Wednesday 1 de May, 2024

POLíTICA | 01-09-2023 13:00

El coqueteo de Mauricio Macri con Javier Milei: ¿a qué juega el ex presidente?

El fundador del PRO elogió a Milei y se alborotó la interna. ¿Estrategia o conveniencia? Del “Javier” al “ingeniero”. El riesgo mutuo del coqueteo.

El candidato más votado en el país es muchas cosas. Depende, nada más, de con qué cristal se lo mire. A algunos les provoca un pánico casi físico, otros -los popes de las campañas rivales- prefieren ni nombrarlo porque ya no saben qué hacer para rapiñarle algún voto, y para muchos, para el 30 por ciento de Argentina, es la esperanza de un futuro mejor.

Para Mauricio Macri no es ninguna de todas esas cosas. Es, apenas, “Javier”. Así le dice, de forma coloquial, cada vez que hablan, como hicieron en la madrugada del lunes 13, horas después de que las urnas dictaminaran que había sido el libertario el primero en las PASO. “Gracias, ingeniero”, le devolvió el economista, que lo trata con una reverencia que raya el cholulismo. Sin embargo, este ida y vuelta entre ellos -que en lo que va del año se tradujo en tres largas conversaciones virtuales y una presencial que prefieren no contar- no es lo que tiene con los pelos de punta a toda la coalición, sino sus piropos públicos hacia Milei. Mientras que el ex mandatario se divierte en Marruecos en un torneo de bridge, una parte importante de Juntos por el Cambio se pregunta a qué juego, en verdad, está jugando Macri. ¿Hasta donde puede tantear el gato al león?

Esquirlas.

El día de los comicios, algunos ya hacían mea culpa en el búnker de la oposición. Decían que Macri había llegado -pasadas las 21, acompañado sólo por su hija menor- predispuesto a aceptar las indicaciones a seguir. Y que el error fue, justamente, decirle al fundador del PRO que hiciera lo que quisiera una vez que le llegara el turno de hablar.

Es que los que más conocen al otrora presidente dicen que es en esa curva, en la lucha entre su consciente e inconsciente, donde puede suceder lo inesperado. Y eso fue exactamente lo que ocurrió cuando el hombre en cuestión se subió al escenario, después de tapar convenientemente a Horacio Rodríguez Larreta. Pasó algo que no estaba en los planes de nadie: le tiró flores al libertario, al que acababa de ganarles la elección.

“Sumando lo que sacó Milei más nosotros es una mayoría enorme de argentinos que estamos planteando un cambio profundo como no existió en décadas en la Argentina”, dijo en su discurso, algo que rectificó después en un tuit desde su cuenta. Esa imprevista declaración reactivó un malestar latente desde hace tiempo y, además, en el peor momento: justo cuando Patricia Bullrich tiene que reperfilar su campaña para aspirar a un buen resultado en octubre.

Después de ese mimo público de Macri, ardió Troya. Y Milei, que desde las elecciones se esfuerza por mostrar una moderación que choca contra su propia biografía y psicología, jugó una carta inteligente que aumentó aún más la tensión. Se paseó por los canales de televisión hablando maravillas de Macri, y ofreciéndole un puesto de “súper

embajador” de un eventual gobierno libertario. Fue, de hecho, una movida tan interesante que los celular de Santiago Caputo, el estratega de Milei, y los de varios popes de La Libertad Avanza anduvieron muy solicitados en estos días. Muchos pensaron que había alguien detrás de la impostada nueva calma del libertario y de las declaraciones rimbombantes hacia el ex mandatario. Pero todos ellos contestaron lo mismo, aunque no terminaron de despejar todas las dudas. Aseguran que fue “una movida cien por ciento de Javier”, y algunos se animan a dar su propia opinión. “Ellos dos hablan más de lo que se sabe, pero tiene que quedar ahí. Si Mauricio se acerca demasiado a nosotros tampoco nos conviene, se nos pierde el espíritu de lo nuevo. Así como venimos, estamos bárbaro”.

Intrigas.

En Juntos por el Cambio, los mimos de Macri a Milei se interpretaron de varias maneras distintas. La primera, claro, es la del ala más cercana al ex mandatario, que se esforzó en demostrar que la única prioridad del fundador del espacio es lograr que la próxima presidenta sea Bullrich. “Entendemos que pueda haber alguna confusión, pero Mauricio estuvo casi un año intentando que ella le gane la interna a Horacio, no se va a bajar ahora que acaba de ganarla”, dicen, con el grabador apagado. Fernando de Andreis, ex secretario general de la Presidencia, insiste en que “no hay ninguna posibilidad” de un entendimiento entre Milei y Macri y que el apoyo de él “es claro y contundente” hacia la candidata amarilla.

Y señalan pruebas para sostener su caso. Dicen que apenas el ex presidente puso un pie en Marruecos, el sábado 19, buscó un lugar tranquilo para hablar “largo y tentido” con Bullrich. Y que desde entonces procura hablar aunque sea una vez al día con ella, aunque esté en un entorno relajado, alejado de la actualidad, y hasta una noche se haya quedado hasta tarde festejando el cumpleaños de uno de sus compañeros de equipo. “Yo se lo dije a Mauricio. Él está arriba de este Titanic, en un camarín de lujo pero está arriba. Si se hunde el barco nos hundimos todos”, aporta una fuente de este círculo, en lo que parecería no ser una confianza tan ciega hacia las intenciones de Macri.

Entre los que confían en la buena fe del protagonista de esta tapa están los que insisten en que todo es parte de una jugada electoral. “A Milei para robarle votos no le tenés que ir de frente, atacándolo, dejándolo en el lugar de víctima, y menos aún peleándote con sus votantes. Hay que hacer lo de Mauricio, seducirlos, entrarles de costado, apropiarse de ese voto”, coinciden tanto cerca de Bullrich como de Macri. En la campaña de “La Piba”, de hecho, ya empezaron a ponerse en la tarea: encargaron varias encuestas que van a llegar en la última semana de agosto, y dicen tener ya algunos números para pensar la estrategia a octubre. Apuntan al voto de las mujeres (“Milei tiene el doble de votos de hombres que de mujeres”, dicen), al “voto miedo” (“hay que insistir en que es un personaje que no está capacitado para gobernar”) y también a aspirar sacarle algún voto al Gobierno. En ese camino ya hubo una señal: se reactivó el grupo “La Puto Bullrich”, un grupo LGBT que defiende esa candidatura y que busca acercarla a un votante más progresista. Quedan en este campamento dos incógnitas. El desafío por retener a Larreta y a sus votantes, y el impacto de una espiralización aún peor de la crisis económica. “Ahí se puede ir algún votante de Massa hacia Milei”, dicen.

Del otro lado de la grieta del PRO desconfían de las versiones que ven una movida de ajedrez de Macri detrás de sus elogios a Milei. Algunos lo comparan con un chiste famoso durante los setenta: Perón mandaba a fusilar a Firmenich y este, segundos antes de morir, decía “qué gran jugada del General”. “Los más puristas de Mauricio confían en esa infalibidad del líder, y pueden convertir cualquier pavada que haga en un acto genial. Y esto claramente no es así”, dice alguien que trató mucho al descendiente de calabreses.

De hecho, varios le pusieron voz a ese enojo. Alfonso Prat Gay, “Toty” Flores, Elisa Carrió, Maxi Ferraro y Ricardo López Murphy fueron algunos de los nombres de peso de la coalición que, con el grabador prendido, apuntaron contra Macri. “No sólo no fue neutral en la interna sino que ahora no está siendo neutral en la general, porque hay una especie de coqueteo con Milei que confunde mucho al votante”, disparó Prat Gay, el ex ministro de Hacienda de su gobierno. La tesis de este bando es clara: dicen que, más allá de cualquier duda objetable, los coqueteos de Macri hacia el libertario perjudican a la fuerza. “Mauricio instala la idea de que Milei es parte de la familia, es el primo medio loco pero se sienta en nuestra misma mesa. Esa lectura no es una jugada estratégica, es algo profundamente destructivo, no suma, resta, lo presenta como alguien bueno para los macristas, friendly, lo legitima”, señalan.

Lo curioso es que varios sostienen que, aunque esta postura es dañina, Macri no lo hace del todo conscientemente. “Es una mezcla de convicción y conveniencia. Mauricio cree verdaderamente que las ideas de Milei son parecidas a las del PRO, y por lo tanto en el 30 por ciento que sacó el libertario él no sólo se siente reivindicado, casi como una especie de revancha, sino que parece haberse convencido de que en el 2019 perdimos por no haber sido Milei, por no haberse ido tan al extremo. Pero no es así: esas ideas pueden ser las de Mauricio, pero nunca fueron las del PRO y mucho menos las de la coalición”, dicen. Hay ahí una fibra que toca el sindrome de Hubris, la enfermedad del líder, la herida narcisista de Macri por la reelección que nunca llegó y que ahora, piensa él, la victoria en las PASO de Milei parece empezar a sanar. “Yo lo vengo diciendo que le iba a ir bien, yo la vi venir”, dijo en más de una ocasión el ex mandatario en la noche del domingo electoral, en la que festejó no sólo el triunfo de su candidata sino también el de su primo Jorge sobre Martín Lousteau.

Win-win.

Hay, claro, una tercera lectura. Es la que apunta al costado más calculador de Macri, el de la sangre calabresa que corre por sus venas. Para algunos que siguieron de cerca el coqueto con Milei, lo que está buscando el ex mandatario es tener una opción de win-win de cara al 2024. “Está jugando una doble carta ganadora. Si gana Patricia, gana él, y si gana Milei, también gana él. En el medio hace mierda su propia construcción política, la del PRO, pero va a quedar bien parado de una forma u otra”, dicen los más desconfiados.

Esta suspicacia se alimenta, además, de una realidad: La Libertad Avanza, un partido que nació hace tan sólo dos años, tiene una carencia notable de cuadros técnicos y militantes para ocupar todos los puestos de un eventual gobierno, y también para aspirar a una mayoría en las Cámaras, por lo que de una manera u otra van a tender a buscar algún tipo de alianza. Y esa mano se la podría dar, justamente, el ex mandatario. “Mauricio piensa que si Milei llegara a ganar la elección va a necesitar mucha gente, en un contexto muy difícil, y que en ese escenario lograría meter más gente en el Gabinete o en puestos de poder que con Patricia”, apunta otra fuente. ¿Sería capaz Macri de llegar a esa instancia?

Por ahora son especulaciones. Y las charlas entre Macri y Milei quedan en un secreto guardado bajo siete llaves. Sólo lo saben ellos dos y Alberto Benegas Lynch, el mentor ideológico del libertario al que el ex presidente históricamente respetó y que ofició de nexo en las tres primeras reuniones virtuales.

En Juntos temen que este juego, el del gato y el león, pueda terminar mal para todos los que no fueron invitados a la partida.

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Juan Luis González

Juan Luis González

Periodista de política.

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