Friday 22 de November, 2024

OPINIóN | 15-08-2017 14:02

Matar a Branca: La insólita acusación kirchnerista al periodista

Diego Brancatelli es desconocido por la militancia cristinista. Las acusaciones de "impostor". La incoherencia de sacarse de encima al único que preguntó.

"La responsabilidad de si no somos Gobierno hoy no la busquen en mí, sino en todos los errores que se cometieron antes. Yo no soy funcionario, soy un humilde periodista". Así se descargo el periodista deportivo y panelista Diego Brancatelli tras ser apuntado como supuesto responsable del resultado electoral del último domingo. Primer dato insólito: si están seguros de que ganaron ¿de qué sería culpable?

La supuesta responsabilidad se le atribuyó desde las redes sociales, donde Brancatelli siempre oficia de blanco preferido de los opositores al kirchnerismo por sus comentarios como panelista del ciclo Intratables que se emite por América.

Sin embargo, a "Branca" comenzaron a pegarle los propios.La punta de lanza de la política de comunicación en redes del kirchnerismo, Anita Montanaro, quien dijo "Brancatelli es ellos, déjense de joder".

No fue el primer ni único caso. Una de las cuentas más activas en el universo kirchnerista publicó un video del filósofoDarío Sztajnszrajber en el que se puede ver una exposición sobre cómo se contribuye al poderoso desde una oposición poco inteligente.

La idea es pintar a Brancatelli como una suerte de Herminio Iglesias del siglo XXI. De hecho, se ha usado abundantemente esa comparación según la cual es lo mismo un panelista entrevistando que un dirigente y candidato de un partido prendiendo fuego un ataúd con el logo de la competencia.

Y así se van extendiendo las puteadas contra Brancatelli (pueden chusmearlas en el buscador de la red social) a quien, de pronto, señalan como un agente infiltrado en las filas del kirchnerismo, un ser funcional a la derecha, un empleado macrista al que le pagan por hacer de kirchnerista en un show con el objeto de caricaturizar al kirchnerista promedio. De ser así, el papel le sale muy bien.

Lo insólito es que, si uno repasa los hechos, lo único que hizo Brancatelli fue preguntarle, cara a cara, a María Eugenia Vidal por todos los argumentos que el kirchnerismo utiliza para pegarle al macrismo. En ese marco, el desapego hacia Brancatelli sólo se explica si el plan de acción era mentir sin dar derecho a réplica. Si tan seguro está el antimacrismo de las críticas que sostienen, ¿cuál sería el problema de preguntárselo cara a cara a una de sus mayores figuras? ¿O acaso Brancatelli no le enrostró a Vidal todos y cada uno de los puntos por los que cuestionan al oficialismo? Todo pareciera tener una respuesta: es preferible repetirlo en Twitter y Facebook que preguntarlo de frente. Porque en la cara no vale. Mirá si responden, todavía...

Comparar a Brancatelli con Herminio es un chiste, y lo sabemos todos. No era candidato a nada y no realizó ninguna incitación a la violencia en un contexto de odio. Sólo preguntó lo que para algunos son mentiras, pero otros presentan como verdades absolutas. De pronto, pareciera que no eran ni tan absolutas ni tan verdades. De pronto, pareciera que eran conscientes de que no eran ni tan absolutas ni tan verdades. De allí la bronca a Brancatelli de parte de los kirchneristas: los puso en evidencia.

Culparlo por un resultado marca dos problemas. El primero ya fue detallado: de qué sería culpable si dicen que ganaron. El segundo presupone que un votante de Cristina no tiene idea de quién es esa mujer, ni de qué hizo durante ocho años de gobierno, y que por una pregunta se horrorizó y decidió votar a la contra. No hay forma de que eso suceda ni remotamente, ya que es el principal problema que tuvo Cristina para sumar votos: la conocen demasiado.

En todo caso, deberían felicitarle a Brancatelli el coraje de preguntar cuando tuvo la oportunidad de hacerlo. Pero en tiempos de relatos, una verdad no puede manchar una buena historia. Los que facilitan la mancha, son traidores por acción u omisión. No se bancaron la respuesta y la culpa no es del que respondió sino de quien le dio el pie para que lo hiciera.

Siempre resultó más fácil matar al mensajero.

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