Víctor Stinfale está activo. Aunque después de la tragedia de Time Warp prefirió correrse del ojo mediático, su nombre volvió a circular con la reapertura de la discoteca Ku en Pinamar. El nuevo espacio es un bar con vista al mar y que pretende convertirse en el elegido de los treintañeros. Sin embargo, el proyecto fue, en realidad, una especie de “plan B” que surgió luego de que se cayera el verdadero -y más ambicioso- objetivo del abogado: demoler el edificio para construir un hotel 5 estrellas.
Como todo lo que sucede alrededor de Stinfale, nada se entiende tan fácilmente: aunque la noticia fue que reabrió Ku, lo cierto es que el nuevo bar se llama “Mirador santos” y funciona en la parte trasera del histórico edificio. Y mientras que en el entorno del abogado aseguran que él no tiene nada que ver con su administración, en el lugar los empleados lo reconocen como el máximo jefe.
En lo que coinciden todos es en que “Mirador santos” tiene los días contados y en que, apenas se logren sortear los obstáculos, el gigante blanco que supo ser un ícono de las noches de la costa se convertirá en un hotel de lujo.
Ambición. En Pinamar celebran que alguien construya el primer 5 estrellas. Las autoridades y los operadores turísticos saben que un emprendimiento así no solo genera trabajo, sino que también levanta el target del balneario. Todo parecía encaminado y hasta se presentó el render del proyecto en la municipalidad.
Sin embargo, la historia se complicó el 4 de marzo, cuando llegó al Concejo Deliberante pinamarense un proyecto de ordenanza para que la empresa Energy Group SRL (donde Stinfale cumple el rol de CEO) pudiera comprar la calle que corre detrás del edificio de Ku.
El texto proponía que la calle dejara de ser de dominio público, informaba que la Comisión Municipal de Tasación había estimado su valor en US$ 1.200.000 y restringía a la empresa a realizar ciertos tipos de construcciones que pudieran afectar el ecosistema. Además, la compañía iba a construir edificios públicos como salas de salud como contraprestación. El proyecto había sido propuesto por Energy Group y tenía el visto bueno de las autoridades municipales. Sin embargo, para la oposición significó un escándalo.
La noticia de “Stinfale quiere comprar una calle” escaló de inmediato. Para el concejal Gregorio Estanga, de la oposición local, la iniciativa no solo implicaba que la compañía pagara una cifra muy por debajo de lo razonable. “Hay que proyectar una ciudad que cuide los espacios públicos y el frente marítimo. Pero a nivel ambiental es clave entender que el trazado de esa calle está sobre un médano y que si se sigue construyendo encima ponemos en riesgo las corrientes subterráneas naturales del agua”, dijo a NOTICIAS.
Un mes después, Energy Group volvió a presentarse en el municipio para desestimar la propuesta que había hecho. Stinfale quedó algo molesto. La calle (que en realidad es el trazado) cruza por la parte trasera del edificio, justo frente al paredón recientemente pintado de negro para la apertura de “Mirador santos” y queda justo en entre todos los establecimientos que son propiedad de la compañía.
En el 2016, Stinfale pasó 70 días en prisión. Se presentó el 3 de mayo de ese año ante la Justicia y quedó detenido tras negarse a declarar ante el juez Sebastián Casanello en el marco de la causa que investigaba la muerte de cinco jóvenes en la fiesta electrónica Time Warp en Costa Salguero, que se había realizado semanas antes. Finalmente, la Justicia lo sobreseyó.
Jefe o arrendatario. Stinfale suele repetir una frase: “Después de Time Warp no quise saber más nada con la noche y el baile”. Y con ese argumento suele explicar por qué él no tiene nada que ver con la administración de los locales que funcionan en el predio de Pinamar.
En la actualidad, el edificio donde supo funcionar Ku hay una sala de escape, y lo que ahora es “Mirador santos” se usó de depósito. Frente al edificio, sobre la playa, está Boutique, uno de los balnearios más populares de Pinamar tanto de día como de noche, y a pocos metros otro parador, “La escondida”.
Desde Energy sostuvieron que todos esos espacios están concesionados y que la compañía aprovecha su renta, pero que de ninguna manera forman parte de su administración. Sin embargo, eso no es lo que dicen los empleados, que se mueven entre uno y otro local como si fuera uno solo y que reconocen a Stinfale como su jefe.
Stinfale intenta mantener el perfil bajo y reparte su tiempo entre sus tareas en Energy Group y el Club Deportivo Riestra. Continúa viviendo en Ramos Mejía y, cuando visita Pinamar, intenta no llamar mucho la atención aunque todos saben que está activo.
Comentarios