Wednesday 24 de April, 2024

MUNDO | 18-12-2022 00:42

Meghan y Harry: la interna real por el relato

El documental para Netflix de los ex Sussex, generó rechazos y potenció la grieta en la corona británica.

El intento del príncipe Harry y Meghan de tomar el control de la narrativa de su ruptura con la Casa de Windsor, y sacar provecho de ello, provoca una fuerte reacción en Gran Bretaña ante la serie documental. En el trailer de la historia vendida a Netflix por los duques de Sussex, Meghan Markle mira a la cámara y pregunta: “¿No tiene más sentido escuchar nuestra historia de parte nuestra?”. En contraste con los Estados Unidos, donde la pareja que renunció a sus trabajos reales y se refugió en California es vista con cierta calidez, los miembros del público británico ven a los Sussex con más irritación y sospechas.

Algunos están de acuerdo con la opinión de Harry y Meghan de que el Palacio de Buckingham no fue lo suficientemente solidario, y que los tabloides eran racistas. Pero en un invierno británico en el que los alquileres se tornaron altísimos, y los costos de la calefacción (producto de la guerra en Ucrania) son un tema recurrente de conversación, el público local se mostró poco empático con la pareja rebelde de la realeza y sus pataleos mediáticos. 

Harry y Meghan, no por primera vez (ya lo habían hecho en un espacial con Oprah Winfrey), desnudan los pormenores de su relación, y las internas palaciegas. Pero este especial para Netflix de seis episodios (los primeros tres episodios ya se presentaron y los últimos tres se publican el 15 de diciembre) es parte de su acuerdo multimillonario que les permite fundar su propia empresa y consolidar el relato de independencia: durante mucho tiempo el hoy rey Carlos III les giró dinero, pero no el suficiente según los reclamos de la pareja, argumento que indigna a los británicos. 

La interna de la corona británica

Y el documental llega casi a la par con la publicación de las memorias de Harry, "Spare" (saldrá en enero), que promete será un relato "inquebrantable" de su vida real. Un lanzamiento multiplataforma pensado, dicen desde Londres, más para instalarlos en el mercado estadounidense y el mundo, que en el archipiélago europeo. Harry y Meghan en tanto, atentos a las críticas, insisten en que no hay relato en la realización de la docuserie (luego vendría un reality al estilo Kardashian). “Le estamos confiando nuestra historia a otras personas, y eso significa que pasará por su lente”, contestó Meghan a la revista Variety.

Pero la pareja otorgó acceso de forma selectiva a lo que se filmó, y su compañía de medios, Archewell, es uno de los dos productores de la serie sobre la que Netflix se negó a comentar cuánta decisión tuvo la pareja sobre el guión, la edición o el corte final.

Los esfuerzos de curación de imágenes por parte de la familia real británica ciertamente no son nuevos. La operación de relaciones públicas del palacio era una influencia establecida mucho antes de Instagram. Y los padres de Harry, el rey Carlos III y la princesa Diana, se sentaron para entrevistas con periodistas y colaboraron en varias biografías. 

La interna de la corona británica

Pero Meghan mantuvo fuertes disputas por el dominio de sus redes sociales con la corona durante sus años como duquesa, y el control de la narrativa, con nuevos socios, es el tema que se repite.  Al principio se trataba de construir su presencia en las redes sociales para sacarle el jugo a la marca Sussex Royal, que registraron para una amplia línea de productos. Pero, cuando renunciaron a trabajar como miembros de la realeza debieron renunciar a sus cuentas de Sussex Royal, y el plan se readecuó con pata estadounidense, y sabiendo que ya no serían bien recibidos por el público británico: recurrieron a los podcasts, las entrevistas de televisión, especialmente con Oprah, y en oposición emprendieron varias demandas contra los tabloides británicos. 

La docuserie de Netflix redunda en ese camino, repitiendo temas ya tocados antes:  Harry habla sobre el "dolor y el sufrimiento" de las mujeres que se casan con miembros de su familia, en la búsqueda por emparentar a su esposa con su madre, la princesa Diana a la que los británicos aman con devoción. Y suma a la cuestión de género una de raza. “Se trata de odio, se trata de raza”, reivindica Christopher Bouzy, cuya empresa de tecnología desarrolló una herramienta para rastrear el odio en Twitter, y presta testimonio en el documental de Netflix.

“Ha habido una campaña dirigida, y es importante que la gente entienda por lo que ha pasado esta pareja”, sigue Bouzy. “Hay filtración, pero también está la siembra de historias. Es un juego sucio”, marca Harry. Y si es un juego sucio, ¿quién lo juega? ¿El hermano de Harry, William, heredero al trono? ¿O su padre, el nuevo rey? Preguntas que el documental deja flotando (por cierto, William se ha mostrado recibiendo a refugiados de distintas etnias para contrarrestar las acusaciones). 

La interna de la corona británica

“En general, el documental transmite un sentimiento fuerte de victimización”, marca Valentine Low, autora de “El poder oculto detrás de la Corona”, especialista en la realeza británica. “Y Harry muestra su intención por controlar el relato cuando dice que nadie sabe toda la verdad excepto ellos. ¿Qué pasa con esas mujeres que dicen que fueron acosadas por Meghan? Ellas también tienen una verdad”, agrega en relación a las denuncias de intimidación de la ex duquesa a sus empleadas, algo que el Palacio de Buckingham anunció que investigará. 

El diario londinense Times aseguró en su portada que: “El príncipe Harry y Meghan han declarado la guerra total contra la familia real”.  Y El Spectator, revista conservadora de chismes se burló: “Harry, la personificación de la aristocracia inglesa, se lamenta de que ‘hay una jerarquía en la familia’. ¿En la realeza? ¡Vaya noticia!". 
Para los británicos ya no hay vuelta atrás con Harry y Meghan, pero el divorcio con la corona quizás genere empatía en Estados Unidos y un mercado mucho más grande para coronarse como príncipes de la telerrealidad.

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Maximiliano Sardi

Maximiliano Sardi

Editor de Internacionales.

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