Hermetismo y bronca. Desde que estalló la polémica por el vacunatorio VIP que erigió el Ministerio de Salud a través del Hospital Posadas, el clima que viven los trabajadores de esa institución puede resumirse en esas dos palabras. Casi nadie quiere hablar y, quienes lo hacen, prefieren reservar su identidad.
Mientras la Justicia investiga las responsabilidades políticas, el conflicto dejó al descubierto que el Posadas funciona como sede del poder.
“Era absolutamente lógico que el Posadas, así como se lo utilizó como vidriera con las 84 camas de terapia, el reequipamiento y todo eso que se hizo muy bien, a la hora de la vacunación -con un vacunatorio nuevo y personal idóneo-, se utilizara como el lugar para resolver los problemas políticos que tenía el Ministerio”, señala a NOTICIAS Jorge Yabkowski, Secretario General de la Federación Sindical de Profesionales de la Salud de la República Argentina (Fesprosa).
A mediados de enero ese gremio hizo denuncias por irregularidades que los hicieron sospechar acerca de la discrecionalidad en la vacunación. Ahora que el conflicto se volvió público, confiesan que dentro del hospital se generaron internas: hay quienes les piden que bajen el tono a las denuncias para no opacar las buenas acciones que había tenido el hospital desde la gestión de Alberto Maceira, con reincorporaciones de trabajadores y reacondicionamiento de las instalaciones al inicio de la pandemia.
Influencias
Siendo un hospital nacional, la influencia política del Ministerio de Salud en las distintas gestiones es más directa. Así, los distintos directores del Posadas responden al oficialismo de turno. Sin ir más lejos, Maceira había militado en Hurlingham en la misma agrupación que Alejandro Collia, subsecretario de Gestión de Servicios e Institutos y a quien debía responder el Director Ejecutivo del Posadas para la vacunación VIP.
Aunque este escándalo tuvo mayor repercusión, los trabajadores están acostumbrados a este tipo de arreglos en ese hospital. Una médica que trabaja hace años allí afirma: “Siempre hubo acomodo, no solo con esta vacunación VIP. Siempre el negocio de la enfermedad giró y se tornó en el Hospital Posadas como una gran ventana de todos los gobiernos. Todos los gobiernos que han pasado llevaron una tajada con respecto al hospital. Todos lo usaron como vidriera”.
En ese sentido, Maceira declaró ante la jueza María Eugenia Capuchetti y el fiscal Eduardo Taiano que cumplía órdenes del ex ministro Ginés González García.
Adolfo Rubinstein, ministro y luego secretario de Salud durante el gobierno de Mauricio Macri explica: “Es el hospital nacional más importante y tiene una trayectoria muy politizada, desde siempre. Es un hospital complicado. El vacunatorio es más una imposición del Ministerio de Salud y probablemente haya sido muy difícil para las autoridades del Posadas decir que no”.
En la misma línea, desde la Dirección de Comunicaciones del hospital, aseguran que sirvieron internamente las aclaraciones del Dr. Maceira en la Justicia. “Hay un entendimiento sabiendo desde dónde venían las órdenes. Había un conocimiento de las negativas del Director ante estos requerimientos”, explican.
Enclave K
Con una tradición cercana al kirchnerismo, las disputas políticas se vieron reflejadas en las distintas gestiones. Durante el macrismo, los profesionales del Posadas denunciaron despidos masivos, precarización y espionaje ilegal. Las autoridades, sin embargo, adujeron que incumplían horarios.
A su vez, con la llegada de Alberto Fernández a la presidencia, el Ministerio de Salud propuso un cronograma para reincorporar a esos trabajadores despedidos y fue de los hospitales más beneficiados con la reestructuración de cara a la pandemia. En números, el presupuesto pasó de 5302 millones de pesos en 2019 a 7863 millones de pesos en 2020.
Pablo Bertoldi, Director Ejecutivo del Hospital Posadas entre 2017 y 2019 reconoce que su gestión estuvo marcada por el conflicto. “En el último trimestre del 2015 fueron ingresados en forma aleatoria 1200 personas directamente al hospital. Yo diría que es un bastión K desde la época del sabatellismo. En lo demás siempre fue un lugar que se manejó con un componente político permanente donde se priorizó el manejo político y sindical”.
Favores, amiguismos y posturas políticas que se ven reflejadas en la administración de recursos del hospital. Mientras la polémica escala y crece la causa judicial, Maceira sigue en su cargo y guarda silencio. En el hospital aseguran que no se pone en duda su continuidad.
Los trabajadores, por su parte, esquivan preguntas y mastican la sensación de injusticia que tienen desde enero, cuando veían pasar “recomendados” que se vacunaban sin turno mientras ellos esperaban para inmunizarse.
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