Saturday 27 de April, 2024

POLíTICA | 20-02-2024 07:05

Tras la derrota legislativa: el fantasma del plebiscito

El presidente analiza alternativas mientras elige al Congreso como enemigo. Los roles de Caputo y Sturzenegger.

En sus primeros minutos como Presidente, cuando dio su discurso inaugural, Javier Milei decidió darle la espalda al Congreso y 58 días después, fue el Congreso el que le dio la espalda a él, obligándolo a retirar el proyecto del recinto, ya que sus aliados dialoguistas, tampoco acompañaron por completo.

A dos meses de haber asumido, el Gobierno de Milei quedó en una encrucijada compleja. Debe optar entre cambiar su actitud intransigente, sentarse a negociar o seguir en el camino que se vislumbró en los días posteriores al fracaso de la ley, de endurecer sus posiciones y avanzar con las reformas que necesita al margen del Congreso. “No vamos a seguir discutiendo con quienes exigen mantener sus privilegios”.

La primera reacción del Gobierno fue disimular su derrota política, que fue sorpresiva y que encontró al Presidente fuera del país en un viaje a Israel. Sus operadores en las redes sociales pasaron de enviar memes a argumentar que todo había sido una estrategia de Milei para escrachar a “la casta” que se opone a las reformas. Y redobló la apuesta: tiene en carpeta 3.000 reformas estructurales extras y además contó que la Unidad Transitoria para la Desregulación de la Economía, que lidera Federico Sturzenegger, está avanzando con más decretos de Necesidad y Urgencia.

A esto se le suma que el equipo jurídico del Gobierno evalúa avanzar con reglamentaciones y decisiones administrativas que también tengan efectos reformistas para los próximos meses. Según el propio Milei, los más de 300 artículos del DNU y los 600 artículos de la ley ómnibus representan el 25% de las reformas que tiene planificadas. En el caso de la ley ómnibus, el jefe de bloque de La Libertad Avanza, Oscar Zago, ya advirtió que el presidente decidió que no se tratara la ley. Entonces ¿cómo planea el Gobierno avanzar con estos cambios sin el Congreso? Es una incógnita que quizás la devele el próximo 1ro de marzo cuando el presidente hable ante el Congreso donde anunciará la agenda legislativa del Gobierno para 2024.

Pese a esta primera derrota legislativa, el Gobierno se muestra optimista y se recuesta sobre posibles logros económicos que aún solo se ven en una planilla de Excel del Ministerio de Economía. Funcionarios y el propio Milei cuentan en conversaciones con empresarios que el ajuste ortodoxo que están aplicando ya estaría dando sus frutos. Juran que enero cerraría con superávit primario, cerca del equilibrio financiero y proyectan para marzo anunciar que alcanzaron el déficit cero. Milei también espera contar que la inflación está bajando, resaltar que el Banco Central no emite más dinero y que las reservas van en aumento. El desafío aún sin respuesta es cómo hará el Gobierno para que los salarios recuperen su poder de compra y desactivar así un malhumor social que amenace su popularidad.

El traspié en el Congreso dejó heridas que tardarán mucho tiempo en sanar y algunas tal vez nunca más cierren. El presidente tomó la decisión de escrachar a los gobernadores con los que estaba negociando la aprobación de la ley y también a cada uno de los legisladores que votó en contra. Armó listas negras que publicó en la red social X y también dio like y compartió todas las críticas a quienes él llamó “traidores”. Según Milei son “kirchneristas de buenos modales”. “Estamos publicando los nombres y las fotos de los traidores que le mintieron a sus votantes, para que la gente los conozca”, agregó.

En ese grupo están los gobernadores de Córdoba Martín Llaryora, a la cabeza, secundado por el santafesino Maximiliano Pullaro; el misionero Hugo Passalacqua, el rionegrino Alberto Weretilneck; el neuquino Rolando Figueroa y el salteño Gustavo Saenz. Todos ellos repartidos entre los bloques Hacemos Coalición Federal, liderado por Miguel Ángel Pichetto, e Innovación Federal, que votaron en contra de las facultades delegadas. “El régimen va a tratar de defenderse y sostener sus privilegios. Es parte de una pelea que sabíamos que íbamos a tener que dar”, lanzó Milei desde Israel, donde además contó que las transferencias discrecionales a las provincias ya habían caído en un 98%. El constante ahogo económico de Milei a las provincias entorpece el diálogo con los gobernadores y fue uno de los principales motivos de queja durante la negociación en el Congreso.

Uno de los temas que se discute por estas horas en el Gobierno es qué hacer con los cordobeses que tienen dentro del Gabinete, como el secretario de Transporte, Franco Moggeta; el presidente del Banco Nación, Daniel Tillard o el jefe de la Anses, Osvaldo Giordano. Este último quedó más expuesto por una situación familiar. El Presidente compartió un tuit que decía: “La mujer del Director de Anses del Gobierno, Osvaldo Giordano, la diputada Alejandra Torres votó en contra. Deberían echarlo por traidor”.

Todos estos funcionarios están más ligados a la gestión del ex gobernador, Juan Schiaretti, que a la de del actual, Martín Llaryora. Incluso Florencio Randazzo,el compañero de fórmula presidencial de Schiaretti quedó en la lista de los traidores.

Otros que también están en la mira del Gobierno son los funcionarios que Sergio Massa dejó en diferentes áreas, como el Indec, Migraciones, AFIP, Aduana, AySA, el Ministerio de Transporte y hasta en la Cámara de Diputados. Tanto los funcionarios que responden a Schiaretti como los vinculados a Massa ya estaban en la mira porque veían venir una sesión conflictiva. En el Gobierno, desde el mismo comienzo de la semana estaban atentos a los movimientos de los diputados aliados para detectar eventuales traiciones. Hoy con el resultado sobre la mesa, todos los lugares que se le dieron a los aliados están en revisión.

La discusión se empantanó en la votación del inciso H del artículo 4. El debate llevaba poco más de tres horas, ya habían terminado las “cuestiones de privilegio”, se estaban discutiendo las facultades delegadas y el texto de la ley le daba a Milei poder absoluto sobre los 29 fondos fiduciarios creados por el Estado Nacional que, en algunos casos, funcionan como cajas para obras para las provincias. El oficialismo fue advertido por diferentes diputados que no lo iban a acompañar y hasta le sugirieron retirarlo de la votación. Nicolás Massot intentó excluir dos fondos que le interesaban a un grupo de gobernadores, para destrabar la votación, pero Martín Tetaz dijo que eso era “una barbaridad”, porque sospechaban que estaban favoreciendo a gobernadores amigos. Esta discusión es un ejemplo del descontrol que se vive en la política argentina, porque tanto Massot como Tetaz no son del agrado de Milei, pero aún así, acompañaron la ley en la votación en general del pasado viernes. En la votación del inciso H, Massot, voto a favor y Tetaz en contra, pero al final del día los dos quedaron dentro de la lista de los traidores que publicó el Gobierno.

Cuando se pasó a la discusión del artículo 5, sólo quedó en pie un solo inciso de los 6 que había. La catástrofe era inevitable, por lo que Miguel Ángel Pichetto, rápido de reflejos, pidió pasar a un cuarto intermedio. Para eso momento, Milei estaba conectado vía telefónica con Santiago Caputo que seguía la votación desde una oficina de la Cámara de Diputados. Durante la reunión del cuarto intermedio, Caputo transmitió la intención del presidente de retirar la ley. En ese encuentro estaban Oscar Zago del bloque oficialista, Cristian Ritondo y Silvia Lospennato por el PRO, Miguel Ángel Pichetto de Hacemos Coalición Federal y Rodrigo De Loredo, por el radicalismo. Luego de una acalorada discusión, Lospennato propuso devolver el proyecto a comisión para evitar que los enviados de Milei retiren el proyecto. “El programa de corto plazo no cambió. Yo di la orden de bajar la ley porque el programa no se ve afectado. Prefiero que no salga nada, antes que una mala ley. Y mucho menos una mala ley que defienda los privilegios de los políticos corruptos”, sentenció Milei.

Ahora la ley ómnibus iniciará otra vez el proceso legislativo, aunque al Gobierno ya no le interesa. En lo que se va a centrar es en fortalecer el relato anticasta, como lo hizo en las marchas de la CGT o la confrontación por las manifestaciones fuera del Congreso “El pueblo jamás olvidará los nombres de aquellos que, pudiendo facilitar las reformas que fueron elegidas por el 56% de los argentinos, decidieron seguir haciéndole el juego a la casta”, escribieron desde las cuentas oficiales.

En materia de popularidad, Milei cuenta con números que todavía lo tienen con una imagen positiva por encima del 50% y en el Gobierno especulan con que este conflicto les hace bien.

Desde las redes sociales, luego del fracaso legislativo se comenzó a viralizar la posibilidad de que el Gobierno convoque a un plebiscito, como había anticipado el presidente durante la campaña. En este punto él propio Milei agitó la idea poniendo likes a los comentarios que iban en esa línea. Una de las contras que tiene un plebiscito es que no es vinculante, a menos que sea propuesto por el Congreso. Otra limitación es el tiempo porque se exige que sea convocada entre 60 y 120 días antes de su anuncio en el Boletín Oficial. Además se debe tener en cuenta el costo que implicaría en materia publicitaria y de logística cuando Milei dice que “no hay plata”. Y por último un resultado adverso sería el mayor riesgo, un golpe devastador que hasta podría implicar la renuncia de Milei. Desde el Gobierno afirmaron a NOTICIAS que todavía no evalúan hacer un plebiscito, aunque no descartan que la dinámica vertiginosa de la política los empuje hacia esa decisión.

El viernes 2 de febrero, el Gobierno había logrado que se aprobara, en general, su ley “Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos”. Por reglamento todas las leyes se aprueban en dos votaciones, una en general y otra en particular. La fragilidad parlamentaria del Gobierno de Milei estaba atravesando con éxito un primer trámite en la Cámara de Diputados, porque había logrado construir una mayoría de 144 votos, contra 109, cuando tiene un bloque propio de apenas 38 diputados, pero las cosas no salieron como estaban previstas.

Tras la derrota parlamentaria, un fantasma comenzó a correr en las filas de la oposición: la comparación con Alberto Fujimori, quien, en un golpe de Estado, cerró el Congreso en Perú en 1992 y gobernó así hasta el 2000. Pero también se recordó que Pedro Castillo, en 2022 intentó hacer algo similar y terminó preso.

Milei está convencido que conserva el apoyo social que lo llevó a la presidencia y que le permitirá avanzar a costa de cualquier cosa. Pero para eso, primero deberá demostrar que puede bajar la inflación, conseguir la estabilidad y que los argentinos recuperen el poder adquisitivo.

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Rodis Recalt

Rodis Recalt

Periodista de política y columnista de Radio Perfil.

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