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SOCIEDAD | 27-10-2022 07:27

¿Qué es la "infidelidad emocional"?

Muchas personas que son fieles físicamente buscan por fuera de sus parejas estables satisfacer necesidades emocionales con otro tipo de vínculos.

El interés por re-definir los vínculos sexo afectivos entre las personas es uno de los temas de época. Desde tener más de una pareja hasta relaciones que no exigen la exclusividad sexual son algunos de los nuevos modelos sexoafectivos que proliferan, sobre todo entre los centennials y millennials. Pero fruto de esta discusión también nacen nuevos términos que invitan a repensar cuáles son los límites dentro de las relaciones. 

Y así nacen también nuevos conceptos: mientras la infidelidad “física” suele ser más fácil de definir (tener relaciones sexuales por fuera de la pareja y de forma no consensuada) el término “infidelidad emocional” describe una situación en la que una persona que está en una relación monógama desarrolla una conexión emocional con alguien que no es su pareja: tomarse un café, mandarse mensajes frecuentemente, o incluso coquetear en redes sociales.   

Existe un consenso generalizado dentro del paradigma monógamo de que ciertos tipos de intimidad solo deben compartirse con una pareja estable, y que al compartirla con un tercero esto puede socavar dicha relación e incluso destruirla definitivamente. Sin embargo, la dificultad para tratar el tema radica que no en todas las parejas hay los mismos límites: coquetear con alguien por mensaje de texto podría ser inofensivo para algunas relaciones, mientras que para otras sería el final de la relación. La falta de coincidencia en las expectativas respecto a la conducta del otro puede amenazar la relación. Bajo el esquema tradicional de la monogamia, normalmente se espera que entre dos personas haya una intimidad exclusiva no solo en términos físicos y sexuales, si no también emotivos: no “sentir” nada con nadie que no sea la propia pareja.  

“La falta de definición de lo que es una infidelidad emocional y lo que no hace que este tipo de prácticas perduren. Cuando pasa de un vínculo meramente emocional a algo físico y se compromete el cuerpo es diferente, porque se agrega un compromiso mayor. Eso es algo en lo que que las personas intentar no meterse, porque si se cruza ese límite, y se tiene sexo con esa otra persona, y además uno puede llegar a enamorarse, ese otro vínculo empieza a tener más peso. Mientras es sólo emocional o virtual la persona se disocia: entiende que una cosa es eso que tiene con la otra persona y otra cosa es su pareja oficial.  Pero cuando hay un compromiso físico la gente entra en conflicto, porque puede sentir cosas profundas por los dos vínculos, y las personas prefieren no entrar en este dilema”, afirma el psicólogo y sexólogo Walter Ghedin.

Cambios históricos como la aparición de las redes sociales y su consecuente facilidad para comunicarnos con mucha más gente han favorecido que el límite que separa la seguridad del peligro en una relación se vea cada vez más borroso. Antes de Instagram, Facebook o Twitter, la infidelidad emocional podría haber significado tener una amistad “ambigua” con alguien, o compartir sentimientos o pensamientos con alguien que no sea la pareja. Ni que hablar de juntarse a tomar un café con un/a ex, sobre todo si se le oculta a la pareja oficial. 

Hoy eso es más complejo. La gente se conecta y se vincula entre sí en el espacio virtual con tanto o mayor compromiso que en la “vida real”, desdibujando las líneas de lo que es aceptado y lo que no, dando un me gusta en una foto o comentándole un posteo a alguna persona del pasado. Ni que hablar sobre todo porque hay muchas más posibilidades de anonimato para quien quiere romper las reglas pautadas dentro de una relación estable y cerrada.

infidelidad emocional

“Las redes sociales han potenciado la proliferación de este tipo de vínculos: la accesibilidad a aplicaciones y a tener a disposición distintos perfiles para conocer gente con quien tener una relación virtual y eventualmente algún tipo de contacto que no sea sexual, como tomar un café”, explica Ghedin.

“Los motivos para incurrir en estos comportamientos pueden ser variados. Tengo pacientes que me cuentan que tienen este tipo de vínculos por fuera de su pareja estable porque con esa persona tienen un tipo de comunicación que con sus parejas no, o pueden hablar de otras cosas, o son mirados de una forma diferente. La otra causa es por pura seducción, Entrenar la seducción, saber que uno ‘sigue vigente’ como en la época de las primeras conquistas. Es un alimento para el ego”, agrega el especialista. 

Por otro lado, por más que se asume que las relaciones siempre han sido iguales, la historia indica que no es así y que la idea que se tiene sobre los sentimientos y los acuerdos va cambiando con el tiempo. En la Antigüedad, en muchas culturas no se esperaba que un cónyuge satisficiera toda necesidad emocional de la pareja, y el matrimonio estaba más basado en la obtención de patrimonio y seguridad económica, uniones políticas entre familias y clanes y objetivos meramente reproductivos. Siglos después, el mundo ha cambiado y nuestra comprensión sobre las relaciones se vuelve más compleja.  Hoy se espera que la pareja llene toda demanda emocional, y su interés por buscar otra forma de intimidad o felicidad en algún otro vínculo suele ser visto como una traición, así sea algo “no físico” o puramente platónico.  

La empresa británica de estudio de mercado YouGov realizó un estudio en  2015 donde se observaba que de 1660 adultos británicos, el 44 % de los encuestados creía que formar una relación emocional (en lugar de física) con alguien que no era su pareja constituía una traición. Por otro lado, el 15% de los encuestados dijo que había incurrido en este tipo de comportamiento durante una relación estable. 

Para evitar que este tipo de vínculos y prácticas afectivas socave la relación estable, Ghedin aconseja apostar por la comunicación. “Tener un límite interno de hasta dónde puedo llegar. Y saber que una infidelidad emocional, por más que sea emocional, afectiva o virtual, también compromete a la pareja estable. Hay estudios que ponen en evidencia la reacción de las personas cuando descubren que la pareja les es infiel virtualmente: puede haber angustia, cuadros depresivos, ira. Hay personas que lo toleran mejor que otras, pero la reacción siempre está. Es raro que una pareja sea indiferente en esto salvo que sea una pareja abierta”, afirma. Sin embargo, también explica que hoy hay más tolerancia con estas realidades. “Los medios vienen visibilizando otras formas de relacionarse, como parejas abiertas, relaciones de a tres, y eso adquiere una difusión social que ayuda a atenuar las reacciones y decisiones a tomar frente a esta situación. ‘Si la sexualidad es más abierta y hay más tolerancia emocional y otras personas se relacionan así, ¿por qué no nosotros?’”, concluye el sexólogo.

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Tomás Rodríguez

Tomás Rodríguez

Redactor.

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