En el último capítulo de la serie antipandemia que protagonizan Alberto, Horacio y Axel en Olivos, el mensaje del Presidente fue claro: “Quienes están a mi lado piensan lo mismo que yo”. Los gobernantes de Ciudad y Provincia miraron al frente. Ninguno se animó a disentir. Ni siquiera Rodríguez Larreta, quien escuchó en silencio las críticas de sus nuevos aliados contra los “tuiteros duros” del PRO que critican el guión oficial. La armoniosa convivencia se mantuvo mientras duró la conferencia de prensa, en la que pasaron filminas, hicieron bromas y contestaron preguntas como jugadores del mismo equipo. Pero cuando la cámara se apagó, cada uno salió a lidiar con sus problemas y a dictar sus propias reglas.
Malos vecinos. El ruido mayor surgió en la Provincia. Primero, 15 intendentes peronistas criticaron la apertura comercial de Larreta: “Resulta riesgosa para todo el AMBA, dado que implica mayor movilidad teniendo en cuenta que muchos trabajadores y trabajadoras de esos comercios residen en el Gran Buenos Aires”, manifestaron desde La Matanza, Quilmes, Avellaneda, Lomas de Zamora, Esteban Echeverría y otros diez distritos.
Kicillof y Larreta habían hablado del tema en privado, como lo vienen haciendo desde marzo. También discutieron los paseos de niños y niñas. Pero a diferencia de cuando coincidieron en desautorizar las salidas recreativas anunciadas por Alberto en solitario, esta vez no hubo acuerdo. Y las diferencias salieron a la luz.
Después de los intendentes, habló Kicillof: “El miedo a abrir el comercio o a generar más movimiento es porque no estamos en condiciones de estabilidad en cuanto a los infectados. Las cifras han crecido y pueden tener que ver con la mayor movilidad. Prefiero que me critiquen por reglas estrictas y por cuidar la salud, y no lamentar muertos”. Su situación es compleja porque tiene a la Provincia dividida en dos: el interior en fase 4, a un paso de entrar en la “nueva normalidad” junto al resto del país, y 40 distritos del AMBA aún en fase 3, con duras restricciones y pegados a una Ciudad con casos en aumento, sobre todo en barrios vulnerables.
Los contagios en las villas también enfrentan las posiciones de los ministros de Salud. “Estamos preocupados por lo que pasa en las villas de la Ciudad”, lanzó Daniel Gollán desde La Plata. “Representa un peligro porque esa gente que vive en los barrios de la Ciudad puede llegar a venir para el lado del conurbano”, siguió sobre el vertiginoso aumento de casos en los barrios donde viven hacinadas unas 480.000 personas, y donde se concentra un tercio de los contagiados de CABA.
Fernán Quirós le contestó a su par: “Yo dialogo con frecuencia con Gollán, le cuento lo que está pasando del lado de la Ciudad, pero no tengo datos precisos del otro lado”. El reclamo es por la ausencia de datos sobre los 1.800 asentamientos del conurbano, donde viven 423.000 familias. En la Provincia aseguran que las personas con Covid-19 no llegan al centenar.
Los paseos de niños y niñas también diferencian a los vecinos. “La medida de la Ciudad para mí es más segura”, opinó Quirós sobre el permiso para que los menores caminen sábados y domingos, según el DNI de los adultos a cargo, durante una hora. En la provincia, en cambio, pueden acompañar a sus padres a hacer compras, para evitar más salidas.
Estrategias. Pese a los cruces, de ambos lados dicen que la relación entre Larreta y Kicillof “sigue siendo buena y respetuosa”. “No hay ninguna cuestión política de fondo. No hay que hacer exactamente lo mismo porque son realidades distintas”, asegura a NOTICIAS el jefe de Gabinete bonaerense, Carlos Bianco.
Las dos realidades tienen que ver con las estructuras productivas: mientras Larreta necesita de los comercios y los servicios (que ya funcionaban por teletrabajo), Kicillof regula la reactivación del corazón industrial del país, que conforman grandes fábricas y miles de pymes del conurbano. Desde ese punto se puede entender la estrategia contrapuesta sobre sacar o no a la gente a la calle. ¿Para qué? ¿Con qué costo?
“Kicillof tiene miedo de que se le descontrolen las villas como le pasó a Horacio porque no tiene una contención tan fuerte como la Ciudad, que puede llevar a los contagiados a hoteles”, explican en CABA. Bianco sostiene que “no hay temor a nada” y repite que evitar la cantidad de gente circulando es “ser responsable”.
Mientras tanto, Alberto mira los cruces desde afuera. Las últimas encuestas que le acercaron lo muestran con un inverosímil 88% de imagen positiva, seguido por Larreta con 67%. Kicillof no llega al podio. Ese lugar lo ocupa María Eugenia Vidal con 54%. Después aparecen Patricia Bullrich y el gobernador, con 47%. Y más atrás Cristina Kirchner con 40%.
Aunque nadie admite mirar las encuestas y mucho menos decidir en base a ellas, las mediciones circulan a toda velocidad por los teléfonos de los funcionarios. La valoración política, el humor social y los dramáticos pronósticos económicos también tienen su lugar a la hora de escribir el libreto para lidiar con el enemigo invisible.
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