realizado por nuestros compatriotas ya que el virus prácticamente dejó de ingresar por Ezeiza”, expresó el jefe de Gabinete del Ministerio de Relaciones Exteriores, Guillermo Justo Chaves.

Historias.

La problemática de estar ubicados en radios abiertos fuera de las grandes metrópolis hace su  parte. Como el caso de Panebianco, quien viajó a Isla de Granada, el 7 de marzo, por una invitación de un amigo para ir a pescar por tres semanas. “Tenía el regreso previsto para el 28 desde Miami por LATAM. Esta isla que tiene escasos recursos hospitalarios, cerró todas sus fronteras”, contó Daniel. En su caso, el hecho de ser el único argentino allí le complicó su situación. A medida que fue pasando el tiempo, con sus 68 años, se las arregló para mantenerse. “Uno va perdiendo fuerzas. Tuve que recurrir a mi terapeuta porque el estado depresivo fue muy grande. Tuve problemas en los riñones. Esta es una experiencia surrealista, como una guerra sin balas”, graficó este hombre que durante estos tres meses pensó hasta regresar a través de buques de carga y veleros para cruzar al continente y volver en auto.

“Para mí lo más valioso es la libertad. Yo creo que el virus le comió la cabeza a los dirigentes y pocos han podido tomar medidas no tan invasivas sobre la libertad de los ciudadanos”, expresó este argentino que finalmente el 19 de junio viajó a Nueva York para luego, el 20, partir a Miami desde donde salió en un vuelo a Buenos Aires que llegó la semana pasada.

En Estados Unidos, el lugar desde donde terminó regresando Daniel, se encuentra una gran concentración de argentinos que apuestan a quedarse. Según el censo de los propios grupos de varados, son alrededor de 700. Daniel Panebianco consiguió un trabajo y pudo costear el dinero para el pasaje de regreso, una situación que no fue igual para otros argentinos que están en Costa Rica, uno de los países donde se extendió la agonía, ya no por ser un destino poco común, sino por el hecho de lograr la supervivencia en todo este tiempo en un lugar con un costo de vida caro. “No estuvimos en hoteles sino en casas prestadas, varios trabajando a cambio de un lugar donde dormir. No hemos recibido ayuda económica”, contó una argentina que prefirió mantener su nombre en reserva y que podría regresar en los próximos días. Hasta la tercera semana de junio eran al menos 170 los argentinos que no podían volver.

“Estos vuelos son para los que pueden pagar", dice Cristina Sotelo (varada en Costa Rica)

Según afirman los propios varados, algunas autoridades de dependencias argentinas llegaron a decirles que no estaban en una lista de prioridad al encontrarse en un país con pocos contagios. El miércoles 17, al menos 90 argentinos de Costa Rica pudieron tomarse un vuelo que salió previamente de Cancún con otros argentinos varados de México. Todos ellos tuvieron que pagar 600 dólares. “El problema que tuvimos todo este tiempo fue que éramos pocos para llenar un avión, más allá del costo del pasaje”, expresó otro de los argentinos que regresó en el “lechero”, tal como llamaron a este viaje que incluyó también a compatriotas varados en Nicaragua.

Cristiana Sotelo es una de las que se queda afuera de este regreso de Costa Rica por no poder pagar el costo del pasaje. “Este vuelo es para el que puede pagar. Yo ya tengo un pasaje comprado en Avianca pero me lo cancelaron por cierre de fronteras”, dice esta mujer que llegó el 30 de enero y tenía fecha de regreso para el 21 de marzo. “La asistencia que me dio la embajada después de meses fue de 87 dólares. Eso, acá, son tres días de comida. No están asistiendo a nadie”, dice Cristina. Daiana Sitto es otra de las argentinas en Costa Rica.

Al igual que Cristina, se las rebuscó en el último tiempo para trabajar y poder mantenerse. Con un agregado: está embarazada y tiene fecha para el 30 de julio. “Nos dijeron que íbamos a recibir ayuda cada 15 días de parte de la embajada pero no lo cumplieron. Mi beba Alessa Moana va a ser extranjera. Con esto de que estamos sin capital, tenemos que hacerle un pasaporte. Nos habían ofrecido un vuelo para ir a Estados Unidos, nos pedían visa y 1800 dólares a cada uno”, relata Daiana. 

Julieta Degleue está en Playa del Carmen, México, donde quedó varada desde el 7 de abril. “Hasta que no abran las fronteras en diciembre no creo que pueda volver”, explica. Desde que surgió la pandemia, dice, no sintió apoyo del gobierno argentino. “Nos ayudó al comienzo la Secretaría de Turismo acá, nos dieron un hostel pero eso se terminó el 30 de mayo. Nos mantuvimos con donaciones de la gente. Los vuelos para volver salen 600 dólares, ¡y la gente que queda acá no tiene un peso! Vuelos de repatriación nunca hubo”, sigue.

"Los vuelos de rescate que cuestan 1500 dólares más impuestos. No tengo dinero en el bolsillo literalmente", dice Ariel Moreira (varado en India)

En el universo de los varados se cuentan de a muchas las historias de supervivencia, como la de Daniel Tavormina, quien regresó el pasado de 13 de junio con el último grupo de 80 argentinos en Sudáfrica. Junto a otros, Daniel tuvo que salir a vender empanadas y lavar autos en la calle para juntar fondos y regresar.

Otro que recurrió a la colecta es Ariel Moreira, un bailarín cordobés que viajó a la India en marzo de 2019 y ahora no puede regresar. “Quiero volver a casa”, viene suplicando en las redes, donde armó una campaña para juntar dinero para el pasaje. Ariel se encuentra en Dharamsala, una localidad en el estado de Himachal Pradesh, al norte de India. “Vengo de una familia súper pobre, esta fue la primera vez que subí a un avión. Vine para quedarme, para crecer y trabajar. Mi situación es complicada porque no tengo dinero para volver, ni amigos o familiares que me puedan facilitar algunos de los vuelos de rescate que cuestan 1500 dólares más impuestos. No tengo dinero en el bolsillo literalmente”, cuenta desde la India.

Ariel vive ahora en la casa de unos vecinos al departamento que alquilaba. “Ellos me dan techo y de comer. Es un intercambio muy lindo donde yo les doy clases de danza a sus niños, o yoga con los adultos. Lo mío es una desgracia con suerte tal vez”, esboza este argentino que ya lleva ahorrados 460 dólares. Volver o no volver.

Esa es la cuestión que se plantea también Gisa, otra argentina, en su caso, varada en Bélgica. Ella llegó a Europa el 7 de marzo y quedó atrapada allí. “Me ofrecieron un par de vuelos para regresar que salían desde Francia, Italia y Holanda. Pero aún ninguno salió desde aquí. Y la verdad es que estoy bien”, dice Gisa, quien contempla seriamente la posibilidad de quedarse definitivamente: “Esta 'heavy' la cosa en Argentina. Yo soy de Salta y a una mujer que volvió con un positivo le apedrearon la casa y se la querían incendiar. La gente de mi barrio también pensaba que yo había vuelto en abril y querían ir hacer lo mismo”.

Bullying

Muchos argentinos varados en el exterior recibieron un fuerte hostigamiento en las redes. “Salías a hacer un vivo con alguna blogger de viajes y te decían: 'Jodete, para qué te fuiste, por qué no te quedas allá'. Eso se los dijeron a muchos de los que estuvieron en Estados Unidos”, cuenta Camila Carabajal, ex varada de ese país. “Nos empezaron a dejar comentarios horribles donde se mezclaba la política de por medio, del tipo: 'Ojalá te dejen allá y te agarre el virus'. Una mujer me dijo que ya me odiaban todos, que me iban hacer la vida imposible”, cuenta esta argentina que estuvo 60 días varada. “Las dos cabezas del consulado se portaron muy bien -reflexiona sobre la ayuda del Estado-. Pero hubo casos de algunos que se reían cuando nos anoticiaban que teníamos que pagar. 'Bueno, pero la gente pierde plata', te decían”.

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Agustín Gallardo

Agustín Gallardo

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