En las calles de Mar del Plata la gente lo reconoce fácil, pero no se acuerda bien cómo es que se llama. A Mauricio Dayub (51) la fama parece importarle poquísimo. Sonríe a los que lo saludan sin animarse a pedir una foto. Este verano protagoniza “TOC TOC”, el éxito de la temporada, que ya había roto récords de venta en la cartelera porteña. Dayub es uno de los seis pacientes con trastorno obsesivo compulsivo que se encuentran en la sala de espera del consultorio de un excéntrico profesional, que promete curarlos en apenas una sesión. Lo acompañan con diversas patologías María Fiorentino, Melina Petriella, Eugenia Guerty, Diego Gentile y Daniel Casablanca, un histórico del grupo Los Macocos. El personaje de Dayub sufre el síndrome de Tourette, una enfermedad que lo lleva a insultar de manera incontrolable. Asegura que ese fue el mayor desafío.
Noticias: ¿Es cierto que la primera vez que leyó la obra no le gustó?
Mauricio Dayub: Sí. No pensé que pudiera llegar a ser este éxito. Para nada.
Noticias: ¿Tuvieron que convencerlo?
Dayub: Yo digo que Sebastián Blutrach (el productor) tiene una voz de domador de leones. Yo venía de más de 10 años sin ir a la calle Corrientes porque hacía mis propios espectáculos, pero de pronto estaba con ganas de salir de eso. La verdad es que me tiró más mi situación personal que el material. Me terminó de convencer la escena inicial. Me pareció que me iba a gustar hacerla, y estaba el desafío de putear bien.
Noticias: ¿Le costó?
Dayub: Muchísimo. Llegué al límite de complicar a la producción y a mis compañeros. Ya estábamos al final de los ensayos y, cuando me llegaba mi bocadillo, yo decía: acá putea el personaje. Y ellos me decían: “Puteá ahora”. Yo no podía. Necesitaba encontrarle una razón.
Noticias: ¿Tenía miedo de hacerlo “fácil”?
Dayub: No fácil sino burdo. Tenía miedo de burlarme de la enfermedad. Lo hablé con la directora y le dije: si no acertamos el camino, nos vamos a estar riendo de gente que tiene una dificultad. Me daba la sensación de que, como estaba escrita, podía hacerse muy chabacana. Pero estoy más que contento con el personaje.
Noticias: Muchos actores viven de hacer un humor basado en la puteada. ¿Le daba culpa?
Dayub: No era un prurito, pero el teatro me interesa por otras razones. Y no lograba decir las puteadas. Estando a quince días del estreno, llegué antes al teatro preocupado a ver si podía encontrarle solución. Ya complicaba a todos, porque no le daba el pie a mis compañeros. Iba bajando las escaleras y no me escucharon llegar la directora ni el asistente, un mexicano que justo le estaba preguntando por qué me habían convocado. La llamé a mi mujer desde la puerta y le dije: esto es más grave de lo que yo creía.
Noticias: ¿Cómo lo resolvió?
Dayub: Nos dieron unos días de vacaciones antes del estreno. Me fui solo a una casa que tenemos en la costa, con un video de la obra. Ensayé solo. Cuando volvimos y tiré la primera puteada, me gritaron: “¡Aleluya!”. Me ayudó agregarle cosas al personaje, detalles infantiles. Necesitaba que tuviera alguna ternura, para que el público me permitiera ese nivel de guarangada.
Noticias: ¿Usa insultos en la vida real?
Dayub: No. Ahora arriba del escenario lo disfruto enormemente. Le pongo una garra... Después de una de las puteadas, cuando el público no escucha, canto bajito la canción del programa de Olmedo.
Noticias: Está de moda autodiagnosticarse obsesiones varias. ¿Cuáles son las suyas?
Dayub: Yo no sabía, cuando leí el libro, que TOC quería decir Trastorno Obsesivo Compulsivo. Soy bastante poco psicoanalizado.
Noticias: ¿Poco o nada?
Dayub: Tuve una experiencia cada diez años, y durante un mes y medio o dos. Fueron dos veces en mi vida: una cuando me quería separar y la otra cuando quería emprender algo nuevo. Lo dejé porque siempre me pasa lo mismo: me da la sensación de que empezás a vivir en función de lo que vas a contar en terapia. Uno se vuelve muy conciente de lo que vive. Pero fue útil, me gustó que alguien me quiera escuchar tanto.
Noticias: ¿Cómo se asesoró para esta obra?
Dayub: Tuve que ponerme a buscar en internet: traté de ir a la enfermedad real, pero tenía una gran contra y es que la gente no sabe cómo es el síndrome de Tourette. ¿Cómo pueden saber si lo hacés bien o mal? Nunca me había pasado.
Noticias: ¿Cuál es la clave del éxito de “TOC TOC”?
Dayub: Las obras que son un éxito tienen algo que no se alcanza a ver, pero que el público siente. Yo hago “Por qué es un clásico” en Canal Encuentro, donde analizamos esos fenómenos. Cualquier respuesta que diera sería arriesgar, es imposible saberlo, pero creo que la clave acá es la risa. El público empieza a no poder creer que algo lo haga reír del principio al final. Así la recomiendan.
Noticias: Ustedes también se tientan en el escenario.
Dayub: Yo no. Mi personaje no puede, pero me ha costado mucho. La locura tiene eso. Al público lo ratonea ver a personajes que pueden desbordarse en cualquier momento.
Noticias: Llama la atención lo conmovidos que están todos en el saludo final.
Dayub: Hay días en los que nos emocionamos, a mí me pasa. El Neptuno es un teatro emblemático y son muy pocos los actores que pueden hacer temporada en una sala de 1.000 localidades. Si pensás que ahí estuvieron Olmedo y Gasalla, es una excepción estar en ese escenario protagonizando una obra que el público aplaude de pie.
Noticias: Usted es dueño de su propio teatro, el Chacarerean.
Dayub: ¡Ahí entran 180! Pero hacés un éxito igual. Es un éxito diferente.
Noticias: ¿Se siente “visitante” trabajando en otras salas?
Dayub: Disfruto mucho. Cuando voy llegando a mi teatro me preocupa desde que haya lugar para estacionar a que esté la luz prendida, la boletería abierta, que funcione el aire acondicionado, que estén atentos los camareros. De ahí, paso al escenario. Y después, a rogar que no pase nada hasta que el último del público se vaya. A veces pienso: ¿cómo se puede actuar con tanto peso?.
Noticias: ¿Y cómo puede?
Dayub: Porque soy un poco poli-rubro. En el Chacarerean estamos arrancando el décimo año. Reabrimos a fin de mes con un nuevo formato: se acaba el teatro bar, y vamos a tener butacas y más capacidad. Lo reciclamos completo.
Noticias: Abrieron en Palermo, pensando que era imposible resistir en esa zona, pero el barrio creció. ¿Cómo se lleva con la “cultura palermitana”?
Dayub: Bien, me gusta la mezcla entre lo que queda del barrio antiguo y esa relación entre los vecinos que nos conocemos y los que vienen…
Noticias: Con la rúcula a 60 pesos.
Dayub: Y, sí. Yo además vivo por ahí y a veces saco a pasear al perro y me preguntan desde un auto: “Perdón, ¿ésto es Palermo Hollywood?”. Es raro. Yo vivo en la misma casa hace doce años y antes estuve otros diez del otro lado de Palermo, cuando eran todos galpones y talleres mecánicos.
Noticias: ¿Cómo se convive con el éxito?
Dayub: Se disfruta. En general, el actor como yo que trabaja en salas más chicas está acostumbrado a llenar. Pero hoy el éxito está asociado a lo mediático. Yo creo que ese es el éxito que más fracasa. No quiero dar nombres, pero de pronto ves los programas de la tarde hablando de una obra a la que tal vez no va nadie. Tener éxito es hacer lo que a uno le gusta. Yo estoy donde estuve siempre. Nadie me dijo: “Ensayá quince días de taquito para una comedia en Mar del Plata”. Yo me rompí el alma por este rol.
Noticias: ¿Cuánto incide el factor económico? En el Chacarerean llenar no debe ser un gusto sino una necesidad.
Dayub: Por eso tuvimos que cambiar el formato, para no quedar esclavizados y que la elección del espectáculo la haga la boletería. En los últimos años ya no podía elegir sin pensar en vender entradas y dejó de ser el lugar que habíamos querido generar. Ahora vamos a reducir costos y tener lo que nos gusta. Pero la verdad es que nunca estuve reñido con la venta de entradas, ése es un prejuicio de los actores. No pasa en otros rubros: un pintor pinta en su taller con toda la bohemia, vende la obra en 30 mil dólares en Nueva York y nadie le dice que es un mercantilista. Entre los actores, en cuanto uno gana un dinero diferente, están viendo si vendió el alma al diablo.
Noticias: ¿Muchos actores se “blanquean” haciendo obras sesudas?
Dayub: Creen que el prestigio se contagia. Y sienten que mientras más escalones bajan para ir a una sala en un sótano, con mayor prestigio van a salir. Como actores, hay que aceptar que a veces uno hace cosas buenas y otras no tanto.
Noticias: ¿Por qué estudió Economía antes de ser actor?
Dayub: Yo nací en Paraná, a los 13 años quise anotarme en una escuela de música y arte escénico, pero no me dejaron por la edad. Insistí tanto, que me aceptaron de oyente. Después elegí Economía como una excusa para mudarme a Santa Fe, donde había un poco más de teatro. Una noche fui a ver una obra de Ionesco, “La cantante calva”. Al día siguiente iba en el bondi a la facultad y vi pasar a uno de los actores. Fue increíble, me tiré del colectivo y lo paré. Él iba a un ensayo y me dijo: “Estamos armando un elenco para hacer una obra de Moliere. Si querés, venite”. Yo tenía la carpeta de la facultad y me dije: chau, no voy más.
Noticias: Su mujer, Paula Siero, es directora de cine.
Dayub: Hizo una película, “El agua del fin del mundo”. Fue así: un año la empecé a ver menos, porque estaba arriba encerrada escribiendo. Después empezó el derrotero de poder hacerla y ganó una mención en Cuba. Estamos juntos hace diez años.
Noticias: ¿Cómo se lleva con los artistas militantes?
Dayub: Yo no soy militante. Me gusta estar de acuerdo en lo que creo que está bueno y poder marcar diferencias. Me parece que cuando está todo bien es porque en realidad está todo mal. Convengamos que desde 1983 hasta acá era muy difícil, al menos para mí, identificarse con algún gobierno. Hoy considero que estamos en un buen momento, pero nada que tenga que ver con fanatizarse me resulta cómodo y es más, a veces creo que tiene riesgos que no quiero correr.
Noticias: Algunos dicen que cierra puertas...
Dayub: Esa es una apreciación personal más pequeña de lo que digo. Yo hablo de otros riesgos, porque el fanatismo lleva al odio, el odio a la violencia y la violencia, a la catástrofe.
por Marina Abiuso
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