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MUNDO | 25-11-2019 15:01

España: un logro navideño de la izquierda

El Psoe y Podemos han llegado a un acuerdo para formar un nuevo gobierno.

Desde que en diciembre del 2015 el Partido Popular (PP) perdió la mayoría, la crisis del bipartidismo español desembocó en casi un lustro de ingobernabilidad. Cuatro elecciones en cuatro años (dos en los últimos siete meses), son el resultado de una frustrante vida política de desacuerdos entre dos Españas, la federal, y la de los regionalismos.

El pasado 10 de noviembre, día de las elecciones generales, los ánimos no eran los mejores, y todos coincidían en que otra vez los resultados caerían en saco roto. Con un modesto 28 por ciento, el Psoe se impuso en los comicios sacandole 8 puntos a los conservadores del PP; los ultra derechistas de Vox - como era de suponer- dieron el batacazo y con un 15 por ciento de los votos se colocaron en un tercer lugar. El Unidos Podemos de Pablo Iglesias, se ubicó cuarto, con menos del 10 por ciento, con un resultado peor que el obtenido meses antes.

En este escenario similar al de las elecciones de abril, el presidente del Psoe y primer ministro en funciones, Pedro Sánchez, logró en solo 48 horas llegar a un acuerdo con el Podemos de Iglesias, a quien ofreció la vicepresidencia.

Por primera vez, los representantes de las fuerzas de izquierda más importantes del país se fundieron en un abrazo que busca formar un gobierno progresista de coalición, dejando de lado asperezas y con una agenda en común con el foco puesto en el trabajo, las pensiones, el feminismo y el cambio climático. Este acuerdo podría ser el que por fin cierra los últimos años de inestabilidad política y con un apoyo popular inédito para un gobierno. Pero para que se consolide debe pasar la aprobación del Parlamento y contar con por lo menos una abstención de los partidos independentistas.

Centro y periferia. Hasta hace poco, España era la excepción en una Europa donde la extrema derecha avanza a pasos agigantados. Esto se terminó. Vox, el partido de Santiago Abascal pasó de ninguna representación en el Parlamento el año pasado, a 24 bancas en abril, y a duplicar ese número en noviembre.

Todos esos votos adquiridos coinciden con el desplome del partido de centroderecha Ciudadanos, que al no saber articular un discurso rígido contra el independentismo catalán, perdió a su electorado más reaccionario, nacionalista y conservador, que prefirió la intransigencia de Vox, no sólo contra los catalanes, sino también contra los inmigrantes y las mujeres. La extrema derecha soberanista española crece sin necesidad de alianzas, posicionándose de a poco como el mayor referente de la oposición.

El otro dato significativo de las elecciones es que en Catalunya los partidos independentistas han obtenido el 43 por ciento de los votos, unas 23 bancas dentro del parlamento nacional, algo que nunca había sucedido.

Estos partidos regionalistas, de derecha y de izquierda, no sólo de Catalunya sino también del País Vasco, de Valencia o de Galicia, si bien minoritarios, inauguran una nueva era de partidos periféricos en el Congreso, contra el centralismo de los partidos tradicionales. Estos partidos, son los que tendrán en los próximos días que dar consenso o no a la nueva coalición de gobierno 

por Carla Oller

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