Thursday 5 de December, 2024

POLíTICA | 18-09-2022 00:23

Cristina Kirchner candidata

El apoyo cerrado en el Frente de Todos y su imagen tras el atentado. Qué dicen las encuestas.

Política y 2023. Una de las primeras decisiones que se tomaron tras el atentado fue decretar feriado el día siguiente, algo que cayó mal en la oposición, pero que en el peronismo se leyó como una movida inteligente. Sin ese feriado y la convocatoria a marchar a Plaza de Mayo, los adeptos a la jefa, Cristina Kirchner, hubieran repetido la peligrosa movilización en Recoleta, así que la medida oficial ayudó a descomprimir. Por otro lado, el acto del feriado ordenó al movimiento peronista, que salió a pedir por la paz y la democracia, pero también por CFK. Además, se suspendió el acto de Merlo que estaba previsto para el sábado 3 y también un paro de la CGT que habían anunciado por televisión Sergio Palazzo, de la Bancaria, y Pablo Moyano, de Camioneros. Tras el atentado, todo lo demás podía esperar.

Antes de la Bersa que no disparó, la Causa Vialidad que tramita el fiscal Diego Luciani ya había encolumnado al Frente de Todos detrás de su jefa ahora indiscutida. Fernando Sabag Montiel no hizo más que profundizar esa tendencia. Si el globo de ensayo de CFK candidata en el 2023 ya sonaba fuerte en la últimas semanas, ahora el efecto se multiplica. El próximo será un año de renovación para los Kirchner. Tanto la banca de Cristina como la de Máximo vencen el 10 de diciembre. ¿En qué se transformarán? Máximo Kirchner es diputado por la provincia de Buenos Aires y preside el PJ bonaerense, aunque vivió la mayor parte de su vida en Santa Cruz y hoy reside en Capital. Su madre, por su parte, tiene una opción de mínima y otra de máxima. La de mínima: encabezar una boleta legislativa en la Provincia que le renueve los fueros y traccione votos para la reelección del gobernador aliado, Axel Kicillof. La apuesta de máxima: postularse otra vez a la Presidencia, sobre todo si del otro lado emerge la figura de Mauricio Macri como posible contendiente. Es el superclásico de la grieta.

Pero, ¿cómo sería una campaña de CFK en el nuevo contexto de seguridad extrema que la rodea tras el atentado? Es difícil de imaginar hasta para los más cercanos a la jefa, que le temen a su espontánea manera de mezclarse con la militancia, algo nada recomendable después de lo sucedido. El proselitismo rodeada de custodios es el camino que le queda, y puede entregar postales insólitas.

Números. Uno de los principales inconvenientes que enfrenta Cristina Kirchner de cara a una posible candidatura es su alta imagen negativa en las diversas encuestas que circulan entre empresarios y también en el Gobierno, un dato que el atentado no modificó, en contra de lo que podría esperarse. No hubo -o al menos no lo registran las encuestas- un “efecto solidaridad” que haga subir la popularidad de la vicepresidenta. La consultora Trespuntozero de Shila Vilker hizo un sondeo sobre las percepciones post ataque y las conclusiones arrojaron que la grieta sigue apoderándose de la opinión pública. Una pregunta decía: “¿Luego del hecho, la imagen que usted tiene de Cristina sigue igual de bien, igual de mal, mejoró o empeoró?”. Para el 19,7 por ciento “sigue igual de bien”, para el 16,9% “sigue igual de mal”, para el 11,2% “mejoró” y para el 45,3% “empeoró”. El 6,9% dice que “no sabe”. Cristina y su entorno esperaban más empatía.

Refugiada entre su equipo de custodios, con replanetos en su seguridad y escapadas de fin de semana a campos alejados de la mirada del público, CFK empieza una nueva vida. ¿Qué pasa por su cabeza tras un episodio tan grave como el de la noche negra del jueves 1? ¿La motiva para lo que viene o, por el contrario, siembra interrogantes en su vínculo con la ciudadanía? Algo es seguro: si todo lo demás falla, si los custodios otra vez no llegan a tiempo y las amenazas siguen acechando, la jefa cree tener una protección mágica. Divina, mejor dicho. Es el rosario que en el 2013 le regaló el Papa Francisco y que lució el viernes 2, cuando dio la cara después del susto. Religiosa como es, está convencida de que esa cadenita protectora de Jorge Bergoglio la ayudó, pocas horas antes, en el momento más peligroso de su vida. Cuestión de fe.

 

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