En un mundo creciente e irreversiblemente interconectado e interdependiente, las relaciones internacionales adquieren un rol fundamental. El encuentro de Alberto Fernández con Francisco y su visita a cuatro principales países europeos rompe con el mito del aislamiento. Y marca que la alternativa no es relacionarse con el mundo o permanecer aislados, sino de qué manera relacionarnos.
El mundo no es el que quisiéramos, sino el que tenemos. Y las condiciones de nuestro país, luego de 4 años de cruento neoliberalismo, tampoco son las soñadas, sino las que son. Además, América Latina no cuenta hoy con una estructura favorable en cuanto a los precios internacionales de sus exportaciones ni con gobiernos vecinos con capacidad de brindar ayuda financiera, como sucedió durante la presidencia de Néstor Kirchner. En ese marco de extrema vulnerabilidad financiera debido al irracional endeudamiento del macrismo, el respaldo internacional a la restructuración de esa deuda se torna central.
Este nuevo comportamiento europeo tal vez expresa que al interior de la propia Europa se está dando una revisión de la filosofía del ajuste y el ahogo a países emergentes, que ha llevado al crecimiento de opciones separatistas con gran peso electoral en muchos de sus miembros. Y que Europa se está planteando una mirada más equilibrada de la integración, el desarrollo y de su relación con un país como el nuestro.
Lo que esta gira señala es que el respaldo buscado no es para favorecer la multiplicación de la ganancia financiera y la apertura indiscriminada para destruir el empleo y la industria nacional, sino para recomponer un modelo de desarrollo productivo, la reconstrucción de la pequeña y mediana empresa, la creación de fuentes de trabajo y la inclusión social.
* Dirigente del Frente de Todos
por Carlos Raimundi
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