*** (TRES ESTRELLAS Y MEDIA)
Desde un trozo de meteorito encontrado en la tumba de Tutankamón, hasta la corona de espinas de Jesus. Resguardados en museos, laboratorios y depósitos se encuentran los objetos más notables, misteriosos y extraordinarios del planeta. Estos extraños artefactos abarcan miles de años, fueron creados por diferentes culturas de todo el mundo, pero comparten una cosa en común: cada uno de ellos ha confundido o asombrado a los expertos, a veces durante siglos.
Las nuevas tecnologías e investigaciones permiten profundizar en estos enseres como nunca y esta atrayente serie documental descubre los secretos y cuán increíbles, antiguos o realmente insólitos pueden serlo. Con la incorporación de fascinantes ideas de muchos expertos que vuelven a los diversos artículos con nuevos conocimientos, el envío permite a los espectadores obtener una mirada nunca vista de estas rarezas y tesoros. Incluso utilizando técnicas innovadoras a través de los últimos gráficos en 3D para separarlos digitalmente, y así concentrarse en sus detalles más pequeños y
reconstruirlos.
En el primer episodio, “El escarabajo, el arca y la roca”, los peritos inspeccionan una tableta de 4.000 años de antigüedad con lo que podrían ser instrucciones para construir la bíblica Arca de Noé. Así nos enteramos que, en 2009, una tablilla de arcilla con forma semejante a un teléfono se entregó al Museo Británico para su investigación. Rápidamente se dieron cuenta de que estaba cubierta de escritura cuneiforme babilónica, la más antigua conocida en la Tierra, que data de hace al menos 3.700 años. Al descifrar las 60 líneas de texto, creen que se trata de un manual de adiestramiento para construir un bote de tamaño colosal y una forma extrañamente redonda.
El Tempest Prognosticator (pronosticador de tempestades) es uno de los instrumentos científicos más extraños y misteriosos de la historia. Se lo presenta en el segundo episodio, “El tesoro romano perdido y la sanguijuela”. Impulsado por una obsesión del siglo XIX con la predicción del clima, este barómetro de la era victoriana con la forma de un carrusel moderno en miniatura es diferente a cualquier objeto anterior o posterior, porque funciona con sanguijuelas. Este tipo de gusanos era popular en las comunidades médicas de la época, pero un hombre creía que podían hacer mucho más: detectar las condiciones atmosféricas y pronosticar tormentas. Incluso, el utensilio fue elogiado en la prensa por su poder de vaticinio y fue exhibido en la Gran Exposición como un ejemplo de la habilidad científica británica.
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