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OPINIóN | 01-04-2019 11:18

El impacto del español

Cambio y expansión del segundo idioma del mundo, en el VIII Congreso Internacional de la Lengua. Género y tecnología.

577 millones de personas, el 7,6 por ciento de la población mundial, hablan español. Esta cifra, aproximada, probablemente inexacta, incluye a todos los que usan la lengua, ya sean nativos, extranjeros o bilingües. Si nos concentramos en los hablantes exclusivos del castellano, la cifra baja a 480 millones, el 6,3 por ciento del mundo.

El español es la segunda lengua más hablada después del chino mandarín (960 millones medidos en 2017), pero con una presencia internacional mucho más grande. Nuestra lengua supera en cantidad de hablantes a idiomas de gran prestigio como el inglés y el francés (399 y 78 millones respectivamente).

Sin embargo, inglés y francés le ganan al español en cuanto instrumento de comunicación: el primero se habla en 55 países y el segundo en 29. El castellano en 21. Por su historia colonial, estas dos lenguas son utilizadas en mayor medida que la nuestra como instrumento de contacto, aún en países donde no son el idioma oficial.

En cuando al futuro, de las lenguas más habladas del mundo, el español es la que muestra claros signos de evolución en términos de número de hablantes. Un dato a favor de su preponderancia es la creciente importancia que gana en los Estados Unidos, donde se calcula que la comunidad latina en 2060 alcanzará al 28 por ciento de la población. (Estos datos fueron tomados del artículo “El idioma español crece y se multiplica” de David Fernández Vítores, publicado en el libro “Más de 555 millones podemos leer este libro sin traducción” -Taurus-).

La contundencia de estas cifras explica por qué académicos, escritores, investigadores, poetas y artistas viajaron desde todo el mundo a Córdoba entre el 27 y el 30 de marzo, para asistir al VIII Congreso Internacional de la Lengua Española. Por ser uno de los idiomas más importantes del planeta, un Congreso que tenga al español como tema central tiene que ser, por fuerza, un gran acontecimiento.

Tal vez porque la península ibérica sigue sintiéndose la capital moral del castellano, la apertura del evento estuvo a cargo del rey Felipe de España. En España además se encuentra la madre de todas las Academias de la Lengua del mundo hispano (Argentina también tiene la suya): la Real Academia Española (RAE). Esta famosa institución es, ni más ni menos, que la que elabora el diccionario oficial del idioma y se erige en autoridad de lo que entra y lo que no, bajo el paraguas del castellano que hablamos todos. Los académicos suelen ser las grandes estrellas de los Congresos de la Lengua.

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Como corresponde a un idioma tan extendido, algunos de los problemas de los que se dialogó en mesas de trabajo y reuniones plenarias, con lingüistas, filólogos y escritores, se refieren a la convivencia del español en ciertos territorios con lenguajes propios preexistentes (como en México o Paraguay, por poner sólo dos ejemplos) o en el contacto que puede tener con lenguas más poderosas culturalmente, como es el caso de los hablantes latinos que son bilingües en los Estados Unidos, por citar una situación muy conocida.

El lema del evento fue: “América y el futuro del español. Cultura y educación, tecnología y emprendimiento”. Un eslogan en el que “tecnología” juega un papel importante. En tiempos digitales, los cambios se aceleran al infinito, y el lenguaje -tan amigo de las transformaciones- puede terminar siendo irreconocible.

La idea latente de una “amenaza” para el idioma, alguna fuerza exterior encarnada en una lengua de poder, o una convivencia forzada con el inglés en redes sociales y celulares y hasta el crecimiento de idiomas populosos (como el árabe) por la fuerza de las migraciones, suelen estar en la base de ciertas preocupaciones insistentes de los especialistas.

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Otra cuestión relevante del presente del idioma que algunos sienten también como una amenaza es la exigencia de una perspectiva de género. ¿Cómo se resolverá en el español la intención de dejar huella del lado femenino de la experiencia? El conflicto hoy es insistente. Puede desvanecerse con la liviandad de una moda o expresar la marca de una necesidad en el lenguaje. De esta complejidad de la lengua y las sociedades que comunica deja testimonio este Congreso. Un conglomerado de intereses -desde la gramática hasta la política- da cuenta del rasgo más esencial de un lenguaje: la capacidad de devenir otro, de transformarse para servir mejor a quienes lo utilizan.

*Editora de Cultura de NOTICIAS.

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Adriana Lorusso

Adriana Lorusso

Editora de Cultura y columnista de Radio Perfil.

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