La primera vez que sucedió generó sorpresa y críticas, pero se volvió costumbre: Cristina Fernández Kirchner no usa tapabocas en sesiones o reuniones oficiales y se lo sostiene con la mano en público, pero no se lo calza.
La vicepresidenta apareció en varias ocasiones con la nariz y la boca descubierta, a pesar de las recomendaciones por la pandemia por Covid-19.
Cuando inició las sesiones virtuales de la Cámara de Senadores que preside, en las redes sociales rechazaron que fuera la única que no usaba barbijo. Mientras ella estaba con la cara al descubierto, a su lado María Luz Alonso, la secretaria administrativa y Juan Tunessi, el prosecretario Parlamentario del Senado, sí tenían tapabocas. La escena se repitió en las siguientes sesiones, donde legisladores de otros espacios asistieron al recinto con barbijo.
Como indican las recomendaciones, los funcionarios deben usar el tapabocas a menos que tengan que hacer uso de la palabra o tomar agua.
El rechazo al barbijo por parte de la vicepresidenta también se vio en otras situaciones. En una reunión en la quinta de Olivos con Alberto Fernández y gobernadores decidió no ponérselo, a pesar de que no estaba hablando. Y en la calle lo sostiene sobre su cara pero no termina de colocárselo.
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