A los 14 años, sus padres lo mandaron a terapia y a entrenar boxeo. Era un pibe bravo.
Se peleaba casi todos los santos días en los recreos del Colegio Sarmiento, donde estudiaba con bastantes buenas notas y poquísimas pulgas.
Los viejos, en consulta con los docentes, se propusieron que hallara sosiego anímico en el diván mientras descargaba fuerza muscular y furia en el ring.
Su relación con el psicoanálisis fue intermitente.
Recién al cumplir los 45 logró entregársele con regularidad. Siguió tirando guantes hasta fines del 2010, cuando los colgó.
Ahora, desde hace un año, Gerardo Daniel Hadad se entregó al yoga y a la meditación.
Sí, escucharon bien.
Los practica según las indicaciones del sistema "ashtanga viyasa", más conocido como "power yoga".
Se propuso ser consciente de cada instante.
Volverse más contemplativo.
Y pelear de todas las maneras posibles, adicto al trabajo al fin, contra el síndrome de abstinencia que le provoca "haber vivido tanto tiempo a 200 kilómetros por hora y hoy ir a 60 mirando por la ventanilla".
-No es fácil ordenar la mente -se le escuchó decir esta semana en el bar Flo, de La Barra, en Punta del Este.
Hasta hace un año y medio, cuando completó el traspaso de todos sus medios audiovisuales al empresario K Cristóbal López, había llegado a mantener 25 reuniones por día y a responder 250 mails en el mismo lapso.
¡Para seguir leyendo la nota adquirí aquí la versión completa, o encontrala en los principales quioscos del país!
por usuario
Comentarios