★★★★ Cada verano -incluido el del aislamiento mundial, cuando tuvo su versión por streaming-, Punta del Este se convierte en sede de uno de los festivales más antiguos de la región, considerando todos los géneros, y el más consecuente y longevo, sin ninguna duda, si se toma exclusivamente el jazz. Cerca de tres décadas atrás, el argentino Francisco Yobino, que tenía un emprendimiento agroindustrial ligado a la producción de un famoso dulce de leche, decidió darle espacio a una de sus mayores pasiones e “inventó” un encuentro jazzístico que, con todas las dificultades y vicisitudes propias de nuestros países, sigue en pie luego de tanto tiempo.
El restaurante y el anfiteatro donde se empezó a cimentar toda la muy jugosa historia del festival cambiaron de manos y ya no tienen la misma funcionalidad. Frente a eso, Yobino construyó un nuevo teatro de verano en su Finca El Sosiego, siempre en la zona de Punta Ballena y bien cercano al anterior, y siguió adelante contra viento, marea, confinamientos y vaivenes económicos. En casi la mayor parte del tiempo, y aún en el presente, el gran clarinetista y saxofonista cubano Paquito D’Rivera ha sido el director musical. Y así fue también este año, cuando además se lo homenajeó, junto al trompetista argentino Diego Urcola, por sus muchas presencias, con el expresidente uruguayo José María Sanguinetti obrando como intermediario en la entrega de plaquetas.
Una vez más, fue fundamental la presencia del combo sudamericano “Los amigos del Sosiego”, con el mencionado Urcola (trompeta y trombón), Popo Romano (contrabajo), Pipi Piazzolla (batería), David Feldman (piano) y Nico Mora (guitarra). Fue una presencia constante y de alto vuelo, en cada una de las noches, la de la cantante armenio-norteamericana Lucy Yeghiazaryan, con el respaldo del pianista italiano Rossano Sportiello. Varios de los ex miembros del grupo de Cedar Walton (David Hazeltine -piano-, David Williams -contrabajo-, Joe Farnsworth -batería- y Vicent Herring-) compartieron la escena con el saxofonista tenor canadiense Grant Stewart y entregaron algunos momentos brillantes. Y con dos sets bien diferentes, en los que no faltaron composiciones de Piazzolla ni de Mozart, D’Rivera fue el gran anfitrión y atractivo del festival junto a sus compañeros Walter Gorra (piano), Hamish Smith (contrabajo), Juan Chiavassa (batería) y nuevamente Urcola.
Hubo homenajes a Jimmy Heath, Etta Jones, Cedar Walton, Shirley Horn, Frank Sinatra, Thelonious Monk, Dizzy Gillespie, Horace Silver, Chick Corea y los grandes saxofonistas. Y como es saludable rutina, cada extensa noche de jazz concluyó con las tradicionales jams sessions en el comedor de los músicos.
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