No todo el mundo desarrollado mira a la Argentina con los mismos ojos. Y eso quedó plasmado este 25 de octubre cuando se discutió en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), club de países ricos que también incluye a Chile, México, Turquía, Grecia y naciones de Europa del Este. El comité de calificación de riesgo de los créditos a la exportación que subsidian los estados debía decidir si mantenía a la Argentina con la nota 6, penúltimo escalón, si la subía al 5 o la bajaba al 7, el peor nivel, que el país tuvo entre 2002 y 2016 y que en la actualidad ostentan Afganistán, Burkina Faso, Corea del Norte o Venezuela.
Los EE.UU de Donald Trump y Japón promovían que se mejore la calificación de la Argentina, de modo tal que aumentase el financiamiento de inversiones. Pero países europeos se mostraron tan reticentes que incluso promovieron rebajar la nota argentina al 7, dado el riesgo creciente después de la devaluación del peso.
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EE UU y Japón, primera y tercera economías del mundo, quieren respaldar a Mauricio Macri para que triunfe en las elecciones presidenciales de 2019. Lo ven como líder de las reformas económicas de Latinoamérica tras una hegemonía de izquierda que estrechó vínculos económicos y hasta militares con China. Aceptarían también una eventual candidatura de María Eugenia Vidal, pero anhelan evitar un regreso de Cristina Fernández de Kirchner y desconfían de un Sergio Massa que en su reciente viaje a Washington prometió que revisaría el nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) si llegase al poder. Saben que hasta los comicios del año próximo no llegarán inversiones privadas a la Argentina y por eso pretenden respaldarla con el megapréstamo del FMI y los eventuales créditos oficiales a la exportación de compañías de su origen.
Finalmente la Argentina mantuvo la categoría 6, como Angola, Ecuador, Irán y Nicaragua. Los europeos no sólo querían rebajarla. También manifestaron reparos en el FMI, cuyo directorio iba a aprobar este 26 de octubre el segundo acuerdo con la Argentina en cuatro meses. Países como Alemania apoyan, pero sostienen que nunca antes el Fondo prestó tanto (57.000 millones de dólares) y por tanto debe garantizar el repago. Alegan que no pueden exigir menos esfuerzo que a socios de la Unión Europea como Grecia. Mientras, discuten sin rumbo un tratado de libre comercio (TLC) con el Mercosur. Japón también anhela uno similar.
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EE.UU desearía un TLC pero con la Argentina, no con el Mercosur, pues Brasil supondría una amenaza para su producción. Pero China, segunda economía mundial que también apoya a la Argentina en el FMI, considera que Trump podría hacer más por el país, como derribar barreras a la carne y el biodiesel. Beijing saca pecho porque abrió este año a la Argentina su mercado de cortes vacunos y planea hacer lo propio con cerezas y miel, mientras sus empresas siguen haciendo negocios en infraestructura.
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