Lejos de detener su crecimiento, el mercado de lujo continuó su expansión durante la pandemia, tanto en el mundo como en la Argentina. Pese a la recesión económica, productos que ofrecen experiencias exclusivas, difíciles de conseguir y reservados para unos pocos, como suntuosos relojes, se encuentran en su máxima expresión.
Hace 10 años, se calculaba que existían 10 millones de multimillonarios a nivel global. Hoy, se cree que hay 100 millones. Solo en 2020, el año del brote del Covid-19, se sumaron 5,2 millones de nuevos multimillonarios, de acuerdo a las últimas estimaciones del sector.
Además de una creciente demanda, hay una ampliación de la oferta. Aunque siempre existió este segmento de consumo, la profesionalización de los negocios se perfeccionó, junto con la mayor investigación y el desarrollo de la producción, dando lugar a nuevos jugadores especializados en distintos rubros.
En un contexto económico y financiero de mucha volatilidad, la escasez de estos artículos, planteada ya como una condición conceptual desde su fabricación, es un atributo que genera un interés cada vez mayor, por lo que el público los considera una inversión atractiva y un refugio de valor, teniendo en cuenta sus estándares de calidad y las cantidades limitadas a las que se acceden. Se trata de una parte de la población que valora al lujo y adquiere, por ejemplo, relojes de alta gama como una forma de atesoramiento.
Los recientes remates de las casas de subastas número uno del mundo evidencian el fenómeno, con la participación en ascenso de personas que pagan por las sofisticadas piezas montos superiores a los de origen.
En la Argentina, las restricciones a los viajes internacionales y la brecha cambiaria provocaron un aumento de la demanda, que actualmente se mantiene, dada la posibilidad de acceder a precios convenientes, sin tener que trasladarse a otro país para comprar los objetos deseados.
Sumado a los propios beneficios que impulsan las mismas marcas, resulta una opción ventajosa. Los argentinos siguen eligiendo comprar a nivel local, incluso en un momento en el que la gente volvió a viajar al exterior, tras la flexibilización de las medidas para contener el avance del coronavirus.
Históricamente, el típico perfil de consumidor eran los apasionados por los artículos de lujo y los coleccionistas. Hoy, se extendió el público más allá de los fanáticos. El rango etario se amplió y jóvenes de 30 años en adelante se vuelcan a comprar productos de estas características.
También contribuye en el crecimiento de la industria, la reactivación de la vida social, con la reanudación de los eventos recreativos, que disparan la demanda. Otro factor que influye en este boom es la llegada de turistas internacionales a la Argentina, luego de la reapertura de fronteras, dispuestos a consumir estos artículos, beneficiados por el tipo de cambio.
La industria demostró que los tiempos de crisis también generan oportunidades, si se tiene la cintura para comprender las necesidades de los consumidores y adaptarse a los cambios que exige el contexto. Entender los diversos ciclos que atraviesan la región y la Argentina es clave para hacer crecer el mercado.
En tanto la sociedad le atribuya un valor cada vez mayor a los productos, el consumo de lujo crecerá aún más. Las perspectivas anticipan un futuro promisorio, más allá de los altibajos y la inestabilidad que puede sufrir un país como el nuestro.
El hecho de que sea una industria globalizada hace que no esté condicionada a las variantes cíclicas de la economía nacional. Puede ser un factor de limitación del desarrollo, pero no se convierte en un factor decisivo.
No obstante, hay que seguir trabajando para impulsar la competitividad del sector, un aspecto en el que nos focalizamos en la Cámara de Comercio Suizo Argentina. Existe una antigua relación comercial entre la Argentina y Suiza. Varias compañías suizas tienen una extensa trayectoria en el país.
Estamos en permanente contacto con el Ministerio de Desarrollo Productivo, el de Economía y otros actores del gobierno, con quienes buscamos generar consensos y optimizar diferentes cuestiones relacionadas al comercio exterior. Sería provechoso si se pudiera sistematizar el vínculo para ayudar a dinamizar el flujo comercial entre ambas naciones, para así potenciar a esta industria que no tiene fronteras.
Por Ernesto Kohen
Presidente de la Cámara de Comercio Suizo Argentina y presidente de Grupo Chronex.
Representante en el país de las marcas de relojes Omega, Piaget y Raymond Weil.
por Ernesto Kohen
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