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SOCIEDAD | 18-03-2020 19:05

La incertidumbre de mil argentinos varados en un crucero en Europa

El buque, que partió de Buenos Aires el 3 de marzo, no pudo desembarcar en ningún puerto. El reclamo de los pasajeros.

El 3 de marzo, el crucero Costa Pacífica partió de Buenos Aires con rumbo a Europa. El recorrido iba a tener escalas en Brasil, España, Francia para terminar el lunes 23 en Italia. Sin embargo, mientras el buque atravesaba el océano Atlántico, la crisis por el coronavirus estalló y los 4 mil pasajeros, entre los que hay mil argentinos, quedaron varados en el mar

Edith Sanmauro es una de las argentinas a bordo del crucero. Oriunda de Villa Lugano, en Capital Federal, había decidido tomar estas vacaciones junto a su marido y una de sus hijas. Sin embargo, lo que había sido planeado como un tiempo de entretenimiento, se convirtió en una odisea: “Lo único que reina entre nosotros es la gran incertidumbre de cómo vamos a llegar a casa”, le dijo a NOTICIAS. 

“Cuando salimos. el tema del coronavirus era ya una problemática, pero todas las veces que preguntamos, nos decían que sí, que estaba abierto Génova -el último destino- y que íbamos a llegar”, contó Sanmauro. La primera mala noticia que recibieron fue en Maceió, una de las primeras paradas: “Ahí nos dijeron que no íbamos a parar en Tenerife. Después que sí, después que no, que España autorizaba, que no autorizaba. Las autoridades de Costa nunca nos dieron una respuesta clara”, agregó.

Cuando el barco estaba cruzando el Atlántico, los pasajeros comenzaron a tomar dimensión de la situación. Y, una vez que llegaron al continente europeo, nunca más pudieron bajar en ningún puerto. Desde ese momento, la gran pregunta de todos es cómo van a hacer para volver a la Argentina. 

La rutina en el Costa Pacífico se alteró y el Covid-19 se convirtió en el único tema de conversación en los pasillos o corredores. A pesar de que las actividades a bordo continúan de forma normal, hace dos días desde el crucero decidieron que la comida ya no iba a ser con autoservicio sino que debía ser servida por los mozos

Los argentinos a bordo del barco empezaron a reunirse todas las tardes. Primero lo hacían en uno de los salones principales pero, según cuenta Sanmauro, ya no lo tienen permitido por lo que se cambió el punto de encuentro a la parte trasera del buque. Desde que comenzó el problema, se enteraban de las decisiones a través de los altoparlantes. Sin embargo, después de insistir, esta tarde fueron recibidos por el capitán

“Después de todos estos días de pedir entrevistas, fue la primera vez que el capitán recibió a un grupo de cinco o seis personas. La última noticia es que mañana, alrededor de las 16 horas, estaríamos llegando a Marsella y recién podríamos desembarcar el día 20. Eso fue todo dicho de palabra. Cuando lleguemos, se haría un corredor sanitario para que tomemos los aviones. Nos pusimos de acuerdo en que no vamos a bajar del barco hasta que nos aseguren que están los pasajes aéreos. Lo decidimos porque antes también querían que bajáramos y esperáramos en Francia hasta que nos dieran la repatriación. No queremos eso porque sabemos cómo está la situación”, agregó Sanmauro.

Según les comunicó el capitán, que dijo estar en contacto con el consulado nacional, en Marsella van a estar los aviones que los regresarán a la Argentina

Sanmauro, sin embargo, insiste en que, hasta que eso no se concrete o les den un comunicado oficial, la incertidumbre los mantiene en vilo. Para poder estar en contacto con sus familias y al tanto de la información, buena parte de los pasajeros tuvo que pagar para acceder a internet. “Hay gente que ya no tiene dinero para costear una comunicación o para, llegado el caso, tomar un avión o atender un problema de salud. Más del 70% de los argentinos que están acá son personas mayores. Como era un trasatlántico en época que empezaban las clases, era un plan más para gente grande”, agregó la mujer. 

La exigencia de los pasajeros es que se les garanticen las condiciones sanitarias en el regreso: “Acá adentro estamos en una burbuja. Si no fuera por esta incertidumbre, si nos dijeran que nos van a repatriar, estaría todo bien porque estamos todos sanos. Salimos de Buenos Aires sanos porque allá todavía no había ningún caso y no paramos en ningún puerto. Acá la gente está bien. El problema es no saber qué va a pasar con nosotros”, insistió Sanmauro.  

Hay algo que el grupo de mil argentinos no comprende: ¿por qué, si ya en Brasil se estaba al tanto de la situación, el crucero decidió continuar viaje? “No quisiéramos que pensar que la prioridad para ellos fue llegar a Génova, que es donde tienen el punto final, y no hayan pensado de forma prioritaria en nuestra salud. Hubiera sido mucho más fácil para ellos regresarnos desde Brasil y mucho menos costoso para nuestro país”, reflexiona la mujer. 

Desde que llegó a mar europeo, el crucero nunca pudo frenar: “Van regulando la velocidad. Hay momentos en los que vamos al doble de velocidad que deberíamos y momentos en los que el barco está parado”, finalizó la mujer.

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Giselle Leclercq

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