Prudencia es el concepto que más se repitió en la oposición durante la crisis. En Juntos por el Cambio entendieron que, en medio del conflicto institucional del Gobierno, si salían a echar más leña al fuego podían agravar la situación. “Sin dejar de ser críticos, debemos moderarnos”, fue el mensaje que se cruzaba entre los dirigentes desde el fin de semana en el que la coalición del Frente de Todos volvió a crujir. “Nadie sabe qué puede pasar”, agregaban en las charlas informales.
En la oposición se mezclan los sentimientos: hay dirigentes ansiosos y confiados por retomar el poder y otros que piensan que habrá que hacer un esfuerzo para acompañar a Alberto Fernández para que llegue a diciembre del año que viene. El ex compañero de fórmula de Macri, Miguel Ángel Pichetto, suscribió esta última lectura: “Los que gritaban ‘Cristina Presidenta’ en el acto de Ensenada no lo decían por el 2023”. Bomba.
COINCIDENCIAS. Mauricio Macri se enteró de la renuncia del ministro de Economía, Martín Guzmán, minutos antes de tomar un avión desde Miami a Buenos Aires. Horas después, cuando aterrizaba en Ezeiza, la crisis política y económica era el tema excluyente. En los pocos días que estuvo en la Argentina, se reunió con Elisa Carrió y con Pichetto, y recorrió un par de barrios del Conurbano. “Se siente reivindicado, tras todo este desastre”, confiesa una fuente que lo acompaña a toda hora.
La bomba explotó el sábado 2 por la tarde. Mientras Cristina Kirchner daba una charla en Ensenada, el ministro de Economía hacía pública la renuncia que le había presentado al Presidente horas antes. Desde allí, el caos se apoderó del Gobierno: hubo ofrecimientos varios y sus respectivas negativas, hasta que Silvina Batakis surgió como nombre de consenso entre Alberto Fernández y la vice. La crisis, a esa altura, ya estaba desatada.
Hasta Horacio Rodríguez Larreta, el líder del ala más moderada del PRO, protestó por la tensión generada por el Frente de Todos. “La falta de responsabilidad del Gobierno empeora la situación. Así no se gobierna, ni se saca adelante un país”, aseguró en un extenso hilo de Twitter.
Para aunar criterios, el miércoles 6, al cierre de esta edición, se reunía por Zoom la mesa nacional de Juntos, aunque en esta ocasión todos los invitados llevaban la misma idea: criticar, pero alertar del peligro que significan estas discusiones palaciegas. En la previa del encuentro, los diputados hicieron un comunicado para exigir que la flamante ministra, el jefe de Gabinete y el presidente del Banco Central fueran al recinto: “No van a poder barrer la mugre abajo de la alfombra”, sostuvieron. Por ahora no tienen respuestas.
EXPECTANTES. Desde la UCR consideran que hay que garantizar el mandato del Presidente. Por eso, Mario Negri apuró al oficialismo: “Nosotros no venimos a empujar a nadie, se los digo fraternalmente: no se empujen entre ustedes porque lo van a pagar los argentinos. ¡Tengan responsabilidad!”, indicó en la Cámara de Diputados. Y completó: “Las crisis toman autonomía, nadie sabe cómo terminan. No jueguen con fuego”.
Son varios los dirigentes que, a esta altura, ya no dudan en considerar que lo de Cristina Kirchner es un “golpe palaciego”. Así lo dijo la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, pero también el líder de la Coalición Cívica, Maximiliano Ferraro. Y sobre la postura de Juntos por el Cambio, este último analizó: “Debemos afianzar la unidad y generar confianza. No debemos distraer la energía y el tiempo en debates extemporáneos como la campaña y las candidaturas”.
Es que son muchos los que se preparan para lanzarse a la aventura del 2023, aunque por el contexto, en Juntos pidieron que se postergue la disputa electoral. Será uno de los principales desafíos de la oposición: que las aspiraciones personales no desarmen la coalición. “Hay demasiados caciques”, protesta con ironía un dirigente.
Por lo pronto, miran con asombro cómo en el Frente de Todos no dejan de darse tiros en los pies. Tanto que al triángulo de poder de Cristina, Alberto y Sergio Massa lo resumen en un concepto: “A esta altura, ya son los tres chiflados”, concluye un dirigente del PRO.
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