Ya lo dijo el ex presidente Eduardo Duhalde una vez que le preguntaron por la honestidad de los candidatos en tiempos electorales: “Nada más mentiroso que político en campaña”. La frase viene a cuento porque hace nueve meses, allá por agosto de 2019, Alberto Fernández aseguró en un ciclo organizado por Clarín: “Argentina no tiene ninguna posibilidad de caer en default si yo soy presidente”. Contundente. Aunque, a la luz de los últimos hechos, también inexacto. El default selectivo de estas horas, luego de que el país dejara de cumplir parte de sus compromisos de pago a los acreedores extranjeros, es una señal de alarma de cara a la negociación que aún queda pendiente.
En aquella conferencia de los tiempos de campaña, Fernández abundó: “Hay que sacar del escenario la idea de que nosotros venimos a incumplir las obligaciones asumidas porque es falso y daña el presente. Ese fantasma alentado por el Gobierno es un error”. Y añadió: “El país tiene que ver cómo genera condiciones para pagar esta deuda porque si debiera hacerlo ahora difícilmente podría. Tenemos que buscar el modo de cumplir las obligaciones y no pedirle (una quita) a los acreedores que acaban de tomar un bono porque son recientes. En 2003 discutíamos una deuda que empezó en la dictadura, no tiene nada que ver. Es una cuestión de sentarse a negociar”.
¿Habrá default total? El Presidente intenta esquivar ese escenario, pese a la dureza de su ministro de Economía, Martín Guzmán. Espera que lo prometido en campaña pueda cumplirse. Para que el archivo periodístico no lo condene.
por R.N.
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