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SALUD | 15-01-2020 11:41

Medio ambiente y enfermedad: corazones poluídos

Un megaestudio chino muestra cómo la contaminación del aire aumenta el riesgo de infartos y accidentes cerebrovasculares.

Las muertes gatilladas por la polución del aire, en todo el mundo, siguen en aumento: cada año, ocho millones de personas mueren por enfermedades pulmonares y cardiovasculares causadas por el aire que respiran. Tal escenario, que se mantiene casi inalterable desde hace una década, está empeorando y el corazón sufre cada vez más. Así lo muestra un estudio científico llevado a cabo en China, sobre datos recopilados de 117 mil personas adultas: “Los resultados que obtuvimos muestran que la exposición de corto plazo al material particulado PM2.5 se relaciona directamente con un aumento en las internaciones hospitalarias por enfermedades cardiovasculares graves, aún cuando la exposición a la contaminación del aire no supere los actuales límites regulatorios”, explica el paper publicado por los expertos del Hospital Fuwai de la Academia de Ciencias Médicas de China, en la British Medical Journal, BMJ, una de las revistas de investigación médica más respetadas del mundo.

¿Qué significa esto? El aire atmosférico está compuesto por nitrógeno, oxígeno, hidrógeno, gas carbónico y vapor de agua. Se considera que está poluído cuando contiene sustancias químicas a niveles que pueden impactar sobre el organismo de seres humanos y animales. Hay centenares de compuestos provenientes de las más diversas fuentes, y las concentraciones límite para la salud, a partir de las cuales comienzan a afectarla, varían según los compuestos y sus características.

Uno de los más pequeños y nocivos es el PM2.5 mencionado en el estudio chino. Emitido cuando se realizan grandes quemas forestales, por las fábricas, las plantas de energía eléctrica y los vehículos de motor (entre otros) su nombre responde a que mide, efectivamente, hasta 2,5 micrones, el equivalente a un tercio del espesor de un solo cabello. Tan fino es, que logra atravesar la barrera que protege al cerebro, la barrera hematoencefálica. Al solo efecto de la comparación: nueve de cada diez principios activos de todos los medicamentos en desarrollo por la industria farmacéutica y por la medicina no logran traspasarla. 

La exposición al PM2.5 está considerada como responsable de unas 4,2 millones de las muertes ocurridas en todo el mundo durante el año 2015, de las cuales un millón y medio fueron por infarto cardíaco y casi un millón, por accidente cerebrovascular. La Organización Mundial de la Salud, OMS, ha establecido el límite de exposición diaria a PM2.5 en 25 ‎micrómetros por metro cúbico. La exposición a la polución ambiental puede afectar la función vascular, la actividad del sistema nervioso simpático y al sistema inflamatorio del cuerpo, llevando a que se produzca una constricción vascular, aumento en la viscosidad plasmática y de la coagulación de la sangre, con riesgo de que se formen trombos o coágulos en los vasos sanguíneos. Todos estos cambios pueden culminar en un infarto o en un accidente cerebrovascular. 

Respirar peligro. Cerca del 90% de la población mundial vive en lugares con niveles de polución que se ubican por encima de lo normal. China está al tope del ranking, y es por eso que la mayor parte de los estudios científicos sobre el tema, los de mayores proporciones, se han realizado en ciudades de ese país. Fueron los chinos quienes comenzaron a utilizar máscaras para transitar por las calles, como una barrera de protección. El hábito reduce la entrada de algunas sustancias contaminantes a través de la nariz, aunque son pocas y la barrera es muy limitada.

La mitad del planeta sufre con la acción tóxica del aire dentro de la casa o en zonas rurales, que conviven con la quema de leña y de madera y de carbón, que hacen tanto mal como habitar en ciudades abarrotadas de automóviles y colectivos. Volviendo al corazón, la concentración promedio de PM2.5 en las residencias de los participantes del estudio chino fue de 64,9 microgramos por metro cúbico. La investigación mostró que el peligro de sufrir infartos, ACV y enfermedades cardiovasculares agudas aumentó en un 53 por ciento cuando la población respira un aire cuya concentración de PM 2,5 es superior a los 78 microgramos por metro cúbico. La incidencia general de las enfermedades cardíacas se elevó un 13 por ciento tras una suba de 10 microgramos por metro cúbico de concentración particular. 

La asociación entre las partículas PM2.5 y las enfermedades cardiovasculares ya han sido documentadas en países en desarrollo, y lo que confirma esta investigación es su nivel de incidencia y peligrosidad. Un sondeo realizado en 204 ciudades de los Estados Unidos, por ejemplo, mostró una correlación significativa entre dichas micropartículas y las internaciones hospitalarias por ACV, infarto, falla cardíaca y arritmias. Un análisis de datos obtenidos en cinco ciudades de Europa mostró que un aumento de diez microgramos en las concentraciones de PM2.5 ya se correlaciona con incrementos en las internaciones con cuadros cardiovasculares graves. 

Algo que confirman las investigaciones en China es que no se precisa una exposición constante por largos períodos de tiempo para disparar el riesgo de enfermedad cardíaca aguda: “Nuestra investigación demuestra que aún la exposición breve, de menos de un día de duración, al PM2.5 incrementa el riesgo de enfermedad cardiovascular con internación hospitalaria. Hasta unas pocas horas, está documentado, obligan a internar a una persona con infarto agudo de miocardio”, explica Gu Dongfeng, jefe del grupo de científicos que hizo la investigación.

Mentes nubladas. La polución también perjudica al cerebro de un modo indirecto. Una investigación realizada recientemente por investigadores de la Universidad de Toronto (Canadá) mostró que, de las 6,6 millones de personas que habitan en la provincia de Ontario, quienes viven en un radio de 50 metros alrededor de la avenida principal tienen un 12 por ciento más de riesgo de desarrollar demencia, que aquellos que están a más de 200 metros.

Los niveles de material particulado respirable en la ciudad de Buenos Aires, alcanzan normalmente el rango de “aceptable” y son medidos a través de la Red automática de monitoreo atmosférico, aunque aún falta mucho por hacer en ese aspecto. 

 

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Andrea Gentil

Andrea Gentil

Editora de Ciencia, Medicina y Tecnología. Coordinadora carrera de Comunicación Digital, UNaB.

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