★★★1/2 Hugh Jackman tiene el récord de ser quien más veces interpretó al mismo superhéroe en el cine (con ésta, ya fue seis veces Wolverine y el año que viene tendrá otra más). Y, más allá de lo buenas o malas que puedan ser las películas con el personaje, es la personalidad del actor la que le da cierto atractivo al asunto. Aquí el hombre que se cura solo y tiene cuchillas en los nudillos pierde sus poderes, tiene un romance y se ve enfrentado a un ejército yakuza en Japón, bajo las órdenes del desparejo realizador James Mangold. Hay momentos en los que faltan tanto la fantasía como el corazón; en otros, alguno de los dos elementos sobra. Pero en algunas secuencias de acción sentimos una notable empatía por el personaje: realmente creemos que goza, sufre y pega trompadas. Su dureza y tristeza, quizás, sean lo más atractivo, incluso si se trata de un film vertebrado por los lugares comunes.
por Leonardo D’Espósito
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