La ex Canciller argentina analizó la violenta toma del Capitolio estadounidense en Washington, y las consecuencias que esto tiene en la política norteamericana. Los desafíos del presidente entrante, el demócrata Joe Biden, y cómo reconciliar a un país que también a expuesto su grieta y debilidades democráticas. Las consecuencias para el mundo y más específicamente para la región.
NOTICIAS: ¿Porqué pasó lo que pasó en Estados Unidos?
Susana Malcorra: Esta es una serie de desatinos que vienen desde el 3 de noviembre. Lo que vimos fue la consecuencia de algo que se viene acumulando: la negación por parte del presidente Trump de reconocer que Biden había ganado, generó un clima que se fue acentuando con el paso del tiempo. Si tenés en cuenta que alrededor del 85% de los votantes de Trump considera que los resultados de las elecciones están mal, ves una dinámica social que es muy compleja y que le quita legitimidad al nuevo presidente. Es muy serio lo que está pasando. A esto se le sumó todo el proceso de cuestionamientos judiciales que no llevaron a nada porque todos los casos que se presentaron fueron denegados. Sin embargo, eso siguió montando un clima adverso. Y después también está la retórica inflamatoria del propio Presidente que derivó en que este grupo de extremistas decidan tomar las cosas por sus manos. Tomaron el Congreso de Estados Unidos, algo impensable. Creo que si alguien decía esto en una película, se hubiera pensado como un imposible. Hay que remontarse en el tiempo porque, primero, esto es la consecuencia de todo aquello. Y, segundo, hay que entender que la sociedad norteamericana está partida por la mitad con una total falta de reconocimiento de una mitad respecto de la otra. Ambas mitades no se reconocen , no se entienden. Esto es muy preocupante de cara al futuro y va a ser un desafío enorme para Biden.
NOTICIAS: En la región se habla hace mucho de la debilidad de los sistemas democráticos...
Malcorra: Más allá de la dinámica interna de Estados Unidos, hay una dinámica general en el mundo respecto del cuestionamiento de las instituciones democráticas. Esto es así, es innegable. Esto es una lectura personal, pero creo que este proceso se inicia de manera muy clara a partir de la crisis del 2008, cuando se produce un quiebre en la sociedad. Los ciudadanos quedaron rezagados en esa crisis que hizo una reasignación de recursos impresionante al sistema financiero o a las empresas que estaban por caer, como las automovilísticas en Estados Unidos. El ciudadano de a pie quedó totalmente postergado y se incrementaron los números de desempleo. Se produjo aquella contradicción entre “Wall Street” y “Main Street”. En la calle principal de los pueblos cerraban los negocios, etcétera. Esa crisis se combinó con los desplazamientos que produjo la tecnología en el trabajo. Hubo enorme cantidad de puestos de trabajo que dejaron de existir porque fueron reemplazados por la tecnología, algo que se aceleró durante la pandemia. La insatisfacción del ciudadano, al ver que se tomaban decisiones durante la crisis que no lo favorecían, más el desplazamiento de la oferta laboral, hizo que la gente esté sumamente insatisfecha con los gobiernos, con sus líderes y con el modelo de gobierno. Hay una sensación de que la democracia es ineficaz e incapaz. Esto fue aprovechado de manera muy amplia en muchos lugares donde se plantea que no es la democracia la mejor forma de gobierno que podemos tener. Esto ha generado todos estos movimientos, los grupos políticos nacionalistas con una fuerte tendencia al autoritarismo. La mano dura se interpreta como más eficaz para dar respuestas. Y lo que pasa ahora en Estados Unidos, que es una representación de todo este fenómeno, te agrega un ingrediente adicional: aquello que era una referencia de la democracia en todo el mundo está en implosión. Entonces, ¿cuál va a ser el modelo sobre el que vamos a trabajar? Así empiezan a surgir modelos alternativos como China. Allí vemos un modelo que está sacando a su ciudadanía de la pobreza y haciendo crecer a la clase media. Todos los indicadores lo muestran como un modelo importante, pero todo esto en un Estado de autoritarismo. Entonces, la pregunta empieza a ser: ¿el autoritarismo es posible? Es una pregunta muy peligrosa.
NOTICIAS: ¿El triunfo de Biden es la vuelta a la política tradicional? ¿O hay que repensar el modelo?
Malcorra: Biden es el establishment pero tiene la característica de ser un gran dialogador. Otro de los elementos que se empieza a ver en este fenómeno es la negación de la existencia del otro. Y, en esa negación, la gente no habla y sin hablar es imposible establecer soluciones. Entonces, creo que la apuesta de Biden, quien dice “voy a ser capaz de vencer esta división, sobre todo en el Congreso”, es interesante. Pero la pregunta es si ese mensaje está enraizado en una visión realista de cuán grave es la situación. Seguramente, lo que pasó ayer ha profundizado esa sensación de gravedad. El desafío, sobre todo, es entender cuáles son los cambios que hay que producir porque el problema de fondo es uno: lo que era el sueño americano, esa idea de que nuestros hijos iban a estar mejor que nosotros y que el futuro siempre iba a ser mejor que el presidente, ha desaparecido. La movilidad hacia arriba del americano ha desaparecido y hay muchos que quedaron totalmente fuera del sistema. Entonces, ¿cómo hacés para replantear el sistema para ser más inclusivo y disminuir las desigualdades generando esperanzas y una sensación positiva hacia adelante?
NOTICIAS: ¿Esta situación se podrá contener en el corto plazo o cala profundo hacia el futuro?
Malcorra: Creo que cala profundísimamente. Hoy tuve muchas conversaciones con personas de Estados Unidos. Obviamente, la gente con la cual yo hablo en términos generales está muy informada e influenciada por la política. Pero el golpe que esto representa es una cosa enorme. El ex presidente Bush dijo que esto era de país “bananero”. Es una terminología que a mí no me resulta muy cómoda porque hace alusión a países del sur, y me parece muy cargada, pero que él se haya referido a Estados Unidos de esa manera demuestra una simplificación que refleja la gravedad de la crisis.
NOTICIAS: ¿Cómo se conecta lo que vimos en Estados Unidos con las situaciones que solemos observar en la región?
Malcorra: La descripción que hice de Estados Unidos aplica a todas las regiones, a países de Europa, de África, de América y de Asia. En cada lugar, con las características propias de cada región. Pero la realidad es que las consecuencias se sienten y que hay un cuestionamiento al modelo existente. Por supuesto que el modelo existente no se ha aplicado igual en todas las regiones. Por ejemplo, en Europa hay Estados mucho más intervencionistas y redes más fuertes y en Estados Unidos fue un modelo aplicado en extremo. Es cierto que esto se combina también con el cuestionamiento a la globalización. Es como si hubiéramos llegado al límite con todos los instrumentos que teníamos y ahora tenemos que encontrar nuevas formas de desarrollar instrumentos que le sirvan a la gente. Pongo un ejemplo: el medioambiente. La economía, en un crecimiento continuo y perpetuo, no es sostenible por un solo planeta. Necesitaríamos dos planetas, pero no los tenemos. ¿Cómo hacemos para ecualizar todas estas variables?
NOTICIAS:¿Cuál es el rol esperable de la comunidad internacional?
Malcorra: Claramente había expectativas con la llegada de Biden a la Casa Blanca para que reforzara el sistema multilateral e internacional. Él ha dicho que volvería a la OMC, a la Organización Mundial de la Salud, al Tratado de París. Había una expectativa de que ese regreso de Estados Unidos al mundo multilateral reviviera a la comunidad. Si bien es cierto que hay que producir cambios, sin lugar a dudas, su regreso podía significar que Estados Unidos fuera el validador de estos cambios. Sin embargo, en este contexto y con esta realidad, la primera pregunta es: ¿con qué autoridad Estados Unidos podría ser parte de este cambio necesario? Lo que sucede fronteras adentro de Estados Unidos tiene impacto en la comunidad internacional. Es decir, si quien quiere defender ese modelo está en ese lugar tan difícil los demás pueden poner en duda cuánta fuerza puede tener y también puede ser cuestionado. Por eso creo que esto tiene un impacto muy grande. Para mí, esto llegó para quedarse. Fue un sacudón que va a llevar a mucho replanteo y búsqueda de alternativas.
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