El sexo siempre vende. “El espectáculo se instaló con mucha fuerza, de entrada supusimos que tenía que ver con la temática de la obra, y lo disruptivo del material”, explica José María Muscari, ideólogo, actor y director de “Sex”, la experiencia erótica que hace 6 funciones semanales a sala llena. La obra arrancó a mediados del año pasado, y la idea original era estar solo dos meses en el Gorriti Art Center, salón de eventos en la esquina palermitana de Gorriti y Juan B. Justo. Pero el éxito los sorprendió. El espacio alternativo que nunca estuvo pensado como sala teatral se convirtió con “Sex” en uno de los más rendidores de la cartelera porteña. Se agregaron funciones los jueves, y se sumó otro horario los viernes y sábados. 2019 cerró para Muscari y Cia. con 152 funciones agotadas y 33.902 espectadores (1.500 localidades semanales). Y 2020 no afloja para “Sex”.
“Uno siempre monta un espectáculo con las mejores expectativas, y soñando que al espectáculo le vaya bien, pero nunca imaginé que fuera el éxito en el que se convirtió. Es un fenómeno que agota localidades desde la primera función hace siete meses”, sigue Muscari.
Tema eterno. En los últimos años, un listado de obras con similar estética y similar argumento (sexo, sexo, sexo), encararon las crisis de parejas desde la cama. Pasaron “El otro lado de la cama” (con Nicolás Vázquez y Gimena Accardi, pareja también en la vida real); “Climax”, con Miriam Lanzoni; “Deseo”, del dramaturgo español Miguel del Arco, con Juan Gil Navarro y Julieta Ortega; “El Ardor”, la obra de Alfredo Staffolani, con Luciano Cáceres y Juana Viale; y uno de los éxitos de calle Corrientes, “Los vecinos de arriba”, de Javier Daulte, con Diego Peretti y Florencia Peña.
En esa senda va justamente el éxito de la temporada en Mar del Plata, “Desnudos” (en el Teatro Neptuno), que tiene en el elenco a las parejas de Luciano Castro y Sabrina Rojas, Gonzalo Heredia y Brenda Gandini, Luciano Cáceres y Mercedes Scápola. Empujada por el morbo tras el escándalo de los virales de Castrodesnudo, y la reconciliación con Rojas, la obra va sobre un grupo de personajes atrapados por la rutina y la necesidad de aparentar. Basada en la película de la alemana Doris Dörrie, en versión de Esther Feldman y Alejandro Maci, la comedia usa el sexo como catalizador para exponer conflictos, lo que está mal en la pareja, y lo que quede cambiar o disolverse.
"Sex" agota funciones en Buenos Aires y "Desnudos" va primera en Mardel.
“Creo que hoy estamos ante una moda. Es cierto que todavía una parte de nuestra sociedad sigue siendo algo pacata, y podría tener ciertos reparos. Lo importante es que eso nos lleve a exigirnos abordajes cada vez más inteligentes y originales”, dice el director Gabriel Nesci, que participó del ciclo “Por Sexo” en Microteatro. “Hay riesgos netamente estéticos que tienen que ver con la línea sutil que divide la posibilidad de seducir al espectador e incomodarlo. Los límites son siempre subjetivos. Creo que el foco nunca puede estar en cuidar las susceptibilidades individuales, sino al contrario, en interpelar, provocar”, agrega.
Provocador es Fabio Posca, que acaba de regresar al Metropolitan Sura (viernes y sábados a las 23) con “Faking Posca”, donde desfilan sus personajes icónicos (Pitito, entre otros) con monólogos que siempre tienen su abordaje desfachatado del sexo. “Soy el mismo salvaje de siempre”, refuerza Posca entre risas.
Experiencias. A falta de las revistas teatrales, género caído en desgracia, otras propuestas han ganado el circuito del teatro porteño. Allí se encolumna uno de lo éxitos de 2019, “Cabaret”, que tras un pequeño impasse, repuso y sigue en el top 10 de la taquilla. Claro, además de una gran producción a cargo de Gustavo Yankelevich, y la dirección de Claudio Tolcachir, “Cabaret” tiene a una pareja que transpira erotismo: Florencia Peña y Mike Amigorena.
Pero es “Sex” la que aporta la carne que siempre atrae espectadores cachondos. Un porno soft en vivo que Muscari recrea con estilo. “Esta experiencia recupera un poco el espíritu que tenían espacios como el Parakultural, Morocco, El Dorado”, explica. El Gorriti Art recuerda a eso en versión aggiornada y cool.
“No es estrictamente una platea, Sex es una experiencia donde vos llegas, te sentás a una mesa o en la barra, pero a los 15 minutos de que el espectáculo comenzó, arranca lo que nosotros llamamos la libre circulación", cuenta. Los actores se dispersan por todo el lugar, y el espectador tiene la posibilidad de seguir la experiencia por donde se le antoje. Hay escenas en el baño, en el delante y detrás del escenario, en el piso de arriba y en el sótano, en un guardarropas o un ascensor, "y en lo que nosotros denominamos Zona Roja”, adelanta Muscari.
“El tema del sexo está latente desde que nacemos, y la obra lo que hace es recoger ese guante y convertirlo en un objeto artístico, en el cual el público disfruta en una hora y media de algo que incluye baile, cabaret y disco, y que apela a todos los sentidos. No solo lo visual y auditivo, el tacto, y lo olfativo y gustativo”. Los tragos en la carta llevan los nombres de algunos de los personajes de la obra: “La Ninfa”, es el de Magui Bravi; “Lo Prohibido”, el del Militta Bora; y “La Masculinidad” el de Agustín Sierra.
“Buscamos un espectador activo, que pueda recorrer la experiencia", vende Muscari.
El público. “No me gusta definir la participación del espectador como interactiva, pero buscamos un espectador activo, que pueda recorrer la experiencia. Hay algo del orden de la cercanía que lo diferencia mucho de una experiencia del teatro tradicional. Hay una escena con Esther Goris, Militta Bora y Diego Ramos en un ascensor”, vende Muscari.“La cercanía genera algo especial en la gente y a nosotros también nos pasa algo con eso”, se suma Diego Ramos, protagonista de la obra.
“El riesgo es que genere rechazo en el espectador y que no pueda disfrutar de la historia... En 'Los vecinos de arriba', lo abordamos desde el humor", explica Javier Daulte, celebrado director de la obra.
“En el caso de 'Sex' uno puede ser un espectador más tradicional y ver lo que transcurre en el espacio central. Todo depende del recorrido que cada espectador haga, cada uno va a vivir una experiencia diferente”, redondea Muscari. Los más osados buscan la Zona Roja, uno de los cuartos “prohibidos” que tiene este espectáculo, donde pasan las escenas de alto voltaje. “Esto atrae a muchos hombres, grupos de amigos, eso es una gran diferencia respecto del teatro tradicional. Este es un público al que le cuesta ir al teatro, porque el plan obra de teatro está mucho más asociado al grupo de mujeres”. El sexo como gancho sirve, y doblemente en tiempos de crisis. La taquilla así lo demuestra.
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