1# Doce monos (1995)
Bruce Willis es un presidiario del futuro que viaja en el tiempo (a principios del siglo XXI) para investigar el origen de una plaga que diezmará a la humanidad. “Cinco mil millones de personas sucumbirán ante un virus mortal. Los supervivientes abandonarán la superficie del planeta. De nuevo, los animales dominan el mundo", le cuenta James Coole (Willis) a Jeffrey Goines (Brad Pitt, que recibió el Oscar al Mejor Actor de Reparto), el nexo para rastrear el virus que generó el apocalipsis. En el futuro se vive bajo tierra, y la reclusión y el temor a la pandemia lo vuelven a Willis un poco loco: con Pitt son pacientes en el mismo hospital psiquiátrico. Un reflejo de la cuarentena por coronavirus pero 25 años antes: el director Terry Gilliam (el Monty Python y realizador de “Brazil”) se inspiró en para la historia en un corto francés, “La Jeteé” (de 1962), aunque siempre negó el plagio.
2# El día de la marmota (1993)
Bill Murray es Phil Connors, un meteorólogo de la tele que queda atrapado en un loop temporal, obligado a revivir una y otra vez el “Día de la Marmota” (2 de febrero) en Punxsutawney, Pensilvania. Samsara para curar su egocentrismo y encontrar el amor en Rita (Andie MacDowell), su nueva productora. Tras pasar de la autocomplacencia al suicidio (lo que solo reinicia el día como en un videojuego), Murray se compromete a que “El Día de la Marmota” sea un día perfecto, no solo para él, pero también para quienes lo rodean. Del karma de la monótona rutina a la empatía total. “No importa lo que suceda, ahora soy feliz”, le dice Phil a Rita, sabiendo que mañana tendrá que empezar de cero. Clásica comedia romántica dirigida por Harold Ramis (que actuó junto a Murray en “Los Cazafantasmas”).
3# Sueño de libertad (1994)
Tim Robbins es un contador sentenciado a prisión perpetua por femicida, crimen que no cometió. En la cárcel conoce a Morgan Freeman y traban una amistad duradera que le da sentido a sus días de encierro. “La vida en la prisión consiste en la rutina. Y luego más rutina”, le enseña Freeman, el preso ya “institucionalizado”: “Estos muros son especiales. Primero los odias. Luego te acostumbras a ellos. Después de un tiempo te aferras a ellos. Quedas institucionalizado”, sigue. Dirigida por Frank Darabont, especialista en películas carcelarias inspiradoras (“La milla verde” con Tom Hanks), y de gente atrapada: desde “Enterrado vivo” (1990), que tuvo remake con Ryan Reynolds (2010); a “The Walking dead”; pasando por el clásico “La Niebla” (2007) basada en libro de Stephen King. Para aprender vivir el “arresto domiciliario” con calma.
4# Mi pobre angelito (1991)
La película protagonizada por Macaulay Culkin, se estrenó en noviembre de 1990, y rápidamente se convirtió en un éxito de taquilla que superó ese año a otros hits como “Mujer bonita”; “Danza con lobos” (la otra cara de estar solo como un perro…); y “Ghost, la sombra del amor”. La idea del film es de John Hughes, uno de los realizadores más prolíficos de los 80 y 90, y partió de la una experiencia personal: "Mi papá vivía olvidándose cosas y poniéndose nervioso antes de cada viaje. En un viaje a Europa le dijo a mi mamá que a veces se angustiaba pensando que se había olvidado a uno de nosotros en el aeropuerto”. Kevin (Culkin) se empacha de tener la casa para él solo, vence a los ladrones (Joe Pesci y Daniel Stern), y finalmente descubre el valor de la familia.
5# La vida es bella (1997)
Roberto Benigni en el triple rol de director, guionista y protagonista (ganó el Oscar a “Mejor película extranjera” y “Actor de reparto”). La historia se basa en el libro “Al final derroté a Hitler”, de Rubino Romeo Salmoni. Guido es un librero judío que le pone onda a la vida en un campo de concentración para proteger a su hijo. “Nosotros estamos en el equipo de los súper malos, quien tenga miedo pierde puntos. En tres casos se pierden todos los puntos: uno, los que empiezan a llorar; dos, los que quieren ver a su mamá; tres, los que tienen hambre y piden la merienda.”, le dice Guido al pequeño Giosué. Abordaje original al Holocausto y una lección de vida: el juego para mantener la moral alta.
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