Es artista plástica e hizo cuatro años de arquitectura, pero la llegada de su primera hija la decidió a cambiar de planes. Sin embargo, el arte es su pasión. Carolina Prat diseñó cada detalle de la casa que habita desde hace 21 años con su marido, el periodista y conductor Guillermo Andino, y sus tres hijos, Sofía (20), Victoria (14) y Ramón (6). El hogar, ubicado en Martínez, tiene un nombre sugestivo, “La casa de los suspiros”, que se inunda de luz natural durante todo el día y combina sutilmente vidrio, piedra y madera. Cálida, conversadora, de risa contagiosa, Carolina se ocupa de su familia pero también pasa muchas horas en su taller de arte, donde despunta el vicio: ahora está aprendiendo a trabajar en madera, como lo hacía su papá. Además conduce “Andino y el país”, todos los sábados por A24, junto a Guillermo. El ciclo lleva 13 años en pantalla y ganó varios premios, entre ellos el Martín Fierro de Cable, en el 2018. En una charla íntima, Carolina habla de arte, de amor, de su familia, de la dolorosa muerte de su hermana menor, Nati, hace casi dos meses y de cómo hace para aceptar lo sucedido y continuar con alegría.
Noticias: Es casi arquitecta y le apasiona el diseño, ¿por qué no terminó la carrera?
Carolina Prat: No pude terminar porque estaba embarazada de Sofi. La última materia que cursé fue Diseño 4 y en Arquitectura decimos que si la tenés aprobada, ya casi tenés la carrera hecha. Pensé que después de parir, iba a poder retomarla pero no tenía ni idea de lo que es ser madre. Arquitectura es una carrera que implica mucho esfuerzo práctico, además de teórico, y necesitas tiempo. Ya con Sofi, me di cuenta de que por más voluntad que pusiera no iba a poder así que decidí dedicarme cien por ciento a ser mamá y no volví a la facultad. Pero seguí desarrollando el arte, en un momento diseñé mallas y me iba muy bien. Me divierte mucho el diseño: esa faceta está en mi ADN.
Noticias: ¿Por eso se decidió a dar talleres y pintar?
Prat: Sí. Ya con mis dos hijas empecé un taller de arte para chicos, ellas fueron mis alumnas. Durante cinco años trabajé en ese taller que quedaba a unas cuadras de casa y llegué a tener 24 alumnos. Lo disfruté mucho porque creo que el arte sana, ayuda a canalizar muchas emociones. En el arte podés plasmar muchas cosas que te suceden en ese momento. Unos años después, algunas mamás de la escuela me pidieron que les diera clases a ellas, arranqué, aunque con algunas dudas, porque era algo que nunca me había planteado. Tuve diez alumnas que no sabían ni dibujar un árbol. Era enorme la alegría de esas mujeres que todavía me cruzo hoy en el barrio y me dicen que aprendieron a dibujar, y que en esas dos horas se olvidaban de todo lo demás. Poder ofrecer ese ratito es muy gratificante. Hoy tengo mi taller en casa en el que trabajo también con madera. Es algo que heredé de mi papá que era ingeniero, muy estructurado, pero tenía una sensibilidad muy grande para trabajar en madera. Recuerdo que de chiquita iba a su taller y me fascinaba verlo.
Noticias: ¿Nunca dejó de dibujar y pintar?
Prat: El año pasado casi no pinté porque a mi hermana Nati le diagnosticaron cáncer de mama con metástasis y la acompañé mucho. Falleció a fines de marzo. Estuve sumamente abocada a ella porque mi objetivo era regalarle un tiempo y así fue. No tenía resto ni tiempo ni energía para pintar ni dibujar.
Noticias: Dijo que el arte sana, ¿canaliza el dolor ahí?
Prat: A los pocos días de su partida me di cuenta cuánto necesitaba volver a pintar. Me lo pedía el alma. Y así fue, volví de a poco y me hace muy bien.
Noticias: Todavía está transitando el duelo…
Prat: Estoy transitando mi segundo duelo. El primero fue cuando me dijeron que a mi hermana le quedaban pocos meses de vida. Fue tremendo. El milagro era una opción en un millón y no lo descartaba porque tengo fe. De alguna manera, consciente o inconscientemente, te preparas para esa partida. Creo en la magia de la vida pero tengo los pies en la tierra y llamo a las cosas por su nombre: el cáncer es cáncer y la muerte es muerte. Tuvo un cáncer oculto que hizo metástasis enseguida. Tengo las mejores palabras para la Clínica Fleming porque intentaron hacer una quimio a pesar de que era muy difícil lograr una mejoría. Soy una persona optimista, lo que me ayuda a pasar todo de una manera más tranquila. Pero desde el minuto uno nos dijeron que era un cáncer terminal, que no se iba a poder revertir. Sin embargo, empezó un tratamiento porque siempre hay esperanzas.
Noticas: Esperaba el milagro.
Prat: Exacto, uno se aferra al milagro y eso te ayuda a transitar el momento de una manera menos dolorosa. Sentís la fe.
Noticias: ¿En algún momento perdió la fe?
Prat: No. Y tampoco me enojé con Dios porque pensé ‘por qué a mí no’. Claro que me parece muy injusto, mi hermana era muy joven, no pudo concretar muchos sueños. Pero no es enojo. Considero que todos tenemos una misión o un destino, que nuestra alma viene a concretar en esta vida. Hay cosas que no vamos a poder descifrar porque para eso hay algo superior y podés llamarlo Dios, energía, universo, o de la manera que quieras. Y a Nati lamentablemente le tocó esa y hay que entender que fue su destino. Me da lástima y es injusto, obvio. Desde un primer momento el oncólogo nos dijo que era un partido muy difícil. El cáncer oculto se llama de esa manera porque no se encuentra el tumor primario, no se sabe qué quimio tienen que utilizar. Nati ya tenía metástasis; fue un cáncer de mama. Mi hermana era muy prolija, se hacía todos los controles, tenía una mamografía perfecta de cuatro meses atrás, nunca relacionaron que podía tratarse de eso.
Noticias: La contención de la familia seguramente fue fundamental.
Prat: Muchísimo. Son mi fuerza.
Noticias: Lleva 21 años de casada con Guillermo. Le habrán preguntado mil veces por la receta, ¿hay una?
Prat: (Ríe) Si hubiera ingredientes, diría que la paciencia es fundamental en cualquier vínculo y en un matrimonio más. Pero lo realmente importante es sentir el amor mutuo, que puede pasar por admiración, la complicidad. A Guille y a mí nos gustan casi las mismas cosas y disfrutamos compartiéndolas. Hace 22 años que estamos juntos y nos sentimos como novios en muchas cosas y también nos peleamos un motón porque sino, no sería sana la relación. El amor recíproco es la clave para un vínculo pleno. Y eso no se inventa, eso se siente y mientras ocurra, es hermoso.
Noticias: ¿Conservan espacios para los dos solos a pesar de tener una familia numerosa?
Prat: Nunca dejamos de tener un rato para nosotros, por eso decimos que seguimos siendo novios. Tratamos de tener un tiempo para ver una película, compartir una charla, lo que sea. No lo perdimos nunca desde que nacieron nuestros hijos. Es nuestro momento, es muy importante mantenerlo.
Noticias: ¿Cómo es la crianza de tres chicos de edades tan diferentes?
Prat: Nos ocupamos como podemos de los tres, aunque yo estoy más en casa, así que trato de solucionar lo que les pasa, dentro de lo que puedo. Sofi va a la facultad y estudia Comunicación, aunque ahora en forma virtual. Vicu está en la secundaria y Monchi empezó primer grado por Zoom, todo un desafío.
Noticias: Hace unos años se sumó a la conducción de “Andino y el país”, ¿es buena la experiencia de compartir trabajo también?
Prat: Me encanta, es un programa que hacemos con mucho cariño. Nos complementamos muy bien. Guille me ayuda en la parte periodística y yo, quizá, a descontracturarse un poco más. Soy de preguntar desde el alma y Guille desde la mirada periodística. Juntos logramos un buen equilibrio.
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