Thursday 18 de April, 2024

MUNDO | 08-01-2023 19:20

Caos en Brasil: parecidos y diferencias con la toma del Capitolio

La toma del Congreso, la Corte Suprema y el Palacio Presidencial en Brasilia, es un déjà vu de lo sucedido hace dos años en Washington. De Donald Trump a Jair Bolsonaro.

Brasil vivió un episodio que recordó la toma del Capitolio estadounidense, hace exactamente dos años, cuando partidarios de Donald Trump quisieron evitar la designación de Joe Biden como presidente. Para muchos, la acción llevada adelante este 8 de enero por miles de seguidores del ex mandatario Jair Bolsonaro, que invadieron el Congreso, la Corte Suprema y el Palacio Presidencial en Brasilia impulsando un golpe de Estado para derrocar al flamante presidente, es un calco de aquella del 6 de enero de 2021.

Bolsonaro y Trump

En ambos casos, había habido avisos que fueron ignorado. Los grupos QAnon que tomaron el Capitolio estaban bajo el radar del FBI desde hacía tiempo, y los llamados a manifestarse en Washington era público.

En Brasil, el gobierno bolsonarista de Ibaneis Rocha en el DF y el gobierno federal de Lula da Silva, también habían advertido el accionar terrorista de diversas células y no hicieron nada. Ibaneis y su secretario de Seguridad Pública (ya despedido) sabían que decenas de autobuses se dirigían a Brasilia, y que la policía que pretendía movilizar era insuficiente en número. Peor aún, muchos se tomaron selfies con los alborotadores golpistas que invadieron el Congreso, el STF y el Planalto. Otro punto en común con los policías que custodiaban el Capitolio estadounidense.

Toma del Capitolio

La diferencia notable es que Biden no controlaba entonces el país, como si lo hace Lula, que asignó a su ministro de Defensa, José Múcio, la tarea de desmovilizar los campamentos golpistas frente a los cuarteles. Pero el ministro se mostró débil: "los actos son parte de la democracia", había dicho. Y casi simpatizó con los golpistas: "tengo familiares y amigos allí", agregó, prometiendo que los campamentos serían desmantelados el viernes. Nada de eso sucedió. Y es que la tarea nunca debería haber sido entregada al ministro de Defensa: los campamentos no estaban dentro de los cuarteles si no en la calle, y era deber de la policía, y no del ejército, disolverlos.

Flávio Dino, ministro de Justicia, le había anticipado a Lula el error.  Sin embargo, se vio obstaculizado por la decisión presidencial de dar a Múcio el mando. Ahora tiene bajo su órbita el impulsar el proceso de los 1200 detenidos, y motorizar la investigación de los cerebros detrás del intento de Golpe de Estado, como sucedió en Estados Unidos.

José Múcio

Aquí otra diferencia: Bolsonaro se encuentra -convenientemente- a decenas de miles de kilómetros, en Orlando, mientras que Trump se hallaba en la Casa Blanca, a pasos de los disturbios, y varios testigos marcaron que la estrategia del entonces presidente norteamericano era convencer a los parlamentarios de invalidar parte de los resultados electorales: Trump consideró que podía revertir la derrota si lograba que los congresistas cambiaran los números en algunos lugares (maniobra inviable en la Cámara).

De hecho presionó a su vice, Mike Pence, quien encabezó la sesión, para que rechazara los datos enviados por los estados. Pero Pence frustró las esperanzas de su jefe antes del mediodía de ese 6 de enero. Y Trump lo criticó abiertamente, advirtiendo que le había faltado "el coraje para hacer lo que se debería haber hecho". "Vamos a marchar al Capitolio. Y vamos a aplaudir a nuestros valientes senadores, hombres y mujeres. Sé que todos aquí pronto marcharán hacia el Capitolio para hacer oír sus voces de una manera pacífica y patriótica”, reclamó entonces el presidente horas antes de la toma.

Fotogaleria Estados Unidos Manifestantes se reúnen en el Capitolio del Estado de Michigan en Lansing, Michigan

La policía solo pudo controlar la situación luego del refuerzo de la Guardia Nacional, alrededor de las 17:30, tres horas después del inicio de la invasión. Desde entonces, el FBI ha arrestado a más de 950 personas (la investigación se considera la más grande en la historia de la agencia) y ha presentado cargos contra 940, donde más de la mitad de los imputados, 482, confesaron su culpabilidad (la Justicia condenó a otros 44). Una proceso que ahora seguramente se repita en Brasil.

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Maximiliano Sardi

Maximiliano Sardi

Editor de Internacionales.

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