Friday 19 de April, 2024

PERSONAJES | 19-07-2021 14:36

Elisabeth Checa: “Cada vino cuenta una historia”

La experta en vinos acaba de lanzar una nueva edición de su guía. Cambios en la industria, prejuicios y enólogos.

Nada de descriptores aromáticos, espumosos, ni maridajes. Hay palabras del mundo del vino actual que la Checa —así a secas, como todos la llaman— descarta de su vocabulario. Para ella el espíritu del vino no está en los descriptores, el espumoso es champán y maridaje una palabra machirula —”¿Hay algo peor que un marido?” acota, riéndose de su ocurrencia— que reemplaza por acuerdo o simplemente “tal vino va bien con”. Escribe poesía y es una lectora ferviente, así que elige bien sus palabras. Su manera de hablar de vinos es única, directa y apasionada, sin ese piripipí glorioso, como llamaba Miguel Brascó, su mentor, al lenguaje hermético de los sommeliers y eruditos. 

En 1985 Brascó le ofreció su primer trabajo como periodista gastronómica y de vinos en Cuisine & Vins, y así se convirtió en una de las primeras periodistas especializadas de la Argentina. Dice no haberse sentido discriminada por ser mujer en un mundo esencialmente masculino, aunque recuerda con humor que a su columna en Ámbito Financiero la llamaron Hominis —Hombres, en latín— y que escribió en La Nación con el pseudónimo Miguel Lasalle (el nombre de su padre y el apellido de su bisabuelo), “porque era más creíble”. Cambió su estilo literario por uno más ascético y todas las bodegas morían por saber quién era el bendito Miguel Lasalle, hasta que Alberto Arizu, el dueño de Luigi Bosca, la desenmascaró. Cada anécdota de la Checa, además de contar hitos de nuestra historia vínica, tiene un tinte un poco desfachatado que hace imposible no escucharla, pero sobre todo no reírse.

Recientemente acaba de lanzar la edición número 14 —¡el borracho!— de su guía “Los Buenos Vinos Argentinos”, para la cual cató 670 etiquetas y seleccionó 349 vinos. Además de reseñas, la guía tiene artículos periodísticos sobre grandes temas de la actualidad del vino, bodegas y vinos nuevos para descubrir, y algunos de sus poemas, que cuentan mucho más sobre esa bebida que “el sub-género literario de las contraetiquetas”. 

Noticias: ¿Cómo cambió el vino argentino desde que empezó a escribir en el 1985 hasta ahora?

Elisabeth Checa: Ahora son más humanos. Antes tenían demasiado todo: eran negros, oscuros, alcohólicos, con mucha madera, pesados. Todo se fue alivianando. Ahora su complejidad radica en su elegancia, no en la acumulación de cosas. El gran cambio fue el descubrimiento de los suelos, entender cómo 200 metros de distancia pueden cambiar todo. 

Noticias. Hace la guía hace 14 años, y cata cientos de vinos cada año, ¿no se cansa? 

Checa: Todos los años digo que no la voy a hacer más, pero siempre encuentro una excusa. Este año fue la pandemia: mejor producir algo que quedarse encerrado sin hacer nada, además la gente se interesó mucho por el vino en la pandemia. A mí me gusta mucho escribir, entonces escribí unos poemas del vino, que también fueron una motivación.

Noticias: ¿Cómo es su dinámica de trabajo con su colaborador, Fabricio Portelli?

Checa: Nos complementamos muy bien. Yo tengo un estilo más literario y él uno más técnico. Si tenemos dudas, las conversamos. ¡Es aburridísimo catar solo! Eso sí, la última palabra la tengo yo. Y mi toque final es añadir las circunstancias, la asociación de la bebida a la comida.

Noticias: ¿Por qué no les pone puntaje?

Checa: Porque creo en el vino y sus circunstancias. Si lo tomo un poco caliente, sola, de mal humor, y con una omelette seca, el vino va a ser una porquería. El mismo vino en circunstancias felices, puede ser maravilloso. Es más existencial que esencial. Por supuesto que la calidad incide, pero no es tan objetivo. Cuando cato me imagino cómo sería ese vino si en lugar de catarlo, lo bebo. Es mucho más divertido beber que catar.

Noticias: ¿Qué vinos quedan fuera de la guía?

Checa: Los muy maderizados, muy alcohólicos, muy pesados. Eran los que se tomaban cuando empecé a escribir, que siguen teniendo su público, pero que no evolucionaron. No me gusta cuando la madera tapa el sabor del vino. 

Noticias: ¿Hay cepas que quedaron en el camino y que extraña?

Checa: El merlot, que fue como mi primer amigo. Dicen que la culpa de que perdiera popularidad la tuvo la película “Entre copas”, pero ¿quién veía esa película en Argentina? Me emociona el merlot porque tiene una suavidad particular, una especie de elegancia. También tengo una relación sensual con el syrah porque me recuerda Argelia, donde viví durante un año. El tema es que lo banalizaron, lo hicieron más comercial y perdió esa sensualidad única de aromas. Los mejores syrah de Argentina son los del Valle del Pedernal, en San Juan, que inspiraron a escribirles un poema.

Noticias: También algunas cepas resurgieron, como el semillón, sobre el que también hay un artículo en la guía. ¿Cuál de estas cepas recuperadas le sorprendió particularmente?

Checa: La criolla, sobre todo la criolla chica. Tiene algo terroso que me remite al pinot noir, y se están haciendo vinos muy interesantes con ella.

Noticias: ¿Cuáles son los otros argentinos que no hay que dejar probar?

Checa: Me gustan mucho los pinot noir del sur. Todos hablan de sus aromas de frutilla y cereza, pero no, a mí me gusta la cosa subterránea, misteriosa, decandetona. El pinot tiene sutilezas, caminitos, capas de aromas. También me encanta el torrontés, esa cosa medio desorbitada de aromas que tiene. Es una de las cepas que más cambió con los años, y hoy hay algunos torrontés maravillosos, aunque temo que los estén haciendo demasiado civilizados y abstractos y pierdan esa alma salvaje de los valles Calchaquíes, su lugar en el mundo. 

Noticias: En uno de los artículos de la guía, Portelli habla del boom de los vinos orgánicos y naturales. ¿Es una moda o una búsqueda?

Checa: Me parece extraordinario que haya variantes orgánicas como que haya zanahorias orgánicas. Pero me incomoda cuando los vinos son muy veganos, biodinámicos, naturales pero el vino en sí no existe. Hay un snobismo con el tema del “sin sulfito”, que muchas veces perjudica al vino, lo oxida. A lo mejor es porque yo no soy tan sana.

Noticias: ¿Quiénes son los nuevos enólogos a los que no hay que perderles el rastro?

Checa: Los Michelini, todos. Seba Zuccardi. Gabriel Dvoskin de Pintom. Lucas Niven. Hay muchos jóvenes que están experimentando en suelos y regiones, que se arriesgan y hacen vinos poco comerciales, poco obvios.

Noticias: Leyendo los poemas que escribió para la guía, da la sensación de que la poesía es el medio perfecto para describir el vino.  

Checa: Es que si lo asocias con un tema, el vino genera una sensibilidad hacia otras cosas. Hay vinos impresionistas, por ejemplo, como el torrontés, que bien podría ser una baguala o el segundo tiempo del concierto en sol de Ravel. Se puede asociar con muchas cosas. 

Noticias: Menos con los descriptores aromáticos que pregonan las bodegas y los sommeliers…

Checa: Los descriptores aromáticos espantan a la gente. Mi ejemplo siempre es: “El malbec tiene aromas a violetas”, pero si un tipo no lo siente piensa que el vino está malo o que él es un ignorante. Los sommeliers dicen cosas como “Huele a cassis fresco”. ¿Pero quién probó cassis fresco?. La gente me pregunta: “¿Qué tengo que encontrar acá?”. ¡Lo que puedas! Si les divierte encontrar aromas, si les parece que con eso se acercan al alma del vino, al ser absoluto, que lo hagan así. ¿Pero cómo tentás? ¿Cómo lo describo sin asustar? Yo invito a que miren el color, que sientan que es fresco, que tiene acidez. El mejor vino, es el que a vos más te gusta.

Noticias: En las catas de Casa Checa tiene un contacto directo —o por Zoom— con el público, ¿cuál es uno de los prejuicios más recurrentes sobre el vino?

Checa: Que el blanco da dolor de cabeza. Puede que sucediera en el pasado por la cantidad de sulfitos y andá a saber qué otras cosas que les metían para mantenerlos, pero cambiaron mucho. Yo estoy cada vez más embalada con los blancos. Otro prejuicio es la acidez. La gente la considera algo malo, pero la acidez es la columna vertebral del vino. Ahora se están haciendo vinos en altura estupendos, con más acidez, lo cual los hace más bebibles, más despiertos.

Noticias: ¿Qué es lo indispendable para saber de vinos?

Checa: Ante todo, no sé qué es saber de vinos, se aprende tomándolo. Hay gente que dice “A mí el malbec no me gusta”, pero ¿qué malbec no te gusta? Importa sobre todo el terruño. Los malbec de Valle de Uco, por ejemplo, sobre todo los de Zuccardi, no tienen esos aromas a ciruelas y frutas rojas que empalagan. Casi no tiene aromas. Tienen una acidez y fuerza en boca impresionantes. Por eso es importante probar, porque cada vino te cuenta una historia. 

Noticias: Si te gusta el vino ¿por qué hay que comprar su guía? 

Checa: Para conocer las nuevas tendencias y animarse a probar fuera de lo conocido. Antes había pocas bodegas, pero ahora hay miles de opciones, estilos, zonas y suelos para descubrir.

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Cayetana Vidal Buzzi

Cayetana Vidal Buzzi

Crítica gastronómica.

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