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POLíTICA | 05-11-2016 00:00

La crisis de identidad de Miguel Del Sel: ¿macrista o midachi?

Deja la Embajada en Panamá que le dio el PRO para volver a hacer humor, pero a la vez quiere ser gobernador más adelante. La trastienda de su salto.

La chispa del regreso a las tablas se encendió en agosto, cuando Dady Brieva y Darío “el Chino” Volpato fueron a visitar a Miguel del Sel a Panamá, donde oficia de embajador. El ex candidato a gobernador invitó a sus compañeros a asistir al cóctel por el 191º aniversario de la independencia de Bolivia, en la embajada de ese país. Al notar la presencia de los tres, los organizadores del evento acercaron una guitarra y un par de micrófonos. No hubo resistencia. El embajador argentino en Panamá improvisó una rutina que provocó risas y aplausos. Sin dudas, la sangre de artista tira.

Y esa chispa se convirtió en llama. No paró de crecer. Se intercambiaron mensajes, quedaron en reencontrarse y empezaron a vislumbrar el regreso. Finalmente el encuentro llegó: fue a fines de octubre, en un hotel de Rosario. “Estuvieron cuatro horas juntos y se les ocurrieron un montón de cosas para hacer”, comentó a NOTICIAS uno de los pocos testigos de la reunión. El regreso quedó confirmado y el alejamiento de Del Sel de la política, también.

“No voy a ser candidato en el 2017”, declaró en la semana en la que estuvo de regreso en sus pagos, y encendió la alarma de los armadores políticos de Cambiemos, que empezaron a mirar el banco de suplentes para encontrar un cuadro político que pueda jugar en una de las provincias más importantes del país. “Y si vuelvo con Midachi renuncio a la embajada, no creo que sea ético pedir licencia para cumplir una función artística”, sentenció ante los medios locales.

Del Sel dejaría la embajada de Panamá entre diciembre y marzo. “Quiere, al menos, completar un año como embajador”, asegura un allegado. Luego estaría listo para el regreso a las tablas, que para su entorno ya es un hecho y sería en el segundo semestre del próximo año. Ante la consulta de NOTICIAS, su compañero, Dady Brieva, aún deja lugar al suspenso: “No es tan fácil. Midachi es una empresa que cuando cerró tenía 50 empleados. Además yo tengo proyectos personales para el próximo año: una película y radio”. Pero luego se ilusiona: “Cada vez que nos juntamos soñamos cómo sería el regreso”. En cuanto al rumor del contrato de 1 millón de dólares que cobraría Del Sel para volver al teatro, Dady dispara: “Es una operación política contra él. Te imaginás que no vienen inversiones al país, ¿va a venir alguien a poner un palo verde por un proyecto para el 2017?”.

Un amigo del embajador se suma a la polémica: “Ellos siempre produjeron sus shows, por lo tanto no hay ninguna empresa que tenga que pagarles nada. Además, el que dice que vuelve por plata, no sabe que Miguel tiene un campo de 6.000 hectáreas. No necesita nada más”.

De todas maneras, una fuente que se cruzó con el ex candidato a gobernador en su paseo por Santa Fe lo escuchó decir entre risas: “La que junto con Midachi no lo haría en mi vida como embajador”.

Con respecto a las diferencias políticas, Brieva (confeso admirador del peronismo en general y del kirchnerismo en particular) asegura: “No hablamos de eso, ni de Unión y Colón”. Dos temas en los que no tienen coincidencias. Sin embargo, no considera que sea una limitación para volver. “Dady va a ir bajando el tono de sus declaraciones. Si no, cuando hagan el show, los van a chiflar durante toda la función”, asegura una fuente del entorno del grupo humorístico.

Volver. La semana que Del Sel pasó en Santa Fe le provocó cierta nostalgia. Llegó el sábado 22 de octubre y se volvió a Panamá el 29. Fue a pescar al río San Javier, junto a su círculo más íntimo: sus primos Fernando y Luis y su amigo, el diputado provincial Raúl Fernández. La comida fue la coronación del día: dejaron la lancha y a la orilla del río frieron los dorados que habían pescado.

Pasó mucho tiempo con su hija, a quien no veía desde junio, en su casa del country Aires del Llano y ofició de padre teniendo que ir a buscarla a una fiesta a altas horas de la madrugada. “Lo hizo con ganas porque extraña justamente eso”, comenta un amigo.

En la semana hubo tiempo para pasar por su restaurante favorito, Galcerán, y comer asados con ex jugadores de Unión, el club del cual es fanático, pero pocos momentos para la política. “Se reunió con la gente del PRO, pero quiso aprovechar su estadía para estar con sus amigos y su familia”, asegura la misma fuente. Del Sel ya está en otra.

“Le gusta mucho el trabajo que hace en Panamá, pero está solo”, cuenta un allegado del embajador. Si bien se siente cómodo en Centroamérica, apenas consiguió hacer un reducido grupo de amigos: algunos futbolistas santafesinos que juegan en Panamá y que lo acompañan a los partidos de la selección local. Pero poder ver a su hija y a sus amigos con más frecuencia lo tienta.

Ya confirmó que no será candidato a legislador en las próximas elecciones, pero Del Sel todavía sueña con ser gobernador. No lo dice a viva voz, pero los más íntimos saben que, si tiene la posibilidad, volverá a competir por el ejecutivo provincial, el cual estuvo muy cerca de conseguir en el 2015. Apenas 1.496 votos, en una elección con dos millones de votantes, permitieron que el socialista Miguel Lifschitz le arrebatara la elección.

Del Sel enfrenta una crisis de identidad: hará un impasse en su carrera como político para dedicarse al humor. Siempre se vuelve al primer amor. Aunque esta vez no cree que sea definitivo, porque en tres años, si Cambiemos le da lugar, podría volver a competir para gobernador. Después de perder en el 2013 y el 2015, confía en que la tercera sea la vencida.

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