Sergio Massa supo tener una buena relación con Mauricio Macri. Una noche, durante la campaña presidencial del 2015 (una carrera en la que el tigrense era favorito pero empezó a perder terreno hasta quedar fuera del ballotage), el del PRO lo invitó a comer a su casa con Juliana Awada. Massa fue con su esposa Malena Galmarini.
El austero menú fue milanesas con ensalada. Los tigrenses, acostumbrados a las tertulias peronistas en las que abunda la comida, se sorprendieron por lo frugal del menú. Al despedirse, antes de irse a dormir, pasaron por un local de McDonald 's porque se habían quedado con hambre.
En Juntos agradecieron sobre el final de ese año la posición de Massa, dividiendo al peronismo y permitiendo que Macri, por escaso margen, se impusiera a Daniel Scioli (hoy nuevamente embajador en Brasil luego de su breve paso por el ministerio de Desarrollo, otra revancha para Massa) en las urnas para convertirse en presidente.
Y al principio de la era Macri, la relación fue buena. Massa lo acompañó a la cumbre suiza en Davos, y se mostraba como un opositor moderado. Con el paso del tiempo, a Macri le empezó a disgustar la ambición del tigrense y lo apodó “Ventajita”: el tigrense, como se vio en las últimas semanas, "negocia al límite y siempre pide algo más", explican en la órbita macrista.
Un mote que al ahora superministro todavía le molesta: "los que me llaman ventajita me tienen miedo", se defiende. Sobre el final del mandato, Massa era un opositor acérrimo y su incorporación al Frente de Todos fue clave para derrotar a Macri. En sus discursos de esta semana, le enrostró al ex presidente que dejó su mandato con un 55% de inflación.
Claro, hoy él tiene la misión de desactivar una bomba mucho peor, en busca de su revancha. Consultoras privadas estiman que la inflación del 2022 estará por encima del 90%, y algunos otros amenazan con una de tres cifras. Los economistas que rodean a Sergio Massa, por otro lado, coinciden con muchas de las recetas de los técnicos de Juntos por el Cambio: un ajuste para frenar el consumo y la espiral de precios.
por R.N.
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