El derrotero electoral está llegando a su fin y también la recaudación de campaña, uno de los temas más importantes para cada candidato. Aspirar a la Presidencia de la Nación sin dinero es estar destinado al fracaso. Para conseguir financiamiento se necesita designar a una persona de confianza con capacidad para recaudar. Y no solo se trata de cuestiones de logística, sino también de confianza con los posibles aportantes, porque no cualquiera está capacitado para pasar la gorra u organizar una “vaquita” electoral. Es un arte en el que muy pocos se atreven a incursionar por temor a quedar involucrados en conversaciones incómodas sobre el uso de ese dinero. Aquellos que deciden adentrarse, pueden quedar envueltos en dudas urticantes.
En el equipo de campaña de Javier Milei, dos personas cuentan con esa confianza: Carlos Kikuchi, jefe de campaña del libertario, y Nicolás Posse, amigo y coordinador de los equipos técnicos. Ambos, cada uno con su estilo, se abocaron a trabajar para juntar el dinero que respalde las giras, los afiches, las encuestas, los consultores y todos los servicios que se contratan para una elección. Desde el montaje de un escenario hasta la impresión de un panfleto.
En diciembre del 2022, Posse creó la asociación civil Instituto para el Crecimiento, que tenía como principal actividad ser un think tank que proveyese de equipos a un posible gobierno de Javier. Esa institución también funcionaba como mecanismo de recaudación para acompañar con aportes al líder libertario.
Las tres empresas que más aportaron para Milei están registradas en el mismo domicilio: Florida 537, en el centro porteño. Se llaman Franquimar SA, Smart Commerce SA y Dulkord Company, y entre las tres suman 96 millones de pesos y están dedicadas a la venta de equipos informáticos, tecnología y computadoras para gamers.
A modo personal, el mayor aportante fue Sebastián Braun, integrante de la familia dueña de Supermercados La Anónima y también propietario del parador La Huella, en Punta del Este. El segundo mayor aportante es un consultor de La Libertad Avanza llamado Fernando Cerimedo, que registra aportes “en especies” por 28 millones de pesos. Todos registrados después de las PASO entre el 23 y el 31 de agosto. Cerimedo es conocido por naturalizar el uso de trolls en las campañas digitales.
En total, la campaña de Milei recaudó 162 millones de pesos entre aportantes privados. Al menos, eso declara en blanco.
Más plata. En el equipo de Patricia Bullrich, quien concentró la administración de los fondos fue María Oneto, una de las personas de mayor confianza de la candidata, que contó con la cooperación de Pedro “Pierre” Pejacsevich, un asesor financiero que se convirtió en uno de los principales recaudadores del espacio y también se sumó como aportante con 9,5 millones de pesos, un doble rol inédito. Pejacsevich es un íntimo amigo de Mauricio Macri, con quien suele compartir partidas de bridge, aunque juegan en diferentes categorías. Este año viajaron juntos al mundial en Marrakech, que se celebró a principios de septiembre.
El principal aportante de Patricia Bullrich es el banquero Patricio Supervielle, quien a través de Supervielle Seguros, Supervielle Asset Management y Supervielle Productores Asesores de Seguros sumó el suculento aporte de 180 millones de pesos. La segunda mayor aportante es Inurban Inversiones Urbanas Nuevo Milenio, del Grupo Techint, con 56 millones de pesos, y le sigue Libra Compañía Argentina de Seguros, con 45. En cuarto lugar, con 39 millones, está Aurum Valores, la sociedad de bolsa de Fabio Calcaterra, ligada a todo el negocio financiero del primo banquero de Macri y dueño del banco digital Bi-Bank, ex Banco Interfinanzas. En total, los recaudadores de Bullrich consiguieron 1100 millones de pesos entre aportantes privados.
Gobierno
En el equipo de campaña de Sergio Massa los principales referentes de la recaudación fueron el actual vicejefe de Gabinete, Juan Manuel Olmos, y el director de la Aduana, Guillermo Michel. La influencia de este último se nota entre los principales aportantes: la Cámara de Depósitos Fiscales Privados es el segundo mayor aportante con 19,5 millones de pesos y le sigue un despachante de Aduana llamado Juan Pablo Damonte, con 15 millones de pesos.
El mayor aportante de Massa es el empresario Rodolfo Serrano, dueño de la empresa de logística Fleet Group, con base operativa en El Talar, partido de Tigre. Apoyó a Massa con 20 millones de pesos del total de 340 millones que declaró haber recaudado, entre privados, la campaña del candidato oficialista. Un poco más abajo en el ranking está el ciudadano chino Hang Lin, dueño de De Once, una empresa de venta mayorista de productos de blanquería que este año consiguió licencia de la AFA para vender productos con la marca de los clubes de fútbol y la selección argentina. Lin aportó 15 millones de pesos. Un chino agradecido.
Francisco De Narváez quedó un poco más abajo que el señor Lin. El empresario dueño de la cadena de supermercados Chango Más aportó 10 millones de pesos registrados el pasado 26 de septiembre. En el búnker de Unión Por la Patria dicen que De Narváez habría colaborado también con la contratación de la consultora brasileña que se sumó al equipo de campaña en el último mes. El empresario más amigo de Massa, José Luis Manzano, también habría colaborado con este tipo de contrataciones que quedan por fuera de los registros de la Cámara Nacional Electoral.
Recaudar para una campaña política es una camisa de once varas. Es juntar plata que caerá en el saco roto de la política, donde nadie sabrá muy bien en qué se gastó y aquellos que pierden no tendrán que devolver nada. El financiamiento político entra en el ojo público sólo en los años electorales, pero el mecanismo funciona igual los 365 días del año. La política se sostiene yendo a buscar a empresarios que banquen el proyecto. ¿Y quién pedirá el dinero? Los necesarios recaudadores.
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