Buenos Aires mira a Madrid y busca parecerse a ella. Esa es la clave política que dejó la visita de José Luis Martínez-Almeida a la Ciudad, y que Jorge Macri decidió explicitar con una agenda común que va mucho más allá del protocolo. El alcalde madrileño vino a Buenos Aires por la asamblea de la Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas. Pero el mensaje de ambos gobiernos fue otro: si Madrid es hoy la capital iberoamericana más exitosa de Europa, Buenos Aires quiere convertirse en su espejo equivalente en América Latina.
No se trata solo de reforzar vínculos institucionales. Buenos Aires quiere trabajar como trabaja Madrid, atraer inversión como Madrid, expandir economía del conocimiento como Madrid, diseñar movilidad urbana como Madrid y posicionar su cultura como un activo económico global del mismo modo que lo hace Madrid. Jorge Macri habló de “liderar una agenda conjunta que potencie nuestros talentos” y definió las prioridades: innovación, movilidad sostenible y cultura como motor económico.
Martínez-Almeida fue aún más explícito: “Nosotros decimos en Madrid que Madrid es la capital de Iberoamérica en Europa; creo que no sería arriesgado decir que la capital de Europa en Iberoamérica es Buenos Aires”. Lo que hasta hace poco podía sonar a hipérbole diplomática, hoy es un eje estratégico: las ciudades globales avanzan más rápido que los Estados nacionales, y dos metrópolis que concentran talento, inversión, universidades, unicornios y turismo ven más rendimiento en cooperar entre ellas que en esperar políticas nacionales que no van al ritmo de la innovación.
Buenos Aires genera uno de cada cinco dólares del país, concentra una de cada cuatro empresas y es cuna de 9 de los 12 unicornios argentinos. Madrid aloja más de 650 multinacionales y capta el 70% de la inversión extranjera directa que llega a España. La alianza no es simbólica: buscan convergencia. El caso de los videojuegos es un ejemplo. Buenos Aires acaba de lanzar BA in Game, directamente inspirado en el modelo madrileño Madrid in Game. Y habrá intercambio técnico permanente entre los equipos de planeamiento urbano y movilidad de las dos ciudades. El objetivo: aprender de la experiencia madrileña en infraestructuras sostenibles, transporte integrado y planificación de largo plazo.
Además, desde 2026 habrá “Semana de Madrid en Buenos Aires”, una exportación directa de marca, identidad y producción cultural madrileña al Río de la Plata. Esto complementa lo que ya ocurrió hace semanas cuando Buenos Aires hizo su propio desembarco cultural en Madrid, con milonga, teatro, música e intercambio de partituras entre orquestas. El sentido político es claro: dos capitales que funcionan como polos de atracción de talento, inversión y creación cultural quieren funcionar como socias estratégicas, no solo como ciudades que se llevan bien. Buenos Aires elige su espejo y lo hace en Europa. No busca parecerse a las grandes capitales sudamericanas. Busca estar en la conversación de las ciudades globales europeas. Y ese gesto dice más sobre el futuro que sobre el presente. Porque habla de cómo se imagina, con qué estándar se compara, cuánto pretende crecer y en qué liga quiere jugar.
por R.N.














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