En julio de 2010, los nombres Alberto Nisman y Claudio Bonadío también formaron parte de una misma carátula judicial, pero en un orden un tanto distinto y por otras razones: el querellante era Nisman y el imputado, el propio juez.
En la denuncia, Nisman plantea que recibió un mensaje en su casilla de correo electrónico en el cual le alertaban de un plan para desplazarlo de la investigación de la causa AMIA.
Bonadio no estaba solo en la imputación y era acompañado por Carlos Corach, su hijo Maximiliano y Jorge "el Fino" Palacios, el ex policía federal tristemente célebre por su participación en la frustrada investigación de la causa AMIA en la década del ´90 y por su escandaloso fugaz paso por el gobierno de la Ciudad en los primeros años de Mauricio Macri como jefe de Gobierno.
"Se resalta la particular inquina de los dos primeros (Palacios y Bonadio) tendrían para con mi accionar como Fiscal en la investigación contra el atentado a la sede de la AMIA". El fiscal también denunció que tenía los teléfonos pinchados y que había gente que planeaba realizar actos violentos contra sus hijas.
Comentarios