Para Javier Milei la política no es sólo política. No es un tema de números, de cuántos diputados o senadores puede llegar a meter, de cuántos seguidores tendrá en la calle aplaudiéndolo.
Para él, su candidatura es mucho más que eso. Es una “misión” -palabra que repite- que le encomendó Dios, con el que está convencido de tener diálogos de ida y vuelta y de quien dice ser su elegido.
Por eso lo que sucedió desde el domingo en el que se conocieron los primeros resultados de las elecciones hay que tomarlo en esta línea, una personal y mística: el golpe que sufrió el libertario hay que entenderlo en el plano de alguien que estaba absolutamente convencido de que el 22 de octubre -además el día de su cumpleaños 53, lo que seguramente habrá sido tomado por él como otra señal divina- ganaba en primera vuelta. De alguien que tenía una convicción que sólo los que se piensan elegidos por un ser superior pueden tener.
Es que las horas que siguieron a las elecciones fueron las más dramáticas de La Libertad Avanza en su corta vida. Todos los hilos de un armado hecho a las apuradas y de un lider mesiánico empezaron a salir a la luz.
Tan solo
Las horas previas al acuerdo del martes 24 con Mauricio Macri habían funcionado como un aviso para él: se había empezado a demostrar lo endeble de su armado. En la misma noche del domingo, Juan Napoli, el banquero que fue primer candidato a senador por Buenos Aires y uno de los principales financistas del espacio, le dijo: “Hasta acá llegué”. Esa jornada había estado marcada por la tensión de principio a fin.
Los números no fueron los que esperaban y nadie estaba preparado para ese escenario. Además, la presencia de Lilia Lemoine agitó aún más los ánimos. La asistente personal y candidata a diputada había protagonizado grandes polémicas la semana previa a las elecciones (ver recuadro) y apareció sin ser convocada. Muchos, esa noche, la miraron como si fuera una especie de chivo expiatorio.
Las horas que siguieron a ese domingo no fueron mejores para el libertario. Es que acá se empezaron a ver los costos del armado nacional que comandó Carlos Kikuchi, el monje negro de Milei que ahora está perdiendo lugar dentro del espacio. Como viene contando NOTICIAS desde hace dos años, Kikuchi viene cerrando alianzas a lo largo del país con muchos políticos reciclados del peronismo.
Ahora, en esta instancia previa al ballotage, muchos dentro de La Libertad Avanza temen que esos caballos de Troya empiecen a darse vuelta o, algo que sería aún peor, que comiencen a fagocitar el partido desde adentro. Liliana Salinas, diputada electa por LLA en Entre Ríos, fue la primera en pegar un portazo y abandonar al libertario, justificando su decisión por el acercamiento con Macri.
Con el grabador apagado, varios en LLA se preguntaban cuántos más seguirían el camino de Salinas. “Es que Kikuchi cerró con Massa y el peronismo en muchas provincias. Esos se van a ir yendo, uno por uno, nos van a desangrar”, dice un integrante del armado, que ve venir que los legisladores bonaerenses que entraron por LLA van a hacer lo mismo. Y no sólo eso: el sindicalista Luis Barrionuevo ya avisó que abandonó el barco y se llevó con él a sus fiscales.
Adelante
Fue tan fuerte el tembladeral que Milei hizo algo que jamás había hecho antes en su carrera mediática y política: empezó a decir cosas en las que no creía.El abrupto cambio -de Bullrich “montonera asesina” a “una gran ministra de Seguridad” o el de “zurdos de mierda” a “la izquierda es la que más sabe de capital humano”- significó para el libertario poner en jaque uno de sus grandes capitales, el de presentarse como alguien “genuino” que venía de afuera y no “hacía política”.
Es que lo que sucedió el martes 24 a la noche en lo de Macri fue, exactamente, hacer política. En la reunión, que se hizo en la casa que el ex presidente tiene en Acassuso, se acordaron algunos puntos básicos del acuerdo (ver nota en página 20) y juran que no hablaron de nombres, aunque ya el de Guillermo Dietrich para un eventual gabinete libertario suena fuerte.
Milei llegó junto a su hermana Karina a ese encuentro clave. Del otro lado, junto a Macri, estaban Patricia Bullrich, Cristian Ritondo, Diego Santilli y Luis Petri. Casi a la medianoche se sumaron, a pedido de Milei, el estratega Santiago Caputo -que viene creciendo en importancia en la cabeza del libertario- y al armador Guillermo Francos.
Este es otro problema adicional. Milei está yendo a competir a un ring en el que es un novato, y en el que Macri y los suyos le sacan mucha ventaja. El libertario está atrapado en una sábana corta: por un lado va a sufrir una sangría de dirigentes, producto de su armado endeble, y por el otro lo van a avanzar desde las huestes macristas. Es curioso: Milei entró al ballotage, aunque ahora está parado sobre un hilo a punto de romperse.
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