Monday 9 de September, 2024

POLíTICA | 27-07-2024 08:26

De influencer a figura clave del Gobierno: Manuel Adorni, el catador de periodistas

Es el ejecutor de la batalla de Milei contra la prensa. La insólita propuesta de una elite acreditada en las conferencias oficiales, chicanas y discriminaciones. Sus "trabajos sucios" para Karina. La megaestructura que maneja.

“¡Estoy nerviosa! ¿Quién se lo llevará?”. La que hablaba, jugando con un sobre en su mano, era la conductora Cande Ruggeri. Era el primero de abril del 2023 y ella estaba conduciendo los premios del Martín Fierro digital.

Manuel Adorni era, para aquel momento, un furioso tuitero, que solía frecuentar algunos canales de aire pero que se destacaba más en las redes sociales. Que no era tan conocido para el público general no es una manera de decir. “El ganador o la ganadora es… Manuel Ardoni”, dijo Ruggeri cuando anunció al premiado como mejor tuitero del 2023. No fue la única que pifió el apellido. Cuando el galardonado subió a recibir la distinción, en el graph se podía leer “Manuel Aromi”. Nada de todo esto le importó al hombre. Cuando agarró el micrófono no se anduvo con medias tintas. “Gracias a todos los que me apoyan”, comenzó, pero rápido cambió de tema. Y aceleró a fondo. “Yo sí quiero grieta, quiero a los delincuentes, a los chorros y a todos los que no le hacen bien a la Argentina de un lado, y a la gente de bien en el otro”.

Desde entonces pasó poco más de un año. Algunas cosas cambiaron: Javier Milei ahora es Presidente y quien fuera el mejor tuitero del 2023 es el Vocero del Gobierno. Pero la impronta polémica de Adorni se mantiene intacta. O con creces. En un oficialismo donde casi nadie tiene voz propia, él sobresale con conferencias diarias, chicanas a los periodistas, cruces recurrentes, respuestas insólitas y distintos tipos de discriminaciones: desde la no renovación de la acreditación de Silvia Mercado -la periodista que cometió el pecado de preguntar sobre los perros del libertario- a la insólita idea de crear una “sala de prensa de élite” que sólo incluya profesionales que “merezcan” estar cerca del mandatario. Y en el medio de todo esto el cruzado de Milei empieza a tejer una candidatura.

Desembarco. Manuel Adorni no fue la primera opción del círculo de Milei para ocupar el cargo. A quien primero le llevaron la propuesta fue a la periodista Marina Calabró, que rechazó el convite, aunque las noches que va a escuchar ópera a la Quinta de Olivos demuestran que sigue teniendo el visto bueno del mandatario.

Hubo otras dos mujeres que pulsearon por obtener ese puesto. Tenían una ventaja: a diferencia de Adorni, que en el 2023 rechazó ser candidato a diputado de La Libertad Avanza, tanto Lilia Lemoine como Marcela Pagano habían sido parte de toda la campaña. Pero ninguna de las dos pasó el filtro, lo que marcaría el comienzo de una era de distancia con el entorno de Milei con ambas que sólo la primera pudo recuperar.

Sobre el filo de la asunción fue una idea del propio Milei convocar a Adorni, a quien había conocido, como a tantos otros funcionarios, en un estudio de televisión en el 2019. Desde entonces habían entablado una simpatía mutua. Adorni entrevistó varias veces al libertario y solía hablar loas de él en público. “Yo que soy la voz de su verdad, digo que el fenómeno Milei está listo y preparado y puede ser tranquilamente Presidente”, dijo en una charla junto a él en febrero del 2022, unos meses después de que el economista lograra su banca de diputado nacional.

En el año electoral se habían dado señales de acercamiento: no sólo porque le ofrecieron ser candidato, sino porque Adorni fue uno de los pocos que habló en el documental publicitario de Milei que hizo Santiago Oría, y también porque la primera entrevista que dio el libertario luego de ser electo presidente fue para el canal de Youtube de su actual vocero.

El 11 de diciembre Adorni debutó con su primera conferencia. “Siendo una persona de los medios el respeto por el periodismo, por cada uno de ustedes son para mí innegociables”, dijo, en referencia a su carrera, que más bien eran participaciones esporádicas en medios como América, La Nación y Radio Rivadavia. Siete meses después, el Gobierno al que él le da voz atraviesa una guerra sin cuartel contra ese oficio.

On. El trabajo de Adorni, un contador que un día empezó a tuitear, no es fácil. Para nada. Todos los días se impuso la regla de protagonizar una conferencia de prensa -frente a las que, por ejemplo, hacía sólo semanalmente Gabriela Cerruti, su predecesora- a libro abierto: él lleva algunos temas, con los que el Gobierno busca copar la agenda diaria, pero luego debe someterse a las preguntas de los periodistas acreditados que pueden ser de las más diversas.

Pero ese está lejos de ser el desafío. La encrucijada reside en que él es la voz de un Gobierno muy particular: no sólo porque atraviesa una fenomenal crisis económica y tiene pocos resultados para mostrar o por las constantes polémicas en las que el Presidente y su gabinete se ven envueltos, sino que, como quedó expuesto en las expulsiones de Julio Garro y de Teddy Karagozian -por sólo nombrar las más recientes-, una palabra fuera de lugar o un paso en falso te puede dejar afuera. De hecho, es lo que casi le pasa al propio Adorni.

“Se puso en riesgo mi trabajo”, dijo el 9 de enero. Eso sucedió en la mañana siguiente a que empezó a tejerse el fin de Silvia Mercado como acreditada en la Casa Rosada. La noche anterior había contado en La Nación+ que los perros del Presidente se habían mudado a la Quinta de Olivos, y dio a entender que esa información había salido de la Vocería. Milei se agarró una furia de mil demonios y le dedicó varios tuits descalificativos a Mercado, bronca que terminaría con la periodista afuera de la Rosada. De hecho, era tanta la furia presidencial que Adorni sintió que estuvo cerca de perder su trabajo. Al final no sucedió, pero el tema no quedó ahí.

En marzo NOTICIAS publicó una tapa donde revelaba que, a pesar de que el Presidente juraba jugar con cinco perros todos los días, en Olivos sólo había cuatro. La diferencia en los números de los canes, que se sumaba a otras revelaciones que este medio fue haciendo -las charlas de Milei con su perro muerto que lo conectarían con Dios, por nombrar una-, hizo escalar el tema. Hasta que llegó a la conferencia de Adorni. El 22 de abril el Vocero dejó, ante una pregunta del periodista Fabian Waldman, una respuesta que probablemente quede en los libros de la historia argentina. “Si el Presidente dice que tiene cinco perros, tiene cinco perros”.

En esa frase, que parece sacada de un libro de Orwell, se adivina el gran dilema de Adorni. Es que si bien es una de las pocas personas autorizadas a tener diálogos con la prensa, si bien mantiene conversaciones cotidianas con el periodismo, no puede escapar a la lógica que engloba a todo el Gobierno: la de un líder que, como hizo con la cantidad de perros existentes, define no sólo el bien y el mal sino incluso la realidad misma.

De acá se desprende la guerra declarada del Presidente contra el periodismo. Cualquier palabra que ponga en duda u objete el relato del líder o cualquier investigación que muestre algo que él prefiere guardar es una afrenta imperdonable. En lo que va de Gobierno Milei declaró en público su deseo de que Perfil quiebre, mientras que insulta con descalificativos personales casi a diario a colegas y medios. Esto es sólo lo visible: por lo bajo Santiago Caputo, el asesor todoterreno del mandatario, ordena a los funcionarios no hablar con ningún periodista de esta editorial, mientras que el grupo de tuiteros que comanda persiguen y hostigan en las redes sociales a todo aquel que piense distinto. Las Fuerzas del Cielo lo viven como una guerra.

Nafta. Adorni, claro, colabora con lo que puede. Es parte del perfil que se supo construir, que llevó a que en el acto que hizo el Presidente en el Luna Park la muchedumbre lo coreara a él cuando se subió al escenario: por un lado está el Vocero que con predisposición contesta cualquier pregunta en la conferencia de prensa, y por el otro el que chicanea, en general en las redes.

“Saluden a TELAM que se va”, dijo el 1 de marzo, festejando el cierre de la agencia de noticias en la que trabajaban 700 personas. “La palabra lesbicidio no está en el diccionario”, dijo sobre el asesinato de tres mujeres en Barracas. “La medida que más me gustó fue anunciar el cierre del INADI”, en una entrevista. También protagonizó varios cruces con Waldman, que luego la cuenta oficial de la Vocería subía, un formato editado que buscaba hacer quedar mal al periodista. Con el sindicalismo tuvo varias agarradas, a pesar de que el medio Infogremiales reveló su propio pasado sindical: en el 2020 fue parte de la comisión directiva de Empleados de Delivery y Afines (SAEDA). La última de Adorni fue su propuesta de crear una “sala de élite” de periodistas acreditados, intención que se había empezado a adivinar en la no renovación a Mercado o en el hecho de llevar estudiantes libertarios o influencers oficialistas a la conferencia.

Entre polémicas y ocurrencias -en las redes el público libertario festeja mucho sus tuits jugando al Counter Strike, al Age of Empires o el “fin” con el que cierra todos sus comentarios- Adorni empezó a crecer dentro del oficialismo, que no tiene demasiados nombres para mostrar. Hay una realidad: si bien habla todos los días y protagoniza distintos cruces, los errores no forzados del Vocero fueron más bien pocos. Tuvo uno con China –aseguró que habían llegado camiones de allá para luchar con la pandemia, mientras se reía por ese “supuesto atraso”, lo que ocasionó una dura respuesta de la embajada- y el de los perros, lo que le valió una reprimenda en privado de Caputo. Unas semanas después del primer episodio el periodista Jonathan Heguier le volvió a preguntar por la cantidad de canes y esta vez Adorni se quedó en una posición más protocolar: “Es un tema de la vida privada del Presidente”.

Adorni es un hombre de Karina Milei, a quien le responde sin miramientos. Incluso para hacer los trabajos sucios: semanas antes de que expulsaran a Nicolás Posse de la Jefatura de Gabinete el Vocero juraba en los pasillos de la Rosada que el hombre tenía los días contados. Casi como si estuviera cumpliendo órdenes de desgastar al otrora gran amigo de Milei.

Pero Adorni está fortalecido. Tanto que, como reveló el periodsita Nicolás Fiorentino en Corta, maneja una megaestructura: su Vocería tiene siete direcciones nacionales, 14 direcciones simples y 16 coordinaciones, y desde el 10 de diciembre contrató a 101 personas. Un ejército, que cuesta cada mes $132.500.000, sin contar horas extras o adicionales que podrían duplicar ese monto. No es la única incongruencia en el relato anti Estado. El 2 de febrero nombraron al hermano de Adorni como asesor del Ministerio de Defensa, hecho que provocó todo un revuelo y que terminó con el Vocero aclarando que no había tenido que ver con la designación.

Por lo que creció su figura es que muchos especulan con una candidatura el año que viene, a diputado nacional por la Ciudad. Aunque falta mucho, esa podría ser la madre de todas las batalles, en el corazón del PRO, el espacio de Macri con el que la guerra está a punto de explotar. ¿Competirá Adorni contra un candidato del ex Presidente? Hay algunos que, incluso, imaginan que el propio Macri iría de candidato. Por ahora son todas preguntas. De cualquier manera, no todos en el oficialismo están convencidos de mandar a Adorni a una boleta. “Es un Gobierno que no tiene mucha gente, y Manuel es muy bueno en lo que hace. Salís perdiendo. ¿Quién puede ser el Vocero si no es él? ¿Lilia?”, dice un hombre de LLA. Todo puede pasar. El cruzado de Milei no se detiene.

Galería de imágenes

En esta Nota

Juan Luis González

Juan Luis González

Periodista de política.

Comentarios